Asistimos angustiados a las noticias de los incendios que asolan nuestro país. Al mayor incendio forestal acaecido en España en décadas, que afectó a la sierra de la Culebra, en Zamora, con más de 30.000 has. quemadas, cuyas consecuencias aún se están sufriendo, y que ha provocado la creación de la asociación 'La Culebra no se calla', que reivindica la asunción de responsabilidades políticas al mayor desastre ambiental de la zona, se suceden incendios en media España. Solo en nuestro país se han detectado ya más de una cuarentena de fuegos en las últimas 24 horas, que afectan a varias Comunidades Autónomas, siendo los que afectan a Las Hurdes y Málaga los más preocupantes, con el Parque Nacional de Monfragüe en peligro.
Según los satélites del Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea 'Copernicus', los incendios forestales en España ya han arrasado cuatro veces más de la superficie media que se había quemado a comienzos de julio entre 2006 y 2021. Pero los medios de comunicación españoles solo se centran en lo que ocurre en nuestro país. En el resto de Europa la situación no es mejor. Se estima que la superficie quemada este verano en el continente se multiplica por tres respecto a la media de los últimos 15 años. Desde Portugal hasta Turquía, miles de incendios están convirtiendo las masas forestales europeas en cenizas. Hasta el 2 de julio de este año, se habían quemado 250.000 has. en Europa, cuando la media de superficie quemada en el continente en el periodo 2006-2021 es de 350.000, infiriendo a partir de esos datos que se superará con creces esa cifra al final de año. Los datos nos dicen también que la media de incendios anuales en Europa es de unos 1.000, pero solo hasta julio ya se habían superado los 1.500 incendios.
Todos los medios de comunicación hablan de la ola de calor como la causa de estos incendios, pero pocos citan, o lo hacen de pasada, al cambio climático como causante último de esta ola de incendios. Un estudio internacional publicado en 'Scientific Reports' y liderado por el profesor Jofre Carnicer, de la Universidad de Barcelona, revela “un cambio histórico sin precedentes” en el régimen de incendios del continente europeo. En este estudio se especifica que el cambio más intenso se produce en el área del Mediterráneo, una zona se calienta un 20% más rápido que la media mundial, aunque otras zonas de Europa son sensibles al aumento de la frecuencia y virulencia de los incendios. Según las proyecciones de este estudio, si la temperatura sube 2 ºC, habría 20 días más de riesgo de incendio extremo para 2100. En cambio, con un calentamiento de 4 ºC serían 40 días de riesgo por incendios forestales extremos.
Pero este investigador nos da las pistas para evitar el aumento de la intensidad y frecuencia de los incendios. Por un lado y, tal y como repite hasta la saciedad la comunidad científica, reducir las emisiones de CO2 de manera drástica y transformativa en las próximas dos décadas (2030-2040) para conseguir un menor riesgo de incendios en el futuro en Europa. Por otro lado, se trata de implementar mecanismos para soportar y amoldarse a cambios ya irreversibles producidos por el cambio climático, que pasan por aplicar “estrategias adaptadas localmente de gestión forestal y de conservación de los mosaicos agroforestales, relacionadas con usos sostenibles de la madera y nuevas cadenas de valor (materiales de construcción ecológicos), promoción de ganadería extensiva, y promoción de iniciativas en este tipo de actividades multiagente a nivel local y regional”.
Una vez más, tenemos dos caminos a elegir. El primero, y más destructivo, es no hacer nada, continuar con nuestro modelo productivo y estilo de vida, y lamentarnos año tras año por las pérdidas económicas debidas a los incendios. El segundo camino implica la transformación de la economía hacia un modelo sostenible, es decir, que tenga en cuenta los límites biofísicos del planeta, un modelo resiliente, que sea capaz de sobreponerse sin muchas dificultades a las alteraciones, y un modelo justo, que no cargue sobre los hombros del sector de la sociedad más vulnerable los errores del sistema. ¿Cuál elegiremos? Se admiten apuestas.
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