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El Gobierno murciano sigue maltratando a sus docentes interinos

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La consejería de Educación de la Región de Murcia sigue maltratando al profesorado interino, que tanto ha luchado por la educación pública en favor de sus alumnos y alumnas y en defensa de unas condiciones de trabajo dignas.

Cuando alguien te acompaña y sufre a tu lado, con la mejor de sus voluntades y de sus sonrisas, pese a las calamidades e impedimentos; cuando está ahí en los momentos más complicados e inciertos, apoyando, trabajando y remando para que te mantengas a flote, se convierte en un referente, en una figura al menos respetada, alguien a quien consideras y con quien te sientes en deuda. Eso es lo normal entre quienes entendemos la convivencia como un ejercicio empático, de colaboración y ayuda mutua. Pero este principio -básico- de convivencia, de tolerancia y respeto, no parece darse entre la administración regional y el profesorado interino, cuando han sido estos quienes, durante los años más duros de la crisis, no solo económica, sino también sanitaria, han sustentado los cimientos de nuestra deteriorada, por las embestidas constantes, educación pública regional. Y esa es una realidad, la de una pésima gestión, que es atestiguada por todos los indicadores socioeducativos.

En situaciones, no sólo de precariedad, sino también de ilegalidad, el profesorado interino lleva años siendo el sostén de una educación pública abandonada y golpeada por el Gobierno de la Región de Murcia, que solo se preocupa de mimar , con ríos de dinero público, a los centros privados concertados, aquellos a los que considera de su cuerda ideológica (eso sí que es adoctrinamiento), mientras la educación pública ve cómo las cotas de interinidad superan el 20%, aún sin recuperar los 3.300 compañeros y compañeras que se perdieron en la época de los recortes, allá por 2012. Hace ya tiempo, pero no lo hemos olvidado ni lo haremos nunca.

Interinas e interinos que sufren precariedad, ilegalidad, abuso, fraude…lo dicen hasta los tribunales europeos y hasta los de la mismísima Región… que van de un centro a otro, con la incertidumbre como horizonte, con oposiciones aprobadas afrontando procesos selectivos trucados de antemano, en los que nunca se convocaban las plazas existentes, lo que seguía alimentando una tasa de sustitución inmensa, que se veían atrapados en un círculo vicioso, interminable, ante la determinación de una administración que se ha comportado vilmente y con ruindad, que hasta se niega a sentarse a hablar con ellos, que los ha despreciado y que se ha comportado como el peor de los patronos, el explotador autoritario, vulgar en las formas y sin más capacitación que su látigo, el que se niega a cumplir la ley y desprecia toda muestra de humanidad y decencia por considerarla inútil a sus propios intereses.

Pero claro, tampoco nos íbamos a quedar de brazos cruzados. Llega un momento en el que dices basta y luchas con tus armas, con toda la determinación, dignidad y decencia del mundo, con las herramientas democráticas a tu alcance; aunque eso le moleste al señorito. Y vaya que le molesta. De hecho, nos aborrecen porque nunca han alcanzado a comprender tanta dignidad.

En los últimos días conocíamos cómo cuatro trabajadoras de la educación pública murciana han sido declaradas fijas, al apreciar el juez un “escandaloso fraude de ley” por estar trabajando en régimen de temporalidad desde hace 15 años, no teniendo la oportunidad de obtener plaza porque la comunidad no ha querido convocar todas las plazas y ha preferido seguir abusando de la interinidad.

Ha sido un logro pionero, pero también una bofetada a una administración prepotente, cicatera y mediocre que, una vez y otra, tiene que ver cómo le ponen la cara colorada desde instancias judiciales. Se ha tratado, por tanto, de una nueva victoria para los derechos de los trabajadores y trabajadoras de la Educación Pública. Otra más de la mano de una asociación de interinos e interinas (AIDMUR) que parece no desfallecer nunca. Pero, ¿por qué?, ¿por qué la Región de Murcia se empeña en maltratar al profesorado interino?

No se sabe si es que los sucesivos consejeros y consejeras de Educación, desde hace años, tienen algún complejo de inferioridad, algún trauma o sencillamente es porque aborrecen a los docentes de la pública. Muchos nos diréis que podemos ser exagerados, que la situación con el profesorado interino es análoga en casi todas las regiones de España, pero es que lo de la Región de Murcia es de juzgado de guardia o de psiquiatra, porque no solo se produce el abuso de la temporalidad y se cercenan constantemente los derechos del profesorado interino, sino que aquí, en nuestra tierra, esa inquina enfermiza, déspota y arbitraria, a veces hasta pueril, llena de rencor y bilis, hacia el colectivo docente interino va más allá. Son capaces de saltarse las leyes para convocar un concurso de méritos raquítico, solo para no consolidar a quien lo merece. Son capaces de judicializar todos los procesos de oposición, solo para seguir perjudicando al profesorado interino, sin importarles el dinero público gastado en procesos judiciales. Y lo hacen solo por hacer daño, como si disfrutasen de ello con continuos alardes de autoritarismo que les retratan de manera muy poco agraciada.

Una vez más el Gobierno de la Región de Murcia, obcecado en su odio al colectivo docente interino, ha dejado pasar una oportunidad de devolver al colectivo docente interino lo que en derecho le corresponde y que durante tantos años se les ha negado. Y una vez más, en una aplicación torticera de la ley para la reducción de la temporalidad, convoca un número irrisorio de plazas por concurso de méritos, y vuelve a retorcer la ley para que los procesos de consolidación sean lo más desfavorables posible para quienes más tiempo llevan trabajando en las aulas de la Región. Hecho que les va a llevar a nuevos procesos judiciales, en una espiral irracional, y obviamente con cargo a los fondos públicos de nuevo porque su cerrilismo lo pagamos los demás.

Esa es la cara oscura, triste y ramplona de la educación murciana, y no en vano han puesto a dirigirla a alguien de la extrema derecha que responde perfecta e idealmente a ese retrato, rancio, que hemos delimitado en los anteriores párrafos.

Pero, por fortuna para esta tierra, también hay luz y personas brillantes, con ideas, vitalidad y un corazón tan grande que desafía y desvanece todo lo negativo que nos han traído quienes solo son nefastos porque no pueden ser otra cosa. Un ejemplo de ellos es nuestra compañera y eterna amiga, Sara Henarejos, una de las personas que más ha luchado por el colectivo docente interino, no solo en Murcia sino en toda España y que ha sido una de las cuatro personas que han ganado la batalla judicial a la que nos referíamos. Esta sentencia por la que le reconocen el abuso de temporalidad por parte de la administración, le devuelve un poco de la deuda que todos tenemos con ella, pero sobre todo la de la administración, después de 15 años partiéndose la cara por la educación pública y trabajando por sus alumnos en las situaciones más adversas y con aquellos que más sufren por encontrarse en entornos nada favorecedores. Pero allí ha estado ella, siempre al pie del cañón, siempre con una sonrisa, una profesionalidad, una dignidad y una determinación inquebrantables.

Pero conociendo a Sara como la conocemos, sabemos que no se va a conformar con este fallo parcial y recurrirá hasta que se haga justicia, con mayúsculas y de manera completa y rotunda, como su arrojo. Y que nos tendrá a nosotros de su lado, y a Encarni, a Fran, a Bárbara y tantos otros y otras…, y por supuesto a nuestro abogado José Mateos, y a todos aquellos que luchamos, día a día, para que, de una vez, tanta tiniebla se desvanezca.

La consejería de Educación de la Región de Murcia sigue maltratando al profesorado interino, que tanto ha luchado por la educación pública en favor de sus alumnos y alumnas y en defensa de unas condiciones de trabajo dignas.

Cuando alguien te acompaña y sufre a tu lado, con la mejor de sus voluntades y de sus sonrisas, pese a las calamidades e impedimentos; cuando está ahí en los momentos más complicados e inciertos, apoyando, trabajando y remando para que te mantengas a flote, se convierte en un referente, en una figura al menos respetada, alguien a quien consideras y con quien te sientes en deuda. Eso es lo normal entre quienes entendemos la convivencia como un ejercicio empático, de colaboración y ayuda mutua. Pero este principio -básico- de convivencia, de tolerancia y respeto, no parece darse entre la administración regional y el profesorado interino, cuando han sido estos quienes, durante los años más duros de la crisis, no solo económica, sino también sanitaria, han sustentado los cimientos de nuestra deteriorada, por las embestidas constantes, educación pública regional. Y esa es una realidad, la de una pésima gestión, que es atestiguada por todos los indicadores socioeducativos.