El Partido Popular de la Región de Murcia tiene dos problemas: les gustan las cosas elefantiásicas y las quieren aquí y ahora. ¿Qué se pide aquí, tequila? Pues tráigame una jarra. Esta actitud es muy curiosa porque si la cosa sale bien somos muy grandes con una resaca de deudas descomunales, y si no sale bien tenemos igual resaca, las mismas deudas o encontramos excusas variadas y de mal pagador, que pasan por echar la culpa a aquel, al otro y al de la moto, pero no por hacer una reflexión que nos permita afrontar la realidad.
La muestra al final de nuestra ruina reside en, por un lado, los edificios abandonados, como el caso del Museo Paleontológico y el solar de la guardería de la paz; y por otro lado, aquellos que están infrautilizados para lo que se desea, como el aeropuerto cuyo aval nos costó millones, y demos gracias que lo asumió AENA como subalterno de Alicante; el AVE que va de Alicante a Madrid y no trae los millones de viajeros prometidos; y aquellos proyectos que nos han costado tanto que su amortización resulta difícil: la conexión de la autovía del noroeste, que pasará de costar 90 a 390; la autovía del Bancal; el contrato de la desaladora, por el cual hemos perdido millones de euros y mucho más.
Todos estos proyectos nos muestran una forma de gobernar que tiene tomada la medida de los habitantes de esta Región. El primer paso es presentar un proyecto, cuanto más grande mejor, no hace falta tenerlo estudiado, ni que resista cualquier visión imparcial, solo basta con el anuncio. Los que se opongan serán aquellos que están en contra del futuro. Una vez hecho, la bola se mueve sola hasta que se hunde y entonces, el problema es que no nos quieren, que hay una mano negra o que nos falta peso en Madrid, y no tanto que aquellos que han llegado a Madrid lo han hecho por jugar sobre seguro y saber de qué va la película y reírse entre dientes, de aquel que pide aquí, tequila. Pues, póngame una jarra o dos.
El caso del Gorguel es paradigmático. El planteamiento del puerto era una barbaridad, los estudios técnicos dejaban que desear, faltaba la previsión de las conexiones tanto por ferrocarril como por carretera, para las cuales no se había previsto nada más que quimeras de negociaciones con Euroa y no dineros de los PGE, mientras se planteaban dos ZAL (Zona de Actividades Logísticas y Empresariales) siendo la de Murcia la que se llevaba la financiación europea al agua, si hemos de seguir la documentación del Consejo de Gobierno del 29 de diciembre de 2015, que entre retórica variada, cerraba la inversión de la ZAL en Murcia mientras preparaba otra en el Gorguel... no se lo pierdan… Leer cosas de Ballesta y Bernabé al alimón es siempre ilustrativo.
Las previsiones económicas eran un castillo de naipes, ya que siempre hablaban de demanda inducida y no de la realidad de un tráfico circulante en TEUS (Twenty-foot Equivalent Units), sin plantear la relación con otros puertos, su encaje con la realidad y transformando los datos en quimeras. Las cuestiones medioambientales eran peccata minuta, en una sinécdoque, el problema no era el todo sino un pajarillo, el gorrión camachuelo trompetero. Una vergüenza, pero oye, que el Mar Menor son las nacras y si estas viven, todo genial.
La situación era tan loca que en el cálculo de posibilidades que sustentaba la ZAL de Murcia ni siquiera figuraba Cartagena, pero es que tampoco aparecía reflejado que iban a tener otra ZAL en el Gorguel. ¿Que se pide aquí, Zales? Pues póngame dos, que somos una región uniprovincial.
Lo mejor es lo de las portadas, el consejero de Fomento de Vox diciéndole al PP que eran ellos los que no querían, cuando ninguno de los dos tiene ni idea, pero oye, estamos en elecciones y el periódico tiene que tirar de portada. Lo peor es que esto viene a ocultar la realidad, no tienen un proyecto para Cartagena y tampoco lo tienen para esta Región, y por eso vivimos en una perenne fiesta continua de anuncios y entre tanto todos sabemos que hasta que no esté en marcha la ZAL de Murcia, el tren no va a llegar a Cartagena y espero equivocarme, pero mucho me temo que no me voy a equivocar. Así que esta va a ser la última vez que escriba sobre estas cuestiones artificiales para distraer la atención de lo verdaderamente importante. Hay que dejar de hablar de sus tonterías y hablar de lo serio. El futuro de esta región.
El Partido Popular de la Región de Murcia tiene dos problemas: les gustan las cosas elefantiásicas y las quieren aquí y ahora. ¿Qué se pide aquí, tequila? Pues tráigame una jarra. Esta actitud es muy curiosa porque si la cosa sale bien somos muy grandes con una resaca de deudas descomunales, y si no sale bien tenemos igual resaca, las mismas deudas o encontramos excusas variadas y de mal pagador, que pasan por echar la culpa a aquel, al otro y al de la moto, pero no por hacer una reflexión que nos permita afrontar la realidad.
La muestra al final de nuestra ruina reside en, por un lado, los edificios abandonados, como el caso del Museo Paleontológico y el solar de la guardería de la paz; y por otro lado, aquellos que están infrautilizados para lo que se desea, como el aeropuerto cuyo aval nos costó millones, y demos gracias que lo asumió AENA como subalterno de Alicante; el AVE que va de Alicante a Madrid y no trae los millones de viajeros prometidos; y aquellos proyectos que nos han costado tanto que su amortización resulta difícil: la conexión de la autovía del noroeste, que pasará de costar 90 a 390; la autovía del Bancal; el contrato de la desaladora, por el cual hemos perdido millones de euros y mucho más.