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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

El gran lastre del turismo regional

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Hace más de una década -en otra vida ya muy lejana-, cuando desempeñaba el cargo de consejero de Turismo de la Región de Murcia, tuve una reunión con el director general de Tui en Palma de Mallorca. Como es sabido, Tui es uno de los touroperadores más importantes a nivel mundial. La razón de aquella visita era solicitar a Tui que volviera a operar en La Manga del Mar Menor, después de que lo hubiera hecho en la década de 1980 y parte de la de 1990. La posición del directivo de Tui fue muy explícita y desalentadora para nuestros intereses: las plazas hoteleras, en La Manga, no alcanzaban las 5000, y para que a una empresa como Tui le fuera rentable incorporar un nuevo destino necesitaba un mínimo de 25.000-30.000 plazas. Es más -me explicaban desde Tui-, el total de plazas hoteleras del conjunto de la Región de Murcia apenas superaba las 20.000, por lo que ni siquiera en el hipotético caso de la que la comunidad autónoma se hubiera ofrecido como un único destino, esta habría alcanzado el mínimo de camas requerido.

Solo Benidorm posee, en su término municipal, casi el doble de plazas que toda la Región de Murcia. El panorama es desolador. La cuestión es que cuando, en aquella época, un servidor argumentaba que para que el turismo regional despegara era prioritario un notable incremento de las habitaciones hoteleras, los agentes del sector se me tiraban al cuello aduciendo: “¿Pero cómo te atreves a reclamar la construcción de más hoteles cuando los que ya existen no somos capaces de llenarlos?” . Por más pedagogía que intentase aplicar, y hacerles ver que las insuficientes ocupaciones venían causadas por un parque hotelero insuficiente como para captar a los grandes touroperadores, mis esfuerzos siempre se revelaban baldíos. Y lo que es curioso es que algunos de los que entonces me afeaban aquella forma de pensar, en la actualidad desempeñan cargos políticos y están completamente alineados con esa línea de reivindicación. Cosas de la vida.

La rememoración de aquellos hechos sirve para ilustrar los datos que se han conocido hace unos días, y que informan del estancamiento alarmante de la planta hotelera de la Región de Murcia. De hecho, durante los diez últimos años, la Costa Cálida han aumentado en 47 las plazas disponibles, lo cual sitúa el total en 12.036. Para tener un elemento de comparación, baste decir que, durante este mismo periodo, una costa como la almeriense ha aumentado su equipamiento hotelero en un 11 % hasta alcanzar un total de 41.624 plazas. Es evidente que el turismo regional tiene un lastre gravísimo que impide su definitivo despegue. Y este lastre ya es difícilmente subsanable. Las políticas turísticas de comunicación -por buenas que sean- no van a poder remediar una planificación histórica tan desastrosa como la de La Manga, en la que las segundas residencias se convirtieron en el modelo de construcción, y en el que los hoteles se convirtieron en elementos residuales. Es de resaltar que los mismos empresarios que, desde hace décadas, reclaman políticas efectivas para La Manga son los mismos que, en su momento, contribuyeron al desarrollo salvaje de urbanizaciones con tal de conseguir dinero fácil y rápido.

Por más que nos duela, la Región de Murcia tendría que hacer un viaje en el tiempo de cinco décadas y partir de cero en la planificación de su línea de costa. Cuando el problema que arrastra el turismo regional abarca un periodo de medio siglo quiere decir que la culpable de nuestro presente es la entera sociedad murciana, que, durante décadas, ha permitido todo tipo de desmanes y no ha exigido planificación alguna. Turísticamente somos una región fallida. Aceptémoslo y dejemos de alimentar una soberbia que nos mata.   

Hace más de una década -en otra vida ya muy lejana-, cuando desempeñaba el cargo de consejero de Turismo de la Región de Murcia, tuve una reunión con el director general de Tui en Palma de Mallorca. Como es sabido, Tui es uno de los touroperadores más importantes a nivel mundial. La razón de aquella visita era solicitar a Tui que volviera a operar en La Manga del Mar Menor, después de que lo hubiera hecho en la década de 1980 y parte de la de 1990. La posición del directivo de Tui fue muy explícita y desalentadora para nuestros intereses: las plazas hoteleras, en La Manga, no alcanzaban las 5000, y para que a una empresa como Tui le fuera rentable incorporar un nuevo destino necesitaba un mínimo de 25.000-30.000 plazas. Es más -me explicaban desde Tui-, el total de plazas hoteleras del conjunto de la Región de Murcia apenas superaba las 20.000, por lo que ni siquiera en el hipotético caso de la que la comunidad autónoma se hubiera ofrecido como un único destino, esta habría alcanzado el mínimo de camas requerido.

Solo Benidorm posee, en su término municipal, casi el doble de plazas que toda la Región de Murcia. El panorama es desolador. La cuestión es que cuando, en aquella época, un servidor argumentaba que para que el turismo regional despegara era prioritario un notable incremento de las habitaciones hoteleras, los agentes del sector se me tiraban al cuello aduciendo: “¿Pero cómo te atreves a reclamar la construcción de más hoteles cuando los que ya existen no somos capaces de llenarlos?” . Por más pedagogía que intentase aplicar, y hacerles ver que las insuficientes ocupaciones venían causadas por un parque hotelero insuficiente como para captar a los grandes touroperadores, mis esfuerzos siempre se revelaban baldíos. Y lo que es curioso es que algunos de los que entonces me afeaban aquella forma de pensar, en la actualidad desempeñan cargos políticos y están completamente alineados con esa línea de reivindicación. Cosas de la vida.