La instalación de líneas de alta tensión (LAT) de transporte y distribución eléctrica ha supuesto muchos impactos ambientales y sociales. Dos ejemplos recientes los tenemos en las movilizaciones de los vecinos de Lorca y Totana. Los vecinos de Lorca presentaron 3.700 alegaciones en contra del trazado de la línea de alta tensión de 33 kms y 132 kilovatios, Hinojar-Águilas, proyectada por Iberdrola. También se han recogido 31.673 apoyos recibidos en el trascurso de la campaña desarrollada a través de la plataforma change.org. En Totana, la plataforma vecinal se ha movilizado, con encierro en el ayuntamiento incluido, contra el proyecto de ADIF (encargada del AVE) de un trazado de trece kilómetros para la Línea de Alta Tensión que alimenta la catenaria del AVE a su paso por Totana. Este trazado discurre por una zona llena de viviendas, densamente electrificada con tres LAT en funcionamiento y dos en proyecto. Los vecinos plantean otra alternativa de tres kilómetros, con una afección mucho menor a viviendas y propiedades y reclaman al Gobierno estatal y a ADIF soluciones la problemática de las líneas de alta tensión que discurren por el Valle del Guadalentín.
Las afecciones ambientales y los impacto sociales son de muy diverso tipo. Las líneas de alta tensión generan impactos ambientales significativos en la segmentación y fragmentación del territorio, sobre los suelos y la masa vegetal y arbórea. Al despejar de vegetación, de manera sistemática, debajo de las líneas se favorece el crecimiento de especies herbáceas, que con la sequía se vuelven altamente inflamables y son causa de un número indeterminado de incendios. Se producen impactos sobre hábitats naturales, Red Natura 2000, comunidades faunísticas y sobre los corredores ecológicos produciendo un efecto barrera al libre movimiento de especies. Las LAT generan un impacto visual y paisajístico con cambios en la configuración del paisaje, modificación de cuencas visuales, afección a espacios naturales, paisajes simbólicos o de referencia, etc. Existen impactos asociados que se refieren a las vías de comunicación, a las zonas de dominio público hidráulico, a las vías pecuarias, a los yacimientos arqueológicos, parajes de interés geológico, etc. Las LAT tienen un efecto atractor de aerosoles contaminantes dependiendo de la tensión nominal de la línea y el efecto corona con la generación de una pequeña cantidad de ozono troposférico que se suma al existente en la zona.
En la Región se produce todos los años un elevado el número de aves y pequeños mamíferos muertos por electrocución o colisión. En 2019, la Fiscalía General del Estado denunciaba las intolerables cifras de mortandad de avifauna tanto por electrocución como por colisión y enviaba un duro oficio a las comunidades autónomas en el que criticaba la pasividad de las administraciones ante el problema. Acusaba a los gobiernos regionales de no abrir expedientes sancionadores a las compañías propietarias de los tendidos e, incluso, de entorpecer el trabajo de los agentes medioambientales que tramitan las denuncias. La mortandad de aves en líneas eléctricas de la región por colisión y electrocución se extiende a ejemplares emblemáticos como el Águila Perdicera (Hieraaetus fasciatus), en peligro de extinción, el Águila real (Aquila chrysaetos), y Búho Real (Bubo bubo), de interés especial. En nuestro territorio, los tendidos eléctricos han matado 297 búhos reales y 42 águilas perdiceras en un período de ocho años.
Otra afección es la exposición residencial y continua a campos electromagnéticos de baja frecuencia en entornos urbanos. La Resolución 1815 de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa sobre los Peligros potenciales de los campos electromagnéticos recomienda que se aplique el principio ALARA o las emisiones “tan bajo como sea razonablemente posible”, en relación tanto con los efectos térmicos como con los efectos atérmicos o biológicos de las emisiones electromagnéticas .El Ministerio de Sanidad planteó la necesidad de reformar también las distancias de seguridad y diversos países de nuestro ámbito tienen en su normativa distancias de seguridad preventivas. La Junta de Castilla y León estableció una distancia de 0,5 metros por cada kilovoltio de tensión, en línea recta. Las normas urbanísticas de Jumilla, establecieron una distancia de seguridad de un metro por cada kilovoltio.
En definitiva, la ausencia de control y planificación democrática de las líneas de alta tensión lleva a una proliferación desordenada y caótica de estas infraestructuras. Es necesaria una legislación regional sobre líneas de alta tensión e infraestructuras eléctricas, con la creación de pasillos energéticos y el establecimiento de reservas de suelo específicas alejadas de los suelos urbanizables. Esta legislación eléctrica llevaría a poner el orden en el sector y minimizaría los impactos sociales y ambientales asociados a estas instalaciones.
La instalación de líneas de alta tensión (LAT) de transporte y distribución eléctrica ha supuesto muchos impactos ambientales y sociales. Dos ejemplos recientes los tenemos en las movilizaciones de los vecinos de Lorca y Totana. Los vecinos de Lorca presentaron 3.700 alegaciones en contra del trazado de la línea de alta tensión de 33 kms y 132 kilovatios, Hinojar-Águilas, proyectada por Iberdrola. También se han recogido 31.673 apoyos recibidos en el trascurso de la campaña desarrollada a través de la plataforma change.org. En Totana, la plataforma vecinal se ha movilizado, con encierro en el ayuntamiento incluido, contra el proyecto de ADIF (encargada del AVE) de un trazado de trece kilómetros para la Línea de Alta Tensión que alimenta la catenaria del AVE a su paso por Totana. Este trazado discurre por una zona llena de viviendas, densamente electrificada con tres LAT en funcionamiento y dos en proyecto. Los vecinos plantean otra alternativa de tres kilómetros, con una afección mucho menor a viviendas y propiedades y reclaman al Gobierno estatal y a ADIF soluciones la problemática de las líneas de alta tensión que discurren por el Valle del Guadalentín.
Las afecciones ambientales y los impacto sociales son de muy diverso tipo. Las líneas de alta tensión generan impactos ambientales significativos en la segmentación y fragmentación del territorio, sobre los suelos y la masa vegetal y arbórea. Al despejar de vegetación, de manera sistemática, debajo de las líneas se favorece el crecimiento de especies herbáceas, que con la sequía se vuelven altamente inflamables y son causa de un número indeterminado de incendios. Se producen impactos sobre hábitats naturales, Red Natura 2000, comunidades faunísticas y sobre los corredores ecológicos produciendo un efecto barrera al libre movimiento de especies. Las LAT generan un impacto visual y paisajístico con cambios en la configuración del paisaje, modificación de cuencas visuales, afección a espacios naturales, paisajes simbólicos o de referencia, etc. Existen impactos asociados que se refieren a las vías de comunicación, a las zonas de dominio público hidráulico, a las vías pecuarias, a los yacimientos arqueológicos, parajes de interés geológico, etc. Las LAT tienen un efecto atractor de aerosoles contaminantes dependiendo de la tensión nominal de la línea y el efecto corona con la generación de una pequeña cantidad de ozono troposférico que se suma al existente en la zona.