Se ha escenificado lo que parecía inevitable tras el fallecimiento de Jesús Samper el pasado 18 de diciembre. Su hermano Juan Antonio, y sus hijos Gonzalo y Juan Antonio, decidieron salir del Consejo de Administración del Real Murcia. El difunto máximo accionista del Real Murcia había abandonado la escena hacía meses, pero el dinero que iba inyectando para afrontar el gasto corriente permitía a la entidad seguir funcionando.
Se trataba de una normalidad ilusoria, puesto que no había capital para hacer frente a unas deudas crecientes con Seguridad Social y Hacienda, y la consiguiente imposibilidad de entrar en la Liga de Fútbol Profesional en caso de un eventual ascenso deportivo. No obstante, el dinero de Samper daba para que los jugadores se centrasen en lo suyo, y la recortada plantilla de empleados de oficinas percibiese sus salarios.
Los “supuestos” herederos de Samper no han estado, por contra, dispuestos a meter ni un céntimo de euro más en lo que ellos ya hacía tiempo consideraban un mal “vicio” de su padre. Por no querer, no tienen claro ni siquiera que quieran asumir la herencia de Jesús Samper, que podría ser un auténtico mar de deudas. A la espera de la apertura del testamento del empresario madrileño, la propiedad del club está en el aire. Esta circunstancia bloquea la posibilidad de que empresas hagan aportación de capital a cambio de hacerse con paquetes de acciones.
Así, la situación es todavía más delicada, al imposibilitarse la entrada de la plataforma “Arca Grana” en el nuevo Consejo de Administración. El grupo que tiene al notario murciano Francisco Tornel como cabeza visible, aseguraba la inyección de fondos necesaria para cubrir el gasto corriente hasta el 30 de junio. Ahora, ni eso está garantizado.
El nuevo Consejo está presidido por Guillermo Martínez-Abarca, abogado murciano y hombre de confianza de Jesús Samper. La Vicepresidencia ha sido adjudicada a Miguel Martínez, presidente de la Federación de Peñas Murcianistas (FEPEMUR), en un intento de que el brazo fuerte del murcianismo se sume a la lucha por salvar el Real Murcia. Los otros tres consejeros, para completar el mínimo necesario de cinco, son: Víctor Alonso, actual gerente del club; Romeo Cotorruelo, consejero de Santa Mónica Sports y ya presente en la era Samper; y Enrique López en representación de los accionistas minoritarios (AAMRM).
La primera y primordial misión del club y sus nuevos consejeros es encontrar los fondos necesarios para afrontar el coste de funcionamiento del club hasta el 30 de junio, estimado en poco más de un millón de euros. Para hacerlo cuentan con el apoyo de “Arca Grana”, manifestado de forma explícita por el propio Tornel, quien afirmó ayer mismo que pasaría su listado de empresas colaboradoras al Club.
Sin embargo, la imposibilidad de compensar las aportaciones con acciones del Real Murcia hace necesaria la búsqueda de la fórmula legal que asegure a los aportadores de capital que recibirán títulos de la sociedad cuando legalmente sea viable efectuar la transferencia de éstos.
Vienen tiempos complicados, en los que la existencia del Real Murcia está en juego. Sin embargo, con trabajo, imaginación y, por qué no admitirlo, una buena dosis de suerte, podemos estar ante el cambio tanto tiempo esperado. El equipo está en disposición de luchar por una plaza en Segunda. Con Samper fuera, y una inyección moderada de capital, se podría negociar un plan de pagos con Hacienda y Seguridad Social, una imprescindible quita con los acreedores, y asegurar con la Liga de Fútbol Profesional que un ascenso en lo deportivo supondría de forma efectiva el regreso a Segunda. Salir del pozo económico de la B es fundamental para dar viabilidad al club.
De momento, el nuevo Consejo del Real Murcia ha tomado su primera decisión: una rebaja considerable de precios para el Abono “Reencuentro”. Una invitación a ese murcianismo que abandonó al “Murcia de Samper” a que se sume a este nuevo Real Murcia. Desde 50€ el aficionado podrá disfrutar de una segunda vuelta que se presenta apasionante, más un descuento del 50% para ese playoff con el que muchos soñamos.
Llevamos años poniendo caducidad a un club que se resiste a que el balón deje de rodar. Apunten esta fecha: 30 de junio de 2016. Una fecha que, sin duda, pasará a la historia del Real Murcia. En la mano de los murcianos escribirla.
Se ha escenificado lo que parecía inevitable tras el fallecimiento de Jesús Samper el pasado 18 de diciembre. Su hermano Juan Antonio, y sus hijos Gonzalo y Juan Antonio, decidieron salir del Consejo de Administración del Real Murcia. El difunto máximo accionista del Real Murcia había abandonado la escena hacía meses, pero el dinero que iba inyectando para afrontar el gasto corriente permitía a la entidad seguir funcionando.
Se trataba de una normalidad ilusoria, puesto que no había capital para hacer frente a unas deudas crecientes con Seguridad Social y Hacienda, y la consiguiente imposibilidad de entrar en la Liga de Fútbol Profesional en caso de un eventual ascenso deportivo. No obstante, el dinero de Samper daba para que los jugadores se centrasen en lo suyo, y la recortada plantilla de empleados de oficinas percibiese sus salarios.