Como es fácilmente detectable para cualquier observador medianamente avisado, en los ambientes sociales, vecinales, sindicales, empresariales y políticos se ha suscitado una expectación inusitada ––solo comparable a un anuncio inminente de la fin del mundo–– desde que hace una semana el presidente López Miras anunció solemnemente en el debate del estado de la Región la creación de un Observatorio del Mar Menor.
Arde la sociedad murciana, buena y mala, en deseos de aportar ideas, sugerencias, propuestas… Como se ha visto desde aquel debate la iniciativa presidencial ha desatado una tormenta de ideas en torno a la recuperación del Mar Menor con el Observatorio de nueva creación como clave de bóveda de todos los esfuerzos que está haciendo la administración regional, secundada por las locales de los municipios ribereños, para devolver la laguna a su equilibrio ecológico original, que nunca debía haber perdido.
En consonancia con esta innovación intelectual aportada por el mandatario murciano están, sin lugar a dudas, las efectivas políticas de redirección de los problemas causados a ese ecosistema singular por no se sabe muy bien qué factores externos, probablemente derivados de la inacción y mala gestión del gobierno socialcomunista bolivariano que quiere romper España empezando por Murcia y el Mar Menor.
Así, se han construido filtros verdes para parar la escorrentías agrícolas; se han puesto en barbecho todas y cada una de las hectáreas de regadío ilegales o sin asignación de agua del trasvase; se ha prohibido y evitado fehacientemente el uso de abonos con nitratos en las superficies de regadío legales; se ha declarado una moratoria a la construcción en el entorno próximo y en la zona de influencia del Mar Menor; se han trasladado las macrogranjas de porcino cuyos purines envenenan, como los nitratos, las escorrentías hacia la laguna; hace meses que se han eliminados los limos y lodos malolientes de las playas de Los Nietos y Los Urrutias especialmente….
En fin, se han hecho tantas cosas que el espacio limitado de esta soflama no es suficiente no ya para ensalzarlas, sino siquiera para mencionarlas. Y todo ello, gracias a la activísima gestión del consejero de la cosa, el ya mencionado Antonio Luengo, quien hasta se puede colgar la medalla, a diferencia de su antecesor Cerdá, de la casi desaparición de la plaga de medusas que invadió las calmas aguas marmenorenses para delicia de biólogos, naturalistas y ciudadanos interesados en el medio ambiente en general que disfrutaron de esta manera del enriquecimiento de la biodiversidad en las aguas regionales.
Para quien no se haya dado cuenta aún de lo exitoso de la gestión, baste mencionar que en un recentísimo artículo sobre la recuperación y relanzamiento del sector turístico, la viceportavoz del PP en la Asamblea de Castillo, Miriam Guardiola, ni siquiera ha considerado conveniente hablar de la regeneración del Mar Menor. No hace falta: está en curso avanzado no, lo siguiente; como es obvio para todo aquel que tenga ojos en la cara.
En realidad y para hacer honor a la justicia, el mérito de todos estos logros no es solamente atribuible a nuestro actual eximio López Miras y su egregio consejero de Agricultura y Agua, Antonio Luengo. No. Hay que reconocer, aunque sea a toro pasado, los méritos contraídos a los efectos que nos ocupan tanto de los pretéritos Ramón Luis Valcárcel y su eterno consigliere Antonio Cerdá, como del inefable Pedro Auditorio Sánchez, de quien los que realmente saben aseguran que sigue manejando los hilos que mueven al actual ocupante de la mullida poltrona de San Esteban.
Por eso mismo, hay quien se pregunta si es realmente necesaria la creación de ese Observatorio del Mar Menor y si no será todo una inusual maniobra propagandística del presidente López Miras, quien, saliéndose de su comprobada línea realista de gestión factual comprobable, solo pretende confundir a los trafalmejas opositores que ningún bien quieren para la Región, sino solo prosperar y ocupar cargos, carguetes y sueldos para ellos y para sus amiguetes. El tiempo lo dirá. Vale.
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Como es fácilmente detectable para cualquier observador medianamente avisado, en los ambientes sociales, vecinales, sindicales, empresariales y políticos se ha suscitado una expectación inusitada ––solo comparable a un anuncio inminente de la fin del mundo–– desde que hace una semana el presidente López Miras anunció solemnemente en el debate del estado de la Región la creación de un Observatorio del Mar Menor.
Arde la sociedad murciana, buena y mala, en deseos de aportar ideas, sugerencias, propuestas… Como se ha visto desde aquel debate la iniciativa presidencial ha desatado una tormenta de ideas en torno a la recuperación del Mar Menor con el Observatorio de nueva creación como clave de bóveda de todos los esfuerzos que está haciendo la administración regional, secundada por las locales de los municipios ribereños, para devolver la laguna a su equilibrio ecológico original, que nunca debía haber perdido.