Minutos antes de comenzar el pleno para constituir el nuevo gobierno municipal en Murcia el sábado 15 de junio de 2019 a las once de la mañana Mario Gómez estuvo negociando a izquierda y derecha hasta darle el sí a Ballesta. “Dicen que si estamos intervenidos por las comisiones nacionales de nuestros partidos, pero qué semana de negociaciones llevamos desde el sábado pasado”, apuntó entonces el vicealcalde de Murcia. Entre Partido Popular y Ciudadanos sumaban mayoría absoluta (11 + 4), pero prácticamente absoluta era ya la desconfianza entre ambos mandatarios: uno de los rifirrafes que casi lleva la negociación al traste se produjo a raíz de la insistencia de Gómez para crear una comisión para investigar las contratas municipales. Ahora Mario ha sido denunciado por el PP regional por infidelidad en la custodia de documentos y revelación de secretos, mientras que, por su parte, el también concejal de Fomentó llevó a la Unidad de Delitos Económicos y Fiscales de la Policía, la UDEF, casi 200 carpetas de información con expedientes del Ayuntamiento y contratos con empresas presuntamente ilegales, tal y como reveló ayer este periódico. No puede Ballesta llamarse a engaño con Mario desde el primer día que cogió el bastón de mando. Hasta aquí han llegado después de un año y medio protagonizando cada cierto tiempo desencuentros de calado que se intentan enterrar a posteriori enhebrando una historia un tanto rocambolesca y de mucho amor al sillón.
Esta desconfianza personal -o manía, si prefieren así llamarlo- entre Mario y Ballesta tiene un reflejo en el sinsentido de un pacto entre un partido, Ciudadanos, que llegó a la política para regenararla y otro, el PP, acostumbrado a manejarlo todo durante casi 25 años tanto en el municipio de Murcia como en la Región. También tiene que ver con la hibris, un concepto griego que puede traducirse como desmesura y que alude a un orgullo o confianza en sí mismo extremo, que se apoderó del antiguo líder de Ciudadanos Albert Rivera, quien llegó a pensar que podría darle un sorpasso al PP. Las promesas de Inés Arrimadas en la plaza del Cardenal Belluga durante la campaña electoral para que el PP no se perpetuara en el poder durante 28 años cayeron en saco roto.
'Conócete a ti mismo' y 'Nada en exceso' son dos proverbios de la sabiduría griega grabados en piedra en el templo de Delfos, dedicado a Apolo. 'Nada en exceso' pretende ayudar a los seres humanos a encontrar medida en el cosmos para protegerse de la hibris, esa vanidad desmesurada que conduce siempre a la catástrofe. En el caso que nos compete, la desaparición de Ciudadanos. Mientras el electorado le ve cada vez menos sentido al partido naranja elección tras elección, sus líderes boquean como peces fuera del agua. Y aunque Rebeca Pérez se apresure a descartar la ruptura del gobierno municipal, el desastre ya estaba escrito.
El Gobierno regional de coalición PP y Ciudadanos tampoco pasa por su mejor momento, en este caso más bien motivado por atornillarse y acceder a más poder. No les vendría mal a los diferentes líderes políticos murcianos darse un paseo por las ruinas de Delfos, aunque fuera virtual. Tampoco estaría mal que hicieran lo prometido. Las palabras no siempre se las lleva el viento.
Minutos antes de comenzar el pleno para constituir el nuevo gobierno municipal en Murcia el sábado 15 de junio de 2019 a las once de la mañana Mario Gómez estuvo negociando a izquierda y derecha hasta darle el sí a Ballesta. “Dicen que si estamos intervenidos por las comisiones nacionales de nuestros partidos, pero qué semana de negociaciones llevamos desde el sábado pasado”, apuntó entonces el vicealcalde de Murcia. Entre Partido Popular y Ciudadanos sumaban mayoría absoluta (11 + 4), pero prácticamente absoluta era ya la desconfianza entre ambos mandatarios: uno de los rifirrafes que casi lleva la negociación al traste se produjo a raíz de la insistencia de Gómez para crear una comisión para investigar las contratas municipales. Ahora Mario ha sido denunciado por el PP regional por infidelidad en la custodia de documentos y revelación de secretos, mientras que, por su parte, el también concejal de Fomentó llevó a la Unidad de Delitos Económicos y Fiscales de la Policía, la UDEF, casi 200 carpetas de información con expedientes del Ayuntamiento y contratos con empresas presuntamente ilegales, tal y como reveló ayer este periódico. No puede Ballesta llamarse a engaño con Mario desde el primer día que cogió el bastón de mando. Hasta aquí han llegado después de un año y medio protagonizando cada cierto tiempo desencuentros de calado que se intentan enterrar a posteriori enhebrando una historia un tanto rocambolesca y de mucho amor al sillón.
Esta desconfianza personal -o manía, si prefieren así llamarlo- entre Mario y Ballesta tiene un reflejo en el sinsentido de un pacto entre un partido, Ciudadanos, que llegó a la política para regenararla y otro, el PP, acostumbrado a manejarlo todo durante casi 25 años tanto en el municipio de Murcia como en la Región. También tiene que ver con la hibris, un concepto griego que puede traducirse como desmesura y que alude a un orgullo o confianza en sí mismo extremo, que se apoderó del antiguo líder de Ciudadanos Albert Rivera, quien llegó a pensar que podría darle un sorpasso al PP. Las promesas de Inés Arrimadas en la plaza del Cardenal Belluga durante la campaña electoral para que el PP no se perpetuara en el poder durante 28 años cayeron en saco roto.