He visto en escaparates cintas de la bandera española y me he preguntado ¿cuántos metros de patriotismo se saca de esa cinta? Entras, compras un trozo de bandera y lo pones donde consideres: automáticamente te conviertes en un patriota. ¿Cuántos patriotas se sacan de una cinta de cinco metros con la bandera española? Y no lo digo con ironía, sino con una gran preocupación por que lo que conlleva de simpleza, fácil de manipulación y enfrentamiento. Es curiosa la paradoja de ver inmigrantes por la calle ofreciendo pulseras con la bandera española. No sé si saben que esa moda puede conllevar el rechazo a esa persona que se busca la vida vendiendo lo que puede.
Me vais a permitir que sea reiterativo, pero somos españoles porque hemos nacido en España. Si hubiéramos nacido en Francia seríamos franceses, si hubiéramos nacido en Siria seríamos sirios, si hubiéramos nacido en Argelia seríamos argelinos…
No tiene ningún mérito ser español, en absoluto. As algo circunstancial que ni si quiera hemos elegido, nos ha venido dado. Esto hay que vivirlo con normalidad, ni con orgullo ni con desprecio. Pero este patriotismo se define por ir en contra de muchas personas y colectivos, como son los inmigrantes, los refugiados, los manteros, los que tienen la misma orientación sexual y defienden el supremacismo blanco y con una visión negativa de la mujer, que es su 'ideología de género'.
Aquí entraría también ese conflicto entre el patriotismo madrileño y el catalán. Nos definimos por lo que no somos y porque vamos en contra de otros y ese ir en contra se fundamenta en el odio, el rencor y en la violación de los Derechos Humanos.
Desaparecen la humanidad y la ética, y hasta se planifican el odio y rechazo al utilizar, entre otras cosas, las noticias falsas. Este odio se alimenta día a día. Desde este patriotismo, mejor dicho pseudopatriotismo, se quiere excluir opciones políticas, sobre todo de izquierdas, considerándolas enemigas de la patria cuando tal vez sean ellos los enemigos de nuestra patria si la entendemos desde la diversidad y la inclusión. El respeto y el cariño no se deben perder.
Una idea que no acabo de dar forma como me gustaría sería en la dirección de que el buen español tiene que ser una buena persona, con un corazón solidario, que fomente la justicia y la libertad, que cree vínculos de fraternidad y sororidad, que utilice el diálogo y la empatía. Eso no quiere decir que no tengamos convicciones profundas. Sería muy importante también utilizar la verdad, aceptando que podemos estar equivocados y con capacidad para reconocer nuestras equivocaciones, de modo que podemos aprender los unos de los otros.
El mejor patriotismo, desde mi punto de vista, es el que se considera ciudadano del mundo, que hoy en día se traduce en “piensa globalmente y actúa localmente”, que sabe acoger a la gente que viene huyendo de los horrores de la violencia y el hambre, que respeta la vida de cada persona y su orientación sexual, que quiere la plena igualdad entre mujeres y hombres.
El mejor patriotismo es el que quiere y buscar vertebrar, a pesar de las dificultades, la pluralidad de culturas, de lenguas, de tradiciones…
El mejor patriotismo es el que quiere que los derechos constitucionales como son el derecho a la vivienda, al trabajo digno, a una pensión suficiente y a una protección social adecuada se hagan realidad. El mejor patriotismo es luchar contra las desigualdades sociales, la pobreza, la marginación y la exclusión de cualquier colectivo como los discapacitados, la desnutrición infantil, la soledad y el abandono de nuestros mayores, la violencia de género, el racismo y la xenofobia, la explotación laboral y la precariedad laboral, la discriminación por el motivo que sea, los desahucios o la desprotección social.
El mejor patriotismo es saber cuidar la vida y la naturaleza, vincular la justicia social con la ecología.
Si nos definimos por nuestros odios, nuestros rencores, nuestros rechazos, nuestras agresiones y nuestros desprecios seremos mala gente. Un trozo de bandera española no nos hace patriotas: nos hace vanidosos, narcisistas, violentos y dictadores. Un trozo de bandera no te hace patriota. La lleves o no, cada uno haga lo que considere oportuno, lo que sí hay que afirmar que los derechos humanos deben vertebrar nuestra forma de pensar y actuar.
Lo dicho, creo que el mejor camino es ser buena persona, con un corazón lleno de sensibilidad, conciencia, de inclusividad, respeto y ternura.