El intento de Vox de eclipsar con sus caravanas las manifestaciones del Primero de Mayo fue un auténtico fracaso. En Murcia su concentración “en defensa de los trabajadores de España” apenas reunió a una treintena de personas y la mayoría eran cargos del partido. Ridículo sin paliativos. Sin embargo, haríamos mal en minusvalorar el peligro de Vox y su sindicato interclasista. No es algo inofensivo ni anecdótico.
Muchos se preguntan cómo es posible que un partido que ha votado en contra de la subida del salario mínimo y de los ERTE y que lleva en su programa abaratar el despido, privatizar las pensiones o prohibir el derecho a la huelga, salga a la calle en una fecha tan marcada para el movimiento obrero. La respuesta es justamente esa. Para completar su programa necesitan liquidar a las organizaciones de los trabajadores y qué mejor manera de hacerlo que sustituirlas por un trampantojo.
Ni siquiera en esto el discurso de Vox es nuevo. Es lo que hicieron todos los regímenes fascistas del siglo XX. El franquismo prohibió inicialmente la celebración del Primero de Mayo y creó ya en 1938 una festividad apéndice del día del Alzamiento Nacional. “Ayer mañana, con gran solemnidad y brillantez celebró Murcia la conmemoración del histórico 18 de julio del 36, y la Fiesta de la Exaltación del Trabajo”, recogía la prensa de la época un 19 de julio de 1942. Ante la Cruz de los Caídos, en la actual plaza de Santo Domingo, el Secretario Provincial del Movimiento, Pedro Martínez Eraso, pronunció un solemne discurso que se vio interrumpido varias veces por los habituales vivas a Franco y Hitler.
Los nazis fueron de hecho los primeros en “tunear” el día del trabajador y convertirlo en la Fiesta Nacional del Trabajo nada más llegar al poder en 1933 y a partir de 1934 en la Fiesta Nacional del Pueblo Alemán. El 1 de mayo se convertía así en una excusa para la exhibición de la cruz gamada y la propaganda nacionalista del Frente Alemán del Trabajo y de la organización cultural del régimen, Kraft durch Freude.
El franquismo debió pensar que no era tan mala idea y, después de que la Iglesia declarara en 1955 el 1 de mayo como la Fiesta de San José Artesano, la incorporó a su calendario. La Organización Sindical Educación y Descanso, dependiente del sindicato único, se encargó desde entonces de amenizar estas Demostraciones Sindicales. Como muestra el festival organizado en El Valle en 1965, en el que no faltaron conciertos, juegos populares y discursos patrióticos. Como cualquier otra romería.
La estrategia de Vox es un calco. Su objetivo es el mismo que la de los fascistas de nuestro oscuro pasado. Vaciar el Primero de Mayo de cualquier contenido reivindicativo. Transformarlo en un desfile más, otra excusa para apropiarse de los símbolos nacionales. Exaltar al trabajador español en abstracto, mientras atacan todos los derechos de la clase trabajadora de carne y hueso.
En defensa de los trabajadores y autónomos a los “que se les ha prohibido trabajar”, proclaman los nuevos nacionalsindicalistas. Es la única reivindicación de su discurso. En plena pandemia nos hubieran mandado a todas al matadero. El sueño húmedo de todo empresario sin escrúpulos. La bolsa antes que la vida. Como en el Brasil de Bolsonaro, que ya supera los 400.000 muertos.
Nazis el Primero de Mayo. De noche todos los gatos son pardos. Pero a la luz de este día primaveral de reivindicación y lucha, es fácil reconocer a un sindicalista de clase de un camisa parda nostálgico del autoritarismo.
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