A los 67 años de edad, Alberto Garre ha descubierto que 32 años en política son muchos. Así lo aseguró esta semana cuando anunció su retirada definitiva de la misma. El fundador de Somos Región, ese intento de 'revillalizar' (relativo al cántabro Miguel Ángel Revilla) la comunidad autónoma de Murcia, ha dado el que puede ser el hachazo definitivo a un proyecto que ciertamente levantó expectativas en su momento, generó incluso cierto nerviosismo en los dirigentes del PP, también, pero que se desinfló paulatinamente conforme se desataron las guerrillas intestinas y saltaban del barco algunos de sus principales impulsores. Siempre nos quedará la duda, en el supuesto de que no hubiera eclosionado Vox casi de manera simultánea, de si Somos habría sido la muleta que apuntalara al PP, ahora además con la anuencia de Ciudadanos, cuatro años más, como han hecho al final los de Abascal en esta Región.
Nos hizo falta tiempo, casi vino a decir Garre, parafraseando la hermosa canción del maestro Armando Manzanero. “Y nos sobró Vox”, reconoció. Cuando la otra mañana comenzó a hacer balance de lo que ha dado de sí su vida, en cuanto a la dedicación a la cosa pública, enumeró un currículum fascinante. Rememoraba que entró en la política local, permaneciendo durante 12 años en Torre Pacheco como portavoz del grupo municipal del PP. Que estuvo 17 años en la Asamblea Regional, cuatro en la oposición -entre 1991 y 1995-, y luego nueve en la portavocía de los populares, dos años como secretario de la Mesa y otros tres como vicepresidente de la cámara legislativa. Casi dos legislaturas en el Congreso de los Diputados, entre 2004 y 2011, además de 14 meses como presidente del Gobierno regional, sucediendo a Ramón Luis Valcárcel. ¿Hay quien dé más? Tras ello, ya se sabe, pretendió Garre encarnar la 'renovación' en el PP, no le dejaron, rompió su carnet de 'camisa vieja' desde los tiempos de Alianza Popular y se enroló en el enésimo intento de crear un partido regionalista murciano.
Cuando el pasado fin de semana el colega Manolo Buitrago entrevistó a Valcárcel en 'La Verdad' y le preguntó por Garre, el exvicepresidente del Parlamento Europeo vino a decir que en Madrid, al de Torre Pacheco, no lo querían ni en pintura. Que para que lo aceptaran como sucesor suyo y poder marcharse a Bruselas, tuvo que “enfrentarse” -hay que imaginárselo, impostando la voz, con ese tono tan similar al del desaparecido Jesús Puente- al mismísimo Rajoy, a Cospedal y a Floriano. Y dice más. Refería Valcárcel un peripatético encuentro en el toledano Palacio de Fuensalida en el que María Dolores de Cospedal, la entonces todopoderosa secretaria general del PP, le advirtió a Garre moviendo uno de sus deditos: “Que sepas que no te queremos, pero queremos más a Ramón Luis, y por eso vas a ser. Sabes muy bien que esto es provisional. No se te ocurrirá pensar que vas a ser el candidato el año que viene”. La dirigente castellano-manchega no olvidaba que Garre quebrantó en 2008 la disciplina de voto en el Congreso, junto a su compañero Arsenio Pacheco, cuando se debatió la reforma del Estatuto de autonomía de esa comunidad, por su tajante disconformidad con lo que se expresaba sobre el Trasvase Tajo-Segura.
Si esto es como lo cuenta Valcárcel, cuanto vino después, con esas denodadas aspiraciones de Alberto Garre para encabezar la candidatura del PP a la Comunidad Autónoma, incluso a pesar de que la espada de Damocles en forma de causas judiciales pendía sobre la cabeza de Pedro Antonio Sánchez, es algo que resultaba temerario. Conclusión: que “Garre se lo creyó”, sentenció Ramón Luis en la entrevista mencionada.
Ahora, llegada la jubilación, Garre aduce que el detonante de su marcha es su nieto, cuya complicidad confiesa ha descubierto este verano que se nos va. Cuando él desembarcó en la política, el actual presidente autonómico, Fernando López Miras, tenía más o menos la edad de ese niño. Yo no dudo de las verdaderas intenciones de nadie, pero los políticos suelen argumentar demasiado a menudo lo de los “motivos familiares” para tomar ciertas decisiones. Y es entonces cuando te largan eso otro de que quieren dedicarle a los suyos el tiempo que le restaron en el pasado. Cuentan que Mahatma Gandhi solía decir que un minuto que pasa es irrecuperable y por ello se preguntaba cómo podemos malgastar tantas horas a lo largo de nuestra vida. Eso, al parecer, habrá quien nunca lo entienda. Y fue Napoleón, que del tema sabía bastante, el que nos legó para la posteridad aquello de que una retirada a tiempo siempre sería una victoria. Quizá Garre habría podido descubrir mucho antes el cariño sincero de su nieto si, tras los 14 meses que permaneció como inquilino en el palacio de San Esteban, hubiera recogido bártulos y dicho aquello del personaje de Looney Tunes, “eso es todo, amigos”, desoyendo los interesados cantos de sirena o de 'ruizseñores' que, sin duda, revoloteaban a su alrededor en aquellos días. Ahora, el principal beneficiado de su última decisión tiene dos años y toda una vida para, escuchando los consejos de su abuelo, intentar equivocarse lo menos posible en el futuro. Es el nieto de Garre, que suena a mucho más de carne y hueso que aquella otra niña de la que un día nos habló el hoy también retirado Mariano Rajoy.
A los 67 años de edad, Alberto Garre ha descubierto que 32 años en política son muchos. Así lo aseguró esta semana cuando anunció su retirada definitiva de la misma. El fundador de Somos Región, ese intento de 'revillalizar' (relativo al cántabro Miguel Ángel Revilla) la comunidad autónoma de Murcia, ha dado el que puede ser el hachazo definitivo a un proyecto que ciertamente levantó expectativas en su momento, generó incluso cierto nerviosismo en los dirigentes del PP, también, pero que se desinfló paulatinamente conforme se desataron las guerrillas intestinas y saltaban del barco algunos de sus principales impulsores. Siempre nos quedará la duda, en el supuesto de que no hubiera eclosionado Vox casi de manera simultánea, de si Somos habría sido la muleta que apuntalara al PP, ahora además con la anuencia de Ciudadanos, cuatro años más, como han hecho al final los de Abascal en esta Región.
Nos hizo falta tiempo, casi vino a decir Garre, parafraseando la hermosa canción del maestro Armando Manzanero. “Y nos sobró Vox”, reconoció. Cuando la otra mañana comenzó a hacer balance de lo que ha dado de sí su vida, en cuanto a la dedicación a la cosa pública, enumeró un currículum fascinante. Rememoraba que entró en la política local, permaneciendo durante 12 años en Torre Pacheco como portavoz del grupo municipal del PP. Que estuvo 17 años en la Asamblea Regional, cuatro en la oposición -entre 1991 y 1995-, y luego nueve en la portavocía de los populares, dos años como secretario de la Mesa y otros tres como vicepresidente de la cámara legislativa. Casi dos legislaturas en el Congreso de los Diputados, entre 2004 y 2011, además de 14 meses como presidente del Gobierno regional, sucediendo a Ramón Luis Valcárcel. ¿Hay quien dé más? Tras ello, ya se sabe, pretendió Garre encarnar la 'renovación' en el PP, no le dejaron, rompió su carnet de 'camisa vieja' desde los tiempos de Alianza Popular y se enroló en el enésimo intento de crear un partido regionalista murciano.