Todos tenemos derecho a la libertad de expresión, eso es una obviedad, claro que también es necesario conocer la esencia de los contenidos conceptuales. De qué hablamos cuando hablamos de la libertad de expresión. Eso es lo que nos podremos preguntar cuando en nombre de la libertad en vez escuchar ideas oímos una especie de rebuznos, que meten confusión y ruido en la comunicación y que prostituyen esos conceptos tan hermosos.
Comienza la campaña de las elecciones en Madrid que convocó, de manera caprichosa, la presidenta en funciones Isabel Ayuso porque se podía haber sometido a una “Moción de Confianza”, con eslóganes alusivos a los años 30, como: “Socialismo o libertad” o “Comunismo o libertad”. Desde el inicio de la pandemia el enfrentamiento entre la Comunidad de Madrid y el Gobierno Central ha sido inevitable, antes con el tema de las mascarillas o los respiradores en los hospitales, con las cifras y los horarios de los bares, y ahora con el asunto de las vacunas.
Desde un populismo con un perfume libertida con la misma fraseología de siempre vamos a escuchar una y quince veces esa vieja historieta de “Comunismo o libertad”. Posiblemente la presidenta Ayuso o el líder Pablo Casado se les ha olvidado, o tal vez no conozcan la historia del Tribunal de Orden Público, también conocido como TOP, que fue una instancia judicial especial existente durante el franquismo en España. La misión fundamental del TOP, que fue creado en 1963 y suprimido en 1973 por el Gobierno de Adolfo Suarez, era reprimir precisamente la libertad de expresión.
Durante esos años se procesaron a cientos de personas que participaron en manifestaciones o huelgas contra el franquismo y por la libertad, o por asociación ilícita, ya que los partidos políticos que luchaban por la democracia estaban prohibidos. Las detenciones la practicaban la Brigada Político-Social (BPS) y si se consultan los datos internos de la BPS, en los años 1963-64, el mayor porcentaje de detenidos correspondió a miembros del Partido Comunista, que precisamente luchaban por la libertad y la democracia.
Todos tenemos derecho a manifestarnos y difundir nuestras opiniones o informaciones, pero claro, sin olvidar o vilipendiar precisamente a aquellos que lucharon y sufrieron cárcel por luchar por esas libertades en democracia.
Estamos en campaña, desde el más castizo cinismo y desde la más rancia hipocresía, vamos a asistir a la ceremonia de la confusión. Así que no hay que confundir la libertad de expresión con la libertad de rebuznar.
Todos tenemos derecho a la libertad de expresión, eso es una obviedad, claro que también es necesario conocer la esencia de los contenidos conceptuales. De qué hablamos cuando hablamos de la libertad de expresión. Eso es lo que nos podremos preguntar cuando en nombre de la libertad en vez escuchar ideas oímos una especie de rebuznos, que meten confusión y ruido en la comunicación y que prostituyen esos conceptos tan hermosos.
Comienza la campaña de las elecciones en Madrid que convocó, de manera caprichosa, la presidenta en funciones Isabel Ayuso porque se podía haber sometido a una “Moción de Confianza”, con eslóganes alusivos a los años 30, como: “Socialismo o libertad” o “Comunismo o libertad”. Desde el inicio de la pandemia el enfrentamiento entre la Comunidad de Madrid y el Gobierno Central ha sido inevitable, antes con el tema de las mascarillas o los respiradores en los hospitales, con las cifras y los horarios de los bares, y ahora con el asunto de las vacunas.