“Entra el primer candidato:
-¿Entiende usted que esto no es más que un simple test que queremos hacerle antes de darle el trabajo que usted ha solicitado?
-Sí.
-Perfectamente. ¿Cuántas son dos y dos?
-Cuatro.
Entra el segundo candidato.
-¿Está usted listo para el test?
-Sí.
-Perfectamente ¿Cuántas son dos y dos?
-Lo que diga el jefe.
El segundo candidato consiguió el trabajo“.
(Anthony de Mello)
Los poderosos utilizan tanto la palabra libertad porque desean y se afanan para que no exista como tal esa libertad verdadera y auténtica, esa libertad ausente de chantaje, coacción, presión y represión. Los poderosos cuando hablan de libertad se están refiriendo a la servidumbre, en el caso de que decidan darte unas migajas. Cuando hay una situación de superioridad y de inferioridad no es una situación de libertad, sino de poder, y, de un poder que aplasta, que tiene todos los recursos para hacerlo. No es la libertad a lo que se refieren, sino a que aceptes con obediencia, resignación y sumisión el poder de las élites económicas, financieras y sociales. Quieren que creamos que aceptar su poder y seguir sus dictados es de ser libres. El autoengaño y la autocensura juegan un gran papel.
Utilizan tanto la palabra libertad porque saben que sin justicia no hay condiciones para la libertad, lo mismo que sin libertad no hay justicia y las dos deben estar cosidas por la fraternidad. En la medida en la que hay unas condiciones menos justas, hay menos libertad y más servidumbre. Y este proceso lo van haciendo lentamente para que los vayamos integrando como algo no solo inevitable, sino también necesario.
Ejemplo de esto, lo tenemos en las diversas reformas laborales en nuestro país que han dejado a los trabajadores y trabajadoras a merced de la voluntad de la clase empresarial. Lo vemos en la ley mordaza que supuso unos recortes impresionantes de las libertades individuales y sociales y todo en nombre de la seguridad, que no es otra cosa que controlar a la ciudadanía con el Código Penal y multas, es decir, con el miedo. Otro ejemplo, lo tenemos en lo que se ha llamado la elección de centro educativo, apelando a una supuesta libertad, cuando lo que están proponiendo es que los centros privados puedan elegir a su alumnado y que el “alumnado desechado” vaya al público.
Este control y dominio, que ellos cínicamente llaman libertad, se ejerce principalmente a través de la economía, que se traduce en empobrecer y en endeudar. ¿Qué libertad tiene un obrero u obrera para ejercer el derecho a la huelga si tiene un contrato eventual y precario? ¿Qué estudiante puede acceder a un máster que vale 6.000 euros cuando su familia no llega a final de mes? ¿Qué libertad tiene una persona si por decir lo que piensa es despedida? ¿Qué libertad tiene una persona para demandar un trabajo digno cuando necesita urgentemente tener algún ingreso para malvivir? No tiene libertad para elegir, solo le dejan el camino de la aceptación porque el hambre de sus hijos e hijas es uno de los mayores mecanismos de control que existen. Muchos padres y madres se someten, pierden su libertad, para intentar conseguir un trozo de futuro.
Los poderosos no luchan por la libertad, luchan por mantener su poder, sus privilegios; luchan por mantener el dominio. Para ello, necesitan partidos políticos que estén al servicio de sus intereses, que hablen de libertad, cuando lo que están hablando es bajar impuestos a los adinerados y privatizar todo para convertir la sociedad en un negocio. Es curioso, dolorosamente curioso, ver cómo partidos que recortaron derechos y libertades, aparezcan como paladines de la libertad. Los recortes en la libertad y en sus condiciones imprescindibles para poder ejercerla han sufrido un retroceso histórico. Los que han sido cómplices con este retroceso de la libertad, utilizan la palabra libertad como publicidad y propaganda con el objetivo de mantener los mecanismos de poder y control de las élites, reconociendo que están muy bien asesorados. El poder compra a gente muy bien preparada y con muchas capacidades. Una lástima de personas y de sociedad.
Seguimos luchando por la libertad de todos y todas, con todos y todas, por la justicia, para que cada persona tenga una vida digna y por la fraternidad, para que las relaciones personales, sociales, políticas y económicas se entretejen desde la humanidad y con humanidad.
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