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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Nuevo hachazo ultraliberal a la formación profesional

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Tras la pandemia vivimos tiempos de shock. Muchos cambios rápidos y ninguno para mejor. En lo que toca a la educación, ahora hay mucho más ruido que antes, más humo, se habla más y peor, más noticias, más mensajes en redes, más artículos y mucha más gente opinando en la tele. Por tierra, mar y aire: la educación es un problema y el personal docente no está formado. A pesar de que se trata del colectivo mejor formado de España. ¿Qué intereses esconde la repetición intensiva de este discurso? 

Últimamente la oportunidad mediática la brindan el informe PISA de la OCDE y el plan de refuerzo educativo del gobierno. España, precisamente, invierte en educación por debajo de la media de la OCDE, pero eso no se oye mucho en medio del ruido. Tampoco se rescató la educación como se rescataron otros sectores en pandemia. Pero eso ahora no lo queremos ver en los resultados PISA. Si resumimos la postura del gobierno, vemos que coincide con la de las tecnológicas, y con el discurso dominante en los medios: no se enseña bien, falta actualización pedagógica y tecnológica, mayor adaptación al mercado, y mejor formación para el personal docente, que está obsoleto. 

Entonces, según el Gobierno, hay que dar clases de conocimientos matemáticos a las maestras y los maestros, como si no los tuvieran, o enseñar a dar las clases de secundaria, como si no supiesen darlas. Los malos resultados no tienen que ver con los recortes de la crisis anterior, cuyo alumnado se evalúa ahora, ni con el despido masivo de personal interino o la caída de la inversión per cápita Tampoco con la supresión impune de unidades públicas, que continúa con la LOMLOE. Por eso los desdobles o la bajada de ratios van a ser exiguos, contratar mucho personal público perjudica el negocio privado.  

Hay una palabra que se borra sistemáticamente del debate: privatización. La única respuesta a la pregunta por la educación. Los malos resultados PISA vienen por un modelo privatizado fallido. Tenemos más unidades privatizadas que casi nadie. Nos hemos equivocado como país privatizando la educación, montando todo un sector de negocio que no puede florecer si no es a costa de la pública. Es una política de estado, avalada tanto por el PP como por el PSOE, y también por otros partidos como PNV, EH Bildu o ERC. España ha adoptado un modelo que segrega y machaca sistemáticamente al alumnado desfavorecido. Los resultados no pueden ser buenos. Lo demás son cortinas de humo y desviar la atención de esta realidad. 

Un buen ejemplo de cómo nos disparamos en el pie es la FP. Con la llegada de los fondos europeos la FP pública la estamos privatizando. Los fondos venían para dar mayor entrada al capital en el sector educativo, cuyos márgenes ahora se han ensanchado. El real decreto de 2023 que reordenaba el sistema de formación profesional ya se hizo para privatizar, pero el mercado está devorando la educación a un ritmo tal que ya hay que reformarlo para privatizar más cosas. Y ya de paso cambiar también otra norma del año 2010, que establecía los requisitos que tienen que cumplir los centros, para que no estorben a las empresas al implantar su FP privada, aunque sea en un McDonald´s. Todo bañado en la jerga habitual: “adecuar el modelo al sistema productivo”, o “aumentar la cualificación y la flexibilidad del capital humano”; es decir, privatizar y precarizar. 

Al final van a ser las propias empresas las que van a quedarse el adiestramiento de sus siervos, en una suerte de nuevo feudalismo de estado. Suena a Corea del Sur. También se nos viene encima una inflación de títulos galopante, estamos sentando las bases para crear una burbuja formativa con titulaciones basura. Allí donde la normativa de requisitos mínimos hablaba de que se debía impartir FP en edificios independientes, destinados exclusivamente a uso escolar durante el horario lectivo, ahora autorizará su impartición en edificios de “uso compartido”. Cualquiera podrá tener una FP en su empresa. 

En cuanto a la reforma de la legislación de 2023 que ordenaba la FP, que ya era ultraliberal, la cosa tiene miga. Ya no es que la FP sea privada, y no puedas acceder a una plaza pública, es que tendrás que pagar para tener derecho a pagar a tu señor feudal para que te forme y te explote. Alucinante, pagar por acceder a cursos, luego pagar por los cursos, y luego por el puesto de trabajo. Esto del acceso irá en dos pasos: los cursos preparatorios para el acceso, y las propias pruebas de acceso a FP.

Los cursos de formación preparatorios para las pruebas de acceso ya no tendrán que ser gratuitos por ley. Así, aunque se sigan ofreciendo un tiempo gratis desde centros públicos, poco a poco irán desapareciendo de éstos y apareciendo en privados como cursos de pago. Será un proceso similar al que venimos sufriendo con la supresión escalonada de unidades en la escuela pública y su “aparición” en la privada. Ahora los centros privados ya pueden impartir estos cursos, pero al ser gratuitos por ley no suponen un atractivo de mercado, lo cuál “sujeta” la oferta a los centros públicos. Después, las pruebas de acceso mismas se desregulan, de modo que si antes se exigía de modo explícito superar pruebas oficiales específicas, ahora solo se pedirá haber superado “una prueba”, sea la que sea. Es decir, que se liberalizan las pruebas, para facilitar la creación de un mercado de pruebas de oferta privada. 

Genial. En diez años estaremos preguntándonos por qué la formación laboral es tan mala en España, por que hay tanto título online basura y otros tan caros, por qué la formación de calidad llega a tan poca gente, por qué hemos gastado tanto dinero público en que te puedas sacar una FP en el kiosko de la esquina, por qué nuestra mano de obra es tan poco competitiva, y qué fue de aquella cosa que llamada educación. Seguro que la solución de la que hablarán los medios será darle una millonada de dinero público a las empresas para que adiestren mejor a más siervos. Lo llamarán libertad. Como si lo estuviese viendo. 

Tras la pandemia vivimos tiempos de shock. Muchos cambios rápidos y ninguno para mejor. En lo que toca a la educación, ahora hay mucho más ruido que antes, más humo, se habla más y peor, más noticias, más mensajes en redes, más artículos y mucha más gente opinando en la tele. Por tierra, mar y aire: la educación es un problema y el personal docente no está formado. A pesar de que se trata del colectivo mejor formado de España. ¿Qué intereses esconde la repetición intensiva de este discurso? 

Últimamente la oportunidad mediática la brindan el informe PISA de la OCDE y el plan de refuerzo educativo del gobierno. España, precisamente, invierte en educación por debajo de la media de la OCDE, pero eso no se oye mucho en medio del ruido. Tampoco se rescató la educación como se rescataron otros sectores en pandemia. Pero eso ahora no lo queremos ver en los resultados PISA. Si resumimos la postura del gobierno, vemos que coincide con la de las tecnológicas, y con el discurso dominante en los medios: no se enseña bien, falta actualización pedagógica y tecnológica, mayor adaptación al mercado, y mejor formación para el personal docente, que está obsoleto.