Los tiempos cambian, las costumbres también, por cambiar hasta cambia el tiempo meteorológico de este otoño que amarillea las hojas que hasta ayer fueron verdes, ay, el tiempo; no sé por qué me acuerdo de aquella canción de Joan Manuel Serrat que también hablaba del tiempo: “Y bajarás los peldaños/ de dos en dos, de tres en tres/ Ellos te quieren en casa. / Poco antes de que den la diez”. Ay, el tiempo, Ay, de esa canción tan linda que escuchaba en otro tiempo. Por esos tiempos y antes de que dieran la diez, yo ni pisaba mi casa, y ya llevaba, por lo menos, la segunda copa de la noche, apoyado en la barra del bar.
Ahora, a esa hora, suelo estar cenando frente al televisor, mientras le echo una mirada a la 2 o a la Sexta. En esas estaba la otra noche, cuando de repente en el programa “El objetivo”, Ana Pastor anunciaba que en unos minutos intervendría Carlos Osoro, arzobispo de Madrid. Me pareció interesante la propuesta. Me quedé, ahí, mientras la publicidad me vendía unas series de cafés y chocolates, seguros, gofres rancheros, rascas de la suerte; durante más de ocho minutos. La espera no me defraudo. Cuando habló, Carlos Osoro“ de la inmigración, les dejó un mensaje contundente a las políticas xenófobas: ”Todos tenemos el derecho a pasear por este mundo“, ¿Qué estamos haciendo? ¿Estamos haciendo guerras entre unos y otros? ¿Deshaciendo personas o construyendo personas para este mundo?”, “todos los hombres son hijos de dios”: “Todos son hermanos míos, y dios me ha pedido que vaya a por ellos”.
El arzobispo de Madrid Carlos Osoro, con esa tranquilidad que le caracteriza en ningún momento rehuía los temas espinosos y cuando Ana Pastor le preguntó sobre la investigación que Estados Unidos ha abierto para investigar los abusos de la iglesia, no se arredró y dijo; “Pido perdón públicamente. Esto es grave, es dramático”. “La clave es preocuparnos por las víctimas. Hemos creado una institución en el arzobispado de Madrid, 'Repara', para ellas. Está llevada por un laico, por profesionales”, “hay que escuchar a las víctimas, porque es tremendo”. Dijo algunas cosas más, pero con esas palabras y con su forma de decirlas, me alegró el momento, Me dije, vaya, la espera ha merecido la pena, a este arzobispo se le entiende y “Osorea” por alegrías. Me alegre escuchar la palabras Osoro.
En otros tiempos, escribía sobre criticas de toros o flamenco, gastronomía o política, y en esos tiempos, entiéndase con cierta ironía, le decía al director de turno, que una nueva y diferente sección sería hacer una crítica sobre las homilías de cada parroquia. Como, ahora suelo cenar con una copa diaria de vino, de la denominación de Valdepeñas, no sé por qué, de vez en cuando, asoció la denominación del vino con el famoso cura de Valdepeñas, con el padre Emilio Monte, que ya se hizo famoso con el pollo que les montaba a algunos de sus feligreses por ser tacaños, a la hora de aportar donativos, con un video que se hizo viral, y que con sus sermones lo mismo ataca a los que hacen botellones, que a las series turcas o a las madres modernas. No me digan que los pollos que monta el cura de Valdepeñas con sus polémicas y sus videos virales no tiene su cosa.
Ay, los tiempos cambian, también las costumbres. ¡No me digan que no!
Los tiempos cambian, las costumbres también, por cambiar hasta cambia el tiempo meteorológico de este otoño que amarillea las hojas que hasta ayer fueron verdes, ay, el tiempo; no sé por qué me acuerdo de aquella canción de Joan Manuel Serrat que también hablaba del tiempo: “Y bajarás los peldaños/ de dos en dos, de tres en tres/ Ellos te quieren en casa. / Poco antes de que den la diez”. Ay, el tiempo, Ay, de esa canción tan linda que escuchaba en otro tiempo. Por esos tiempos y antes de que dieran la diez, yo ni pisaba mi casa, y ya llevaba, por lo menos, la segunda copa de la noche, apoyado en la barra del bar.
Ahora, a esa hora, suelo estar cenando frente al televisor, mientras le echo una mirada a la 2 o a la Sexta. En esas estaba la otra noche, cuando de repente en el programa “El objetivo”, Ana Pastor anunciaba que en unos minutos intervendría Carlos Osoro, arzobispo de Madrid. Me pareció interesante la propuesta. Me quedé, ahí, mientras la publicidad me vendía unas series de cafés y chocolates, seguros, gofres rancheros, rascas de la suerte; durante más de ocho minutos. La espera no me defraudo. Cuando habló, Carlos Osoro“ de la inmigración, les dejó un mensaje contundente a las políticas xenófobas: ”Todos tenemos el derecho a pasear por este mundo“, ¿Qué estamos haciendo? ¿Estamos haciendo guerras entre unos y otros? ¿Deshaciendo personas o construyendo personas para este mundo?”, “todos los hombres son hijos de dios”: “Todos son hermanos míos, y dios me ha pedido que vaya a por ellos”.