Llegó el MITECO y mandó a parar. Este podría ser, parafraseando al legendario Carlos Puebla, el resumen de una semana agitada, una más, para el Mar Menor y sus gentes.
Los titulares dictados esta semana por PP, PSOE y Cs para vendernos su acuerdo para “proteger” el Mar Menor no podían ser más engañosos. ¡Se extiende la franja de protección de 500 a 1.500 metros! Vítores y aplausos. ¡Solo se permitirá la agricultura ecológica en esta franja! Bombo y platillo. La letra pequeña sin embargo escondía mucho más. Ya lo dice el refrán: hecha la ley, hecha la trampa.
El texto pactado por los tres partidos elimina cualquier referencia en su artículo 50 a la tradicional agricultura de secano y al regadío ecológico. “En la zona 1”, establece, “solo se permite la agricultura sostenible de precisión”, un neologismo murciano que no tiene ningún reconocimiento ni organismo regulador a nivel nacional o internacional. Este invento permitiría seguir arrojando hasta 170 kilos de nitratos anuales por hectárea a tiro de piedra de la laguna.
Llevado a los cientos de hectáreas de regadío de la franja, este despropósito supone miles de toneladas de nitratos que acabarán en el Mar Menor y que se suman a las más de 300.000 que abonan la marea verde. Y no solo eso. El artículo 27 establece que estas dudosas prácticas se beneficiarán además “de las distintas líneas de ayudas y subvenciones a la actividad agrícola”. Nitratos subvencionados, como lo oyen.
La polémica también está servida respecto al control de estas medidas. Los biólogos y los ambientólogos han sido excluidos. Solo los ingenieros agrónomos o técnicos en paisajismo, que no están especializados en medioambiente, podrán formar parte del cuerpo de operadores agroambientales encargados de controlar y certificar que la ley se cumple. Pero, si el pago corre a cuenta de los dueños de las explotaciones, ¿quién garantiza la objetividad de estos certificados?
El apaño de PP, PSOE y Cs, un verdadero pacto del nitrato, ha sido tan escandaloso que ha tenido que intervenir el Ministerio a través de la Confederación Hidrográfica estableciendo, con buena lógica, que no caben excepciones en la franja de protección y echando abajo la sospechosa treta. El estado del acuífero, en riesgo químico, no permite más concesiones a la agroindustria. Todo un tirón de orejas para Diego Conesa de la ministra de su propio partido, Teresa Ribera. Más de un votante socialista andará también pensando cómo han pasado de pedir una moción de censura por el Mar Menor a pactar medidas tibias, que López Miras y Luengo ya están utilizando para frenar las exigidas por el Ministerio.
Reconocer el estado crítico del acuífero, sacar de la franja de protección cualquier nitrato sin excepciones, tal y como pedía Podemos, es solo un primer paso. El Ministerio tiene que seguir dando pasos valientes e incluir al Mar Menor en el Catálogo Español de Hábitat en peligro de desaparición. Los murcianos y murcianas tenemos que seguir empujando para conseguir que la laguna sea declarada Parque Regional. Si el Mar Menor es una joya, cuidémosla y démosle el reconocimiento que se merece. Mientras hay lucha, hay esperanza.
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