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Pensar fuera de marco, pensar lateralmente

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El soterramiento consiguió articular un sentir general que logró que las obras fueran una realidad. Fue el PSOE de Diego Conesa quien rompió con el marco impuesto del AVE para todos. Esto le llevó a ganar unas elecciones en las que perdió la presidencia regional por la aritmética parlamentaria.

Estos sentimientos existen para tantas otras cosas: la conexión histórica con Albacete, la entidad metropolitana o el tranvía. Sin embargo, estas ideas o propuestas no catalizan, parece que existe un miedo aterrador a romper los marcos. Para ser fermento de esos cambios, conviene vivir pegado al suelo, desarrollar liderazgos, pero, sobre todo, ser capaces de crear nuevos escenarios apegados a la demanda de los vecinos que ilusionen y creen esperanza.

En 2007, María José Alarcón proponía para Murcia la construcción de un metro. En abril de aquel año, un mes antes de las elecciones, se inauguraba en Murcia, el tranvía experimental que tendría continuidad entre julio de 2009 y octubre de 2010. María José Alarcón no ganó, lo hizo Miguel Ángel Cámara. En 2011, el tranvía se ponía en marcha y en los años siguientes tendríamos un debate sobre el coste y el hecho que la famosa línea uno no llegara al sur de la ciudad, lugar donde los datos nos indican que se concentran el mayor paso de autobuses y viajeros, y que sí, en cambio, lo hiciera al norte: la zona de los nuevos desarrollos y los centros comerciales. Todos sabemos la razón.

Para entonces alguna idea teníamos clara. La ciudad necesitaba de un transporte de alta capacidad y una entidad de transporte metropolitana: El Palmar, Alcantarilla, Molina. La expansión hacia el sur del tranvía se encalló por el conflicto del soterramiento que surgió en 2012. Entre tanto el Ayuntamiento, a pesar de que la ley no obligaba a ello, con buen criterio, elaboraba en 2013 un Plan de Movilidad, el PMUS, que incluía el tranvía. Éste, que sigue vigente, planteaba una conexión hacia el Carmen y hacia el sur por la zona de más tráfico que permitiría generar una Zona de Bajas Emisiones al disponer de un transporte público de alta capacidad cerrando, si se desea, la Gran Vía al tráfico.

En 2014 hubo un intento de llevar el tranvía al Carmen que se criticó porque sin soterramiento no podría existir continuidad hacia el Palmar. Esto no era desconocido por el PP que sabía que, sin cambios en la Ley de contratos del sector público (LCSP), era imposible el soterramiento y el tranvía al Palmar. De ahí que, en 2019, Ballesta cambiara tranvía por un tranvibus o BTR que no solventaba los problemas por no ser de alta capacidad. En aquel momento, ni el gobierno de Ballesta, ni en general el PP contaban que con la presión de la Plataforma las limitaciones que impedían soterrar desaparecieran con la aprobación, en marzo de 2019, de los cambios en la LCSP en el Decreto de la ley de vivienda que permitían el soterramiento.

Con la aparición del tranvibus, el PP cambió de marco con un medio que no ofrece soluciones a largo plazo. Mientras, vemos como en Granada ya tienen metro, en Alicante su tranvía, y en Murcia no tenemos nada. Este es el resultado de un desastre generalizado de gestión. El PP solo piensa en articular sus clientelas, no en hacer Región. Hemos visto como es capaz de retirar un Estatuto regional para asegurar el control de un partido que anda tambaleándose con unas Juventudes intervenidas y un miedo atroz a perder, más que el poder, su plato de comida.

Desmontar los marcos implica estar al tanto de la situación de nuestras provincias limítrofes y de las necesidades de esta ciudad. Necesitamos que quienes nos gobiernan piensen fuera de la caja, lo veo difícil viendo mensajes de queja en vez de unos que apuesten por una entidad de transporte metropolitano y la ampliación del tranvía. Para ganar a veces hay que pensar desde posiciones laterales aprobando en comunicación. Pero esto es tan de la década de los noventa que quizás en Murcia sea revolucionario.   

El soterramiento consiguió articular un sentir general que logró que las obras fueran una realidad. Fue el PSOE de Diego Conesa quien rompió con el marco impuesto del AVE para todos. Esto le llevó a ganar unas elecciones en las que perdió la presidencia regional por la aritmética parlamentaria.

Estos sentimientos existen para tantas otras cosas: la conexión histórica con Albacete, la entidad metropolitana o el tranvía. Sin embargo, estas ideas o propuestas no catalizan, parece que existe un miedo aterrador a romper los marcos. Para ser fermento de esos cambios, conviene vivir pegado al suelo, desarrollar liderazgos, pero, sobre todo, ser capaces de crear nuevos escenarios apegados a la demanda de los vecinos que ilusionen y creen esperanza.