Soy maestro de la Escuela Pública desde hace 28 años. La mitad de ellos dedicado a la Educación Infantil y la otra a la Enseñanza primaria como tutor y profesor de inglés. Trabajo y creo en la Educación como motor de desarrollo personal y social.
Durante más de 20 años, he trabajado en coordinación con mis compañeros y compañeras en la búsqueda sinfín de estrategias, recursos y metodologías pedagógicas con el objetivo primordial de facilitar el aprendizaje de todo nuestro alumnado. Para conseguirlo, dedicábamos muchas horas a la programación de medidas de atención a la diversidad, de actividades variadas, globalizadas y creativas que tuvieran en cuenta a nuestro alumnado en cuanto a su ritmo biológico y de aprendizaje, a sus intereses y sus conocimientos previos. Eran años de “afinar” mucho en la programación para facilitar el aprendizaje de todos.
Sin embargo, con la imposición de la LOMCE y la aplicación de los recortes en la Escuela Pública, las medidas organizativas y las exigencias de la administración educativa han ido “perturbando” seriamente la práctica docente en muchos centros:
- - Recortar plantillas, aumentar ratios alumno/profesor, precarizar el empleo de los interinos, aumentar la carga lectiva, no sustituir las bajas docentes hasta pasados diez días lectivos, forzar la incorporación de profesores enfermos, recortar los presupuestos, limitar los recursos personales y el acceso de niños afectados a los programas de atención a la diversidad y cargar de burocracia la labor docente ATENTAN directamente CONTRA la CALIDAD del servicio educativo.
- - Pero, la mayor perversión de la LOMCE (eufemísticamente llamada Ley de Mejora de la Calidad Educativa) es la imposición de un sistema de evaluación increíblemente exhaustivo, infinito, aberrante y complejo, basado en los estándares de aprendizaje.
- - La aplicación de este sistema “complica” muchísimo la labor docente y prioriza su esfuerzo en la evaluación, dejando de lado aspectos esenciales como son la programación y preparación de recursos didácticos y el necesario tiempo para la coordinación docente.
- - Llega además en un momento inoportuno de infradotación de recursos personales y materiales, por la aplicación de recortes educativos y sus consecuencias en la calidad.
- - Técnicamente, en la región de Murcia, llevamos dos cursos “peleándonos” con el programa oficial “ANOTA”, que no termina de funcionar y que hace perder mucho tiempo y energía al profesorado. El proceso de adjudicación de notas finales es complejo, y los resultados que se obtienen no son fiables.
- - Se “despersonaliza” el papel evaluador del profesor y se pierde la valoración continua y global que tiene del alumno.
Como consecuencia de esta “evaluacionitis aguda impuesta”, el profesorado llega al final del trimestre exhausto y concentrado en el arduo proceso evaluador, quedando escasas ganas y energías para preparar con los niños actividades extra de antaño, tales como obras teatrales, bailes, belenes o villancicos navideños. ¡Qué pena¡ ¡El mundo al revés!
Seguro que para el año 2017, uno de los deseos más solicitados entre los docentes será: ¡Que deroguen la LOMCE ya y nos dejen enseñar tranquilos!
Soy maestro de la Escuela Pública desde hace 28 años. La mitad de ellos dedicado a la Educación Infantil y la otra a la Enseñanza primaria como tutor y profesor de inglés. Trabajo y creo en la Educación como motor de desarrollo personal y social.
Durante más de 20 años, he trabajado en coordinación con mis compañeros y compañeras en la búsqueda sinfín de estrategias, recursos y metodologías pedagógicas con el objetivo primordial de facilitar el aprendizaje de todo nuestro alumnado. Para conseguirlo, dedicábamos muchas horas a la programación de medidas de atención a la diversidad, de actividades variadas, globalizadas y creativas que tuvieran en cuenta a nuestro alumnado en cuanto a su ritmo biológico y de aprendizaje, a sus intereses y sus conocimientos previos. Eran años de “afinar” mucho en la programación para facilitar el aprendizaje de todos.