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La playa menguante de La Llana

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Muchos de nosotros recordamos haber ido a la playa de La Llana en nuestra juventud allá por los años ochenta y noventa del siglo XX. Esta playa es la continuación de la Manga del Mar Menor y cierra la laguna por el norte. Es una playa protegida y sin edificaciones, ya que forma parte del Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar. En aquellos años era una playa salvaje, hermosa, amplia, muy larga y muy ancha.

Recuerdo la imagen de la torre del socorrista, que estaba a varios metros del frente de la playa. Cuando volví años después, en 2009, el mar había avanzado y la torre del socorrista se adentraba en él ya varios metros. ¿Qué había pasado?

La torre no se había movido, claro. Lo que ha venido sucediendo es que la playa retrocede varios metros, el mar ocupa cada vez más sitio y la playa corre el riesgo de desaparecer. La playa ya no es ancha, y de seguir así, dentro de poco el mar llegará a las dunas de Las Salinas. Se calcula que el retroceso de la playa hacia atrás y el avance del mar es de un metro por año desde los años sesenta hasta aquí. Se podría pensar que el mar está subiendo por el cambio climático, lo que puede ser verdad en unos cuantos centímetros.

Pero el gran retroceso de la playa se debe a otras causas. La playa de La Llana se extiende al sur del puerto de San Pedro del Pinatar. Este puerto se comenzó a construir en 1960, y el último espigón del puerto deportivo que se adentra muchos metros dentro del mar Mediterráneo fue construido en los años 80. Precisamente esta construcción es la que impide el flujo natural del oleaje y de las corrientes de agua y arena, constituyendo una barrera artificial que ha acabado por cargarse una playa entera.

Por cierto: la torre aquella de hierro blanco la acabaron por derribar, claro, porque para qué. El socorrista tendría que haber llegado nadando a ella. La imagen de la torre dentro del agua era absurda, dura y muy reveladora de lo que está pasando. Mejor quitarla, que no se vea.

Y ahí interviene la política, claro. Hace poco, el pleno del Ayuntamiento de San Pedro del Pinatar, gobernado por el PP, ha exigido al Gobierno central del PSOE que acometa inmediatamente la regeneración de la Playa de La Llana.

Actualmente existe un proyecto del Ejecutivo nacional que cuenta ya con los informes preceptivos de la Comunidad autónoma. Y según el Ayuntamiento es necesario iniciar su ejecución sin más demoras para evitar la desaparición de la playa. Cuando se acometió la ampliación del puerto de San Pedro en los años 80 también gobernaba el PP ese Ayuntamiento, pero ya se sabe que lo que unos destrozan lo tienen siempre que arreglar otros.

Alguna mente perversa pensará que en esta región siempre destrozan los mismos y esos mismos exigen a los otros que arreglen ellos lo ya destrozado. Es el cinismo de la política: no somos responsables nunca de nada, y unamunianamente decimos: “que lo arreglen ellos”.

A saber si ese plan de regeneración de la playa de La Llana de San Pedro del Pinatar se pone en marcha alguna vez y si es eficaz o no. Pienso en estos momentos en las fallidas regeneraciones pendientes en nuestra región: la bahía de Portmán y el Mar Menor, dos destrozos irresueltos. Y también pienso de la que nos hemos librado en Cartagena con el frustrado proyecto del macropuerto de El Gorguel. ¿Se imaginan si se hubiera llevado a cabo esa megaconstrucción, el panorama que habría quedado en el litoral cartagenero?

¿Es difícil imaginar un escenario dentro de cuarenta o cincuenta años en el que un pleno del futuro Ayuntamiento de Cartagena del año 2070 o 2080 exija al Gobierno central que acometa un plan de regeneración de las playas destruidas en, por ejemplo, Calblanque, debido a la construcción en el pasado 2030 del macropuerto de El Gorguel? Y es que no medir el impacto medioambiental con la construcción de estas infraestructuras tiene el efecto de que serán las futuras generaciones las que tengan que ir desplazando las torres de los socorristas muchos, muchos, muchos metros más adentro en playas que se acabarán perdiendo irremediablemente. Y que solo sea eso lo que haya que arreglar.

Muchos de nosotros recordamos haber ido a la playa de La Llana en nuestra juventud allá por los años ochenta y noventa del siglo XX. Esta playa es la continuación de la Manga del Mar Menor y cierra la laguna por el norte. Es una playa protegida y sin edificaciones, ya que forma parte del Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar. En aquellos años era una playa salvaje, hermosa, amplia, muy larga y muy ancha.

Recuerdo la imagen de la torre del socorrista, que estaba a varios metros del frente de la playa. Cuando volví años después, en 2009, el mar había avanzado y la torre del socorrista se adentraba en él ya varios metros. ¿Qué había pasado?