Cada individuo es único, con sus características y tan importante como cualquier otro, con independencia de sus capacidades. Por ello es necesario que empaticemos con la discapacidad e intentemos evitar prejuicios, siendo conscientes de que es un factor limitante para realizar determinadas tareas.
Soy un estudiante con discapacidad motora, en el último curso del grado de periodismo y actualmente realizando prácticas en el Área de Comunicación de CCOO. Descubriendo las posibilidades que el mercado laboral puede ofrecer a las personas con discapacidad, y siendo consciente de que debemos modificar actitudes y prejuicios sociales respecto a las personas con diversidad funcional para avanzar en positivo como sociedad.
Tener algún tipo de discapacidad no es el principal problema para encontrar empleo, sino encontrarnos en un entorno no inclusivo. La persona con alguna discapacidad inicialmente no conoce su propio potencial, por ello necesita el apoyo y la orientación de profesionales que le ayuden a desarrollar las aptitudes que él mismo irá encontrando. Existe un desfase entre las posibilidades reales que pueden ofrecer las personas con discapacidad, por sus estudios y capacidades, y el ámbito laboral en el que pueden integrarse.
Al enfrentarme a la situación de búsqueda de empleo, compruebo que todo es muy burocrático, es sencillo inscribirse como demandante, incluso se puede realizar por internet desde la página SERFCARM, pero decidí pedir cita presencial para comprobar de primera mano cómo actuarían ante la presencia de una persona con discapacidad, con limitaciones y con asistente. Pensaba que el proceso de inscripción y orientación se realizaría al mismo tiempo, pero no es así, primero te inscriben como demandante de empleo sin más, fácil, rápido y sencillo, después debes pedir cita con el departamento de Orientación Laboral. De primeras, sin pedirme certificado de discapacidad, ni de formación, me recomiendan dirigirme a Famdif y a Fundación Once, centros especiales de empleo, referentes en contratación de personas con discapacidad. RealicÉ la pregunta: ¿qué empleo se podría adecuar a mis características?, me responden que debo solicitar la evaluación de mis capacidades, pero he comprobado que el informe de adecuación al puesto de trabajo lo solicita directamente la empresa.
El trato hubiera sido distinto si la discapacidad no fuera tan evidente o visible, en cuyo caso sería decisión de la persona con discapacidad hacérselo saber al entrevistador.
El compromiso de los agentes sociales que intervienen en el mundo laboral es imprescindible para facilitar la incorporación de las personas con discapacidad en las plantillas de las empresas.
En general, para las empresas no es fácil encontrar personas con discapacidad adecuadas al puesto de trabajo que ofrecen y menos integrarlas en la actividad y en su plantilla, por lo que sería conveniente y necesario, una mayor colaboración de apoyo y asesoramiento por parte del servicio de empleo para evaluar las cualidades y capacidades de las personas trabajadoras con discapacidad y su adecuación al puesto de trabajo ofertado por las empresas.
En cualquier caso, el talón de Aquiles para las personas con diversidad funcional es su integración laboral y las dificultades con las que se encuentra a la hora de realizar las tareas. Lo ideal sería poder realizarlas en igualdad de condiciones que el resto de los trabajadores, de ahí la necesidad de adaptación del puesto de trabajo, se hace necesario, además, reconocer los estudios y cualificación técnica para que se puedan cumplir las expectativas del desempeño de la profesión de manera eficiente.
Si el esfuerzo, el desgaste de energía y los quebraderos de cabeza que conlleva la búsqueda de empleo para adentrarse en el mercado laboral y labrarse un futuro es complicado para toda la población en general, para las personas con discapacidad lo es en mayor medida. Para cualquier tipo y grado de discapacidad, sea intelectual, funcional o física, como es mi caso, en el que es incluso más complicado al necesitar la ayuda de una tercera persona para determinadas acciones cotidianas, induce a especular o presuponer que mi afectación es mayor e incluso que no soy capaz de pensar y hablar.
Para evitar la estigmatización y los estereotipos de las personas con discapacidad y, especialmente en el caso de la parálisis cerebral, que tenemos más dificultades al presentar diferentes tipos de discapacidad, incorporarnos al mercado laboral es la solución ideal para alcanzar una vida independiente y plena. El objetivo que para cualquier persona es de lo más normal y le marca para el resto de su vida. Al igual que para las personas sin discapacidad, para las personas con diversidad funcional, la actividad laboral remunerada nos ayuda a conseguir reconocimiento social e independencia económica, lo que supone, quizá, la parte más importante de la realización personal.
Para reducir, o mejor eliminar, el desconocimiento y reticencia hacia las personas con discapacidad, se necesitaría una alfabetización de la población en materia de diversidad funcional. Integración y valores como el respeto son necesarios para dar a conocer y promocionar este mundo, para reducir su opacidad y hacer de él una parte más de la sociedad, como cualquier otro. El empresariado y la administración son claves en la integración laboral de las personas con discapacidad y, por tanto, de su integración en la sociedad como cualquier otro colectivo.
El empleo y la formación son los factores primordiales que permiten a las personas con discapacidad equipararse con el resto de la población, que ayudan a que exista menor discriminación y, por ende, su integración en la sociedad para ir superando las barreras existentes y disminuir los prejuicios que existen hacia el colectivo. El gran desafío es conseguir que la sociedad nos integre plenamente y nos vea.
Soy consciente de mi discapacidad desde que tengo uso de razón. Para afrontar la realidad con fortaleza me han ayudado familiares, cuidadores, maestros, profesores, compañeros y muchos y muy grandes profesionales, que huimos de estereotipos, a pesar de encontrarnos con numerosos obstáculos. La discapacidad física me limita, de tal forma que no he conseguido una autonomía plena, pero no por ello me rindo, ni nos rendimos.