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La polución como ideología

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La ciudad de Murcia es una de las más contaminadas de España. Durante gran parte del periodo navideño, la capital de la Región ha alcanzado el nivel 3 de alerta por la mala calidad del aire. Los pediatras no han dudado en alertar sobre el aumento exponencial de cuadros de asma entre menores y, por tanto, sobre el espectro de problemas respiratorios que la respiración del aire sucio puede entrañar. El problema no solo es objetivo, sino acuciante. Las muertes por patologías derivadas de la creciente contaminación crecen anualmente a escala global y local. Y es el momento de actuar con decisión y ausencia de prejuicios ideológicos. Las ciudades –incluida la de Murcia y cualquier otra de la región- no pueden continuar siendo territorios sin ley en las que la un caduco modelo de comodidad del usuario prime sobre cualquier otra consideración. De ahí que un proyecto como “Murcia Central” constituya, a día de hoy, la política de modernización más ambiciosa que se pueda implementar en este municipio. Si hablamos de la Murcia del futuro, de una ciudad plenamente imbricada en las dinámicas de evolución del siglo XXI, el principal asunto a abordar es que sus vecinos no enfermen por respirar un aire contaminado. De no atacarse este problema, cualquier otra iniciativa quedará reducida a un irresponsable esteticismo que solo contribuirá a la consolidación de un trampantojo de evolución.

Sin embargo, las perspectivas medioambientales de Murcia no pueden ser menos halagüeñas. Si el PP –como indican las encuestas- gana sin mayoría absoluta las próximas elecciones municipales y autonómicas, estará obligado a gobernar con Vox. Y, a tenor de lo que Antelo y Gestoso han declarado sobre Murcia Central, nuestros pulmones van a sufrir mucho. De acuerdo con las últimas manifestaciones de Luis Gestoso –candidato por Vox a la alcaldía de Murcia-, su programa de gobierno se resume en acabar a toda costa con la “podemización” de Murcia. Para la ultraderecha, “podemizar” la política municipal supone todo aquello que no sea perseverar en la paranoia negacionista. El propio Antelo ha escrito que Murcia Central constituye un paradigma de las delirantes políticas contra el cambio climático que quiere imponer la izquierda. El proyecto para aliviar al barrio del Carmen del insoportable tráfico y contaminación que sufre cada día es contemplado por Gestoso poco menos que como una provocación a los desamparados vecinos de este distrito, víctimas de una dictadura socialcomunista que les obliga a renunciar a sus libertades fundamentales. Y el problema es que este discurso no es la tecnología conspiranoica fabricada por unos enloquecidos representantes políticos. Por desgracia, muchos ciudadanos lo compran. Y ya no solo los de Vox, sino también los del PP.

Evidentemente, la lucha contra el cambio climático conlleva inevitablemente la modificación de algunos de nuestros hábitos diarios. A todos nos gustaría vivir de la misma forma que hemos conocido desde que tenemos uso de razón. La comodidad es la mayor ideología del ser humano. Y es aquí donde la ultraderecha derrocha toda su capacidad de manipulación. El descontento y los problemas de adaptación que pudieran ocasionar las políticas más evolucionadas contra el cambio climático son aprovechadas por ella para alentar el sentimiento de una identidad expoliada por la izquierda. “Lo de siempre” se ha convertido en un intocable, para cuya preservación vale todo –incluso la negación del desastroso impacto del cambio climático. Pero para que la alteración de “lo de siempre” sea considerada por una parte de la población como un ataque a nuestra identidad más arraigada debe primero elevarse al estatus de cultura, de tradición. Que un vehículo atraviese el barrio del Carmen no es una herencia romana o árabe, sino un mero aprovechamiento de un plan de ordenación urbana completamente obsoleto. Culturizar la comodidad es la base del negacionismo de Vox, la piedra angular de un discurso manipulador que busca fosilizar en forma de identidad inalterable una forma de vida que ya no es compatible con el planeta. Esta sociedad en plena recesión política está ávida por comprar identidad. Y la ultraderecha se la ofrece. Como una enredadera, se extiende por todos los ámbitos de la vida y de la política para convertir cualquier aspecto en un elemento patrimonial protegido por las rancias esencias.         

La ciudad de Murcia es una de las más contaminadas de España. Durante gran parte del periodo navideño, la capital de la Región ha alcanzado el nivel 3 de alerta por la mala calidad del aire. Los pediatras no han dudado en alertar sobre el aumento exponencial de cuadros de asma entre menores y, por tanto, sobre el espectro de problemas respiratorios que la respiración del aire sucio puede entrañar. El problema no solo es objetivo, sino acuciante. Las muertes por patologías derivadas de la creciente contaminación crecen anualmente a escala global y local. Y es el momento de actuar con decisión y ausencia de prejuicios ideológicos. Las ciudades –incluida la de Murcia y cualquier otra de la región- no pueden continuar siendo territorios sin ley en las que la un caduco modelo de comodidad del usuario prime sobre cualquier otra consideración. De ahí que un proyecto como “Murcia Central” constituya, a día de hoy, la política de modernización más ambiciosa que se pueda implementar en este municipio. Si hablamos de la Murcia del futuro, de una ciudad plenamente imbricada en las dinámicas de evolución del siglo XXI, el principal asunto a abordar es que sus vecinos no enfermen por respirar un aire contaminado. De no atacarse este problema, cualquier otra iniciativa quedará reducida a un irresponsable esteticismo que solo contribuirá a la consolidación de un trampantojo de evolución.

Sin embargo, las perspectivas medioambientales de Murcia no pueden ser menos halagüeñas. Si el PP –como indican las encuestas- gana sin mayoría absoluta las próximas elecciones municipales y autonómicas, estará obligado a gobernar con Vox. Y, a tenor de lo que Antelo y Gestoso han declarado sobre Murcia Central, nuestros pulmones van a sufrir mucho. De acuerdo con las últimas manifestaciones de Luis Gestoso –candidato por Vox a la alcaldía de Murcia-, su programa de gobierno se resume en acabar a toda costa con la “podemización” de Murcia. Para la ultraderecha, “podemizar” la política municipal supone todo aquello que no sea perseverar en la paranoia negacionista. El propio Antelo ha escrito que Murcia Central constituye un paradigma de las delirantes políticas contra el cambio climático que quiere imponer la izquierda. El proyecto para aliviar al barrio del Carmen del insoportable tráfico y contaminación que sufre cada día es contemplado por Gestoso poco menos que como una provocación a los desamparados vecinos de este distrito, víctimas de una dictadura socialcomunista que les obliga a renunciar a sus libertades fundamentales. Y el problema es que este discurso no es la tecnología conspiranoica fabricada por unos enloquecidos representantes políticos. Por desgracia, muchos ciudadanos lo compran. Y ya no solo los de Vox, sino también los del PP.