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PP y Cs: apuestas por la supervivencia

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Podemos respirar tranquilos y descansar. Ya está claro: la lideresa de Ciudadanos apuesta por la continuidad de López Miras al frente del gobierno regional hasta 2023. De momento, luego veremos por qué.

No se podía esperar otra cosa de un partido que aparentemente apostó públicamente en 2019 por acabar con tantos años de égida del Partido Popular, como anunció la mismísima Inés Arrimadas en la murcianísima plaza de Belluga, para después apuntalarlo en todas las instituciones en que pudo para que no se notara que, por primera vez desde 1995, la derecha gobernante había perdido en las urnas. Pírricamente, es verdad. Por eso los regeneradores optaron por lo que optaron.

La desfachatez del partido supuestamente regenerador y de sus dos lideresas –– no se imagina que semejante cosa no cuente con el apoyo de Arrimadas y Martínez Vidal–– llega al extremo de que la anuncian cuando sigue sin aclarar, después de un mes de cortinas de humo, cuántos altos cargos y quiénes están en ese grupo de los 600 hijos murcianos de Pfizer que se saltaron la cola de las vacunas y se las pusieron irregularmente. Aparte, claro es, de los seis dimitidos o cesados que ya sabemos. 

Si alguien piensa que la comisión de investigación sobre el escándalo de las vacunas auspiciada por Martínez Vidal ––es la que manda y quiere mandar más–– en la Asamblea va a arrojar alguna luz sobre el asunto, va listo. No es más que otra forma de marear la perdiz y espesar la cortina de humo para que, con el paso del tiempo, todo quede en agua de borrajas. Qué paradoja: al escándalo de las vacunas sigue, sin solución de continuidad, el episodio del partido regenerador apoyando la continuidad del presidente López Miras hasta el año 2023. ¿A cambio de qué? ¿De una vicepresidencia que ya tiene ganada?

Ciudadanos, es decir Martínez Vidal, “vende” que su propuesta asegura la continuidad de la legislatura hasta 2023, puesto que la modificación de la ley del Presidente impediría a López Miras disolver la Asamblea antes y convocar elecciones. ¡Qué loable empeño por la estabilidad institucional muestra! Si no fuera porque la lectura entre líneas insinúa que lo que intentan los supuestamente regeneradores es ganar tiempo para intentar recomponerse tras la pérdida dizque irreparable de apoyos electorales en todo el Estado ––véanse los resultados del 14-F en Cataluña–– y tener opción de no pasar a extraparlamentario dentro de dos años.

Eso, en una lectura bienintencionada del nuevo apuntalamiento al PP y López Miras, tras el inicial de 2019 facilitando que el perdedor de las elecciones formara Gobierno y el ganador, el PSOE de Conesa, se quedara con dos palmos de narices. Pero si se mira como un Icue bordesico, se pensaría que lo que intentan algunos pseudo regeneradores es colocarse anticipadamente a la sombra de la calle González Adalid, que es la que más protegerá en 2023 si hay que dar crédito a los profundos sondeos del CEMOP. La lideresa murciana quedaría, así, como hija pródiga que vuelve al redil.

También parece meridianamente claro que el líder popular necesita ganar unas elecciones, pues en caso contrario será el presidente que heredó a PAS y lo ejerció, tras ser derrotado en las urnas, gracias a componendas partidarias con una formación espuria, trafullera y veleidosa en su práctica política. Nada personal: en su práctica política, digo.

Bien mirado, podría pensarse que no se puede esperar otra cosa de un grupo en el que las figuras que se ven desde la calle actúan como tránsfugas en potencia y en acto pasado: Martínez Vidal. O como arribistas sin disimulo, caso de la bombástica segunda autoridad de la Región, Alberto Castillo. O tal que supuestos aficionados al puchero, o sea la aún vicepresidenta, Isabel Franco. Al menos en el PP son previsibles y están a lo que están. Que es barajar, dar cartas y mantenerse como sea con los amigos y allegados. El CEMOP y las urnas despejarán las incógnitas, si no lo hacen antes López Miras y Martínez Vidal al alimón. El Señor nos coja confesados. Vale.

Podemos respirar tranquilos y descansar. Ya está claro: la lideresa de Ciudadanos apuesta por la continuidad de López Miras al frente del gobierno regional hasta 2023. De momento, luego veremos por qué.

No se podía esperar otra cosa de un partido que aparentemente apostó públicamente en 2019 por acabar con tantos años de égida del Partido Popular, como anunció la mismísima Inés Arrimadas en la murcianísima plaza de Belluga, para después apuntalarlo en todas las instituciones en que pudo para que no se notara que, por primera vez desde 1995, la derecha gobernante había perdido en las urnas. Pírricamente, es verdad. Por eso los regeneradores optaron por lo que optaron.