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PP: liquidación total por cierre

¿Alguien cree que, después de lo acontecido, pueden de nuevo presentarse a las elecciones como si nada? ¿Alguien cree que un partido con responsabilidades directas en tantos escándalos y en estas condiciones puede pedir de nuevo el voto como si nada hubiera ocurrido?

Pues sí, hay quien lo cree: muchos de esos electores de derechas que votan PP aunque pierda. Hay males que no tienen remedio. Cuando se ha perdido toda credibilidad política y moral, y es el caso del PP, no hay otra salida para escándalos de esta magnitud que la liquidación del partido. Cerrarlo y sustituirlo por otro. Con dirigentes no manchados por los desmanes de la etapa presente. Todo lo que no sea esto serán apaños insuficientes, agonía.

La superación de la crisis de la derecha española sólo será posible con un reconocimiento de la verdad y no mediante medias excusas del tipo “confié en quien no debía”. Lo relevante desde el punto de vista político y social es que, a estas alturas, no les queda ninguna credibilidad.

El castigo electoral recién recibido por el PP en toda España y en la Región de Murcia en particular va en una dirección y, lo más probable, es que eso marque tendencia. Se apresuraron a exigir anticipo electoral, negando unos presupuestos decentes y el tiro les salió por la culata.

Sus militantes y simpatizantes se sienten hundidos, desanimados, sobrecogidos, con la sensación de que la campaña de los próximos comicios “está liquidada”. Se les va hacer difícil los comicios que llegan este mismo mes de mayo para Teodoro y Fernando y repetir su habitual discurso sobre la bajada de impuestos, de su milagro económico y su amor patrio con el convencimiento de que el PP ganará así las elecciones.

Desde los poderes mediáticos más próximos a la derecha se han puesto todas las trabas y provocaciones para desprestigio de la izquierda, lo cual se interpretaba como otra cuña en la división de la izquierda y, con ello, el consecuente desgaste del PSOE. Pero bastó con contrastar la verdadera intención de toda la derecha contra Sánchez para darse cuenta de que la derecha española, la más honesta y moderada, dispone ya de un recambio. Y la otra, la más chusquera y rancia, también. Es una novedad.

Aznar asaltó su partido de la mano de un delfín al que poder insuflar su pensamiento, sin dejar de hacer guiños a los líderes de las otras derechas. El eterno “salvador de la patria”, disgustado con los “flojitos”. Casado sería, pues, el instrumento, joven fácilmente manejable, y los resortes funcionaron. El sector moderado del PP fue laminado y comenzó la Reconquista. Si hacía falta se pactaría con Vox y con Cs. Y parecía que esa estrategia funcionaba, como vimos en Andalucía. Pero, de nuevo, la prepotencia, el extremismo, el machismo, la homofobia, el monopolio del concepto de España y su concepción excluyente hacia otras maneras de entenderla -el propio ejemplo andaluz, la xenofobia y las manipulaciones- provocaron que una gran parte de la ciudadanía, tan diversa en su manera de entender la política y la vida misma, acudiera a votar y a derrotar, una vez más, al PP de Aznar.

El 26 de mayo hay que vencer al PP, arrebatarle el gobierno regional y desalojarlo de la mayor parte de las instituciones que gobierna en la Región. Lo de la liquidación vendrá: ellos solos acabarán con el partido. Falta que la izquierda haya entendido el nuevo tiempo en que está la sociedad, una etapa de profundización radical de la democracia a través del protagonismo directo de los ciudadanos. No será fácil, pero no es imposible. Se puede y se tiene que hacer.

¿Alguien cree que, después de lo acontecido, pueden de nuevo presentarse a las elecciones como si nada? ¿Alguien cree que un partido con responsabilidades directas en tantos escándalos y en estas condiciones puede pedir de nuevo el voto como si nada hubiera ocurrido?

Pues sí, hay quien lo cree: muchos de esos electores de derechas que votan PP aunque pierda. Hay males que no tienen remedio. Cuando se ha perdido toda credibilidad política y moral, y es el caso del PP, no hay otra salida para escándalos de esta magnitud que la liquidación del partido. Cerrarlo y sustituirlo por otro. Con dirigentes no manchados por los desmanes de la etapa presente. Todo lo que no sea esto serán apaños insuficientes, agonía.