A nadie se le escapa, o no debería, que el pivote sobre el que gira la política a medio-largo plazo en la Región es el del agua. Tampoco se podría ignorar que cualquier propuesta clara al respecto aglutina por un lado apoyos y concordancias, votos en definitiva, al tiempo que denuestos y rechazos en el otro. No hay término medio, por mucho que haya quien se empeñe en elogiar la sabiduría y la profundidad del gris, la ahora llamada equidistancia.
Hace algún tiempo, comentando unas votaciones regionales en la misma noche electoral el arriba firmante aseguró que había ganado el mensaje más claro. Con más del sesenta por ciento, que todo hay que decirlo. Un cotertuliano y, sin embargo, partidario de los ganadores, me espetó en un receso fuera de micrófono: Eso lo traías preparado.
Era obvio: el “Agua para Todos” blindado por Valcárcel, publicitado por Ruiz Vivo y financiado con cuantos medios hiciera falta por SCRATS, Junta de Hacendados, Polaris, ProExport, etcétera, etcétera, etcétera ––como se decía–– arrasaba una vez más ante la incapacidad manifiesta de los socialistas locales de emitir un mensaje alternativo, clarificador e igualmente unificador para aglutinara votos bajo la bandera del PSRM.
Unos cuantos años después estamos en las mismas, como acaba de mostrar la enésima “marcha en defensa del trasvase Tajo-Segura”, que no es otra cosa sino el empecinamiento de quienes controlan el negocio del agua en que todo siga igual, indiferentemente de que el caudal de la cuenca cedente disminuya, como baja el régimen general de lluvias, y de que las necesidades hídricas de esa área donante crecen, aunque no al ritmo desbocado al que aumentan las de la zona destinataria de los hectómetros cúbicos trasvasados, es decir, la cuenca del Segura.
El victimismo trasvasista se ve, pues, contrarrestado por el victimismo sur-mesetario, una dinámica diabólica en la que ambas partes reclaman más sin una consideración mínima de los intereses de la otra. Un juego de espejos que no tiene en cuenta el acelerado cambio de las condiciones climáticas hacia una situación progresivamente más seca que impondrá ––de hecho, ya impone–– un recorte acentuado de las disponibilidades hídricas en los pantanos de Entrepeñas y Buendía.
Por parte de los promotores y convocantes de esta nueva protesta protrasvasista, las posturas están claras. Es el mismo mensaje de siempre en pos del mantenimiento de un statu quo insostenible. Tienen su razón de ser y su derecho a defender su posición: poderoso caballero… Pero sorprende y mucho que, como en tiempos del más puro y neto bipartidismo, la alternativa del PSRM sea ninguna. O, desde luego, imprecisa y contradictoria.
La dirección del principal partido de la oposición murciana se mostró contraria a la convocatoria de la protesta en Madrid. Y paralelamente dio “libertad de voto” a sus representantes de cada localidad para que fueran o no, apoyaran o rechazaran, aprobaran o disintieran. De esta forma, y como es habitual, la Región sigue sin saber cuál es la postura realmente oficial y elaborada del PSRM con respecto al trasvase Tajo-Segura.
¿Hay que defenderlo hasta la muerte a pesar de que las evidencias muestran que es una pelea de objetivo incierto, por no decir condenada al fracaso? ¿Hay que plantear alternativas largoplacistas para procurar equilibrar la demanda de agua de alguna manera cuando, no dentro de muchas décadas, un Tajo exangüe sea incapaz de cubrir las necesidades del regadío surestino?
Si se opta por la primera, ¿Hay seguridad de que dentro de una década, por ejemplo, la economía regional va a poder seguir teniendo como piedra angular el regadío, junto al turismo de medio pelo segundoresidencionista? ¿Hay seguridad de que la supuesta y nunca suficientemente demostrada racionalización del uso del agua conseguirá salvar la joya de esa corona turística que es el Mar Menor? ¿Hay una propuesta general y comprehensiva que intente aunar ambos objetivos?
Está claro que los promotores de la protesta trasvasista en Madrid no la tienen, como vienen demostrando desde hace 25 años en conjunción con los enunciadores y defensores del “Agua para Todos”. Siguen encerrados con su único juguete: el Trasvase y la explotación salvaje de recursos, tierras y hombres. Una última cuestión: ¿Tiene el PSRM otra vía que ofrecer que no sea la que se cobija demagógicamente bajo ese eslogan hidrológico tan exitoso? No parece. La aguja magnética de la brújula, de nuevo, no marca ningún norte: la marea se impone. Vale.
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A nadie se le escapa, o no debería, que el pivote sobre el que gira la política a medio-largo plazo en la Región es el del agua. Tampoco se podría ignorar que cualquier propuesta clara al respecto aglutina por un lado apoyos y concordancias, votos en definitiva, al tiempo que denuestos y rechazos en el otro. No hay término medio, por mucho que haya quien se empeñe en elogiar la sabiduría y la profundidad del gris, la ahora llamada equidistancia.
Hace algún tiempo, comentando unas votaciones regionales en la misma noche electoral el arriba firmante aseguró que había ganado el mensaje más claro. Con más del sesenta por ciento, que todo hay que decirlo. Un cotertuliano y, sin embargo, partidario de los ganadores, me espetó en un receso fuera de micrófono: Eso lo traías preparado.