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Nos quedamos con ellas

A tres días del 10N presenciamos un inédito debate. A pesar de que estamos en aras del feminismo, y tanto en política como en la vida debemos seguir invirtiendo patrones arcaicos del refranero español: “Detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mujer”, tras el debate de ayer podríamos concluir que “detrás de una gran mujer, siempre hay más mujeres”.

Y es que las lideresas, las principales candidatas de cada partido, dejaron el listón del arte de hacer política a metros de distancia con respecto al debate que pudimos ver el lunes pasado y que fue protagonizado por varones, candidatos todos ellos a la presidencia del gobierno. En esta ocasión no había penes que medir, ni testosterona que regular. La sensatez y los programas políticos fueron la tónica de la contienda.

Sin duda, nos quedamos con ellas, empezando por la presentadora y moderadora del debate de la Sexta, Ana Pastor, implacable como de costumbre. Puso sobre el prime time de la noche del jueves un formato distinto, un debate más dinámico. Se palpó la diferencia entre el anterior de la noche del lunes, reglado por los oradores, donde las concepciones básicas de la comunicación política encorsetaron y condicionaron la naturalidad y la altura con la que nos gustaría que nos hablaran.

El jueves, en cambio, vimos un debate moderado por el periodismo, donde las candidatas no sabían cuáles iban a ser las preguntas, ni tampoco tenían posibilidad de utilizar dispositivos móviles. Fue un debate de tú a tú: tus argumentos frente a los míos, donde la moderadora no permitió que ninguna de las protagonistas se saliera del bloque, implacable como les dije. Aunque tampoco pudo evitar que por instantes las candidatas utilizaran el plató como la bancada: con interrupciones y chascarrillos por lo bajo para interpelar de manera poco educada a la adversaria, y que no consiguen más que desdibujar, más si cabe, la figura del político, dando lugar a que los abstencionistas refuercen sus argumentos para no votar el 10N. Háganselo mirar, señorías.

Dicho esto, si les parece, nos centraremos individualmente sobre cada una de ellas, haciendo alusión especial a su minuto final. De izquierda a derecha.

Irene Montero (Unidas Podemos): Consiguió transmitir con total claridad los puntos programáticos de su partido. Respondió con solvencia cada una de las preguntas planteadas en los bloques, argumentando con una oratoria clara y concisa. No entró en polémicas y se mantuvo respetuosa en todo momento con las intervenciones del resto.

Su minuto de oro tuvo inicialmente a la mujer como protagonista. Se puso en el centro del discurso, como madre de tres hijos que quiere un futuro mejor para los suyos. En definitiva mostró querer coger el testigo de quienes nos dieron un futuro, para devolverlo mejor a quienes nos sucederán.

- “Estoy aquí también porque tengo tres hijos y quiero que vivan en un país en el que respiren un aire limpio, y en el que el estudio y su trabajo les permitan vivir y ser felices”.

- “Seguiremos luchando para que España sea un país feminista, ecologista, y en el que haya justicia social”.

- “Las cosas, especialmente las difíciles, no se consiguen a la primera pero creo que la vida y lo que nos estamos jugando es demasiado valioso como para no intentarlo. Sí se puede”.

Ana Pastor (PP): Quizás le quedó grande lo de confrontar en las distancias cortas. La vimos titubear y pensar en exceso sin llegar a dar grandes respuestas elocuentes. Aunque por otra parte, mostró un gran aplomo, ese que le dan los 30 años en política que la avalan. Tuvo el gran acierto de desmarcarse de las afirmaciones realizadas por su compañera Cayetana Álvarez de Toledo con respecto a la violencia machista, y a que solo un sí es un sí. Percibimos también de sus palabras que no todo el mundo en el Partido Popular se encuentra cómodo con las alianzas con Vox, y a pesar de tener que tragar los sapos de la corrupción de su partido, salió airosa indicando que la corrupción es de las personas, no de su partido.

Su minuto de oro fue genérico, poco o muy poco concreto y baladí. Se quedó sin tiempo divagando.

- “El domingo es una ocasión magnifica para decir lo que queremos para el futuro. Un gobierno que priorice en lo que le importa a los españoles. Un gobierno que piense en la unidad de esta gran nación, que es España”.

Inés Arrimadas (Ciudadanos): Aunque mejor que Albert Rivera, fue la protagonista de que el debate se convirtiera en un gallinero. No dejó de interrumpir durante las intervenciones del resto de candidatas. Su tono fue prepotente por momentos y tremendamente sobreactuado. Se negó a reconocer que tienen pactos con Vox, mientras se “pavoneaba” ante el Partido Popular mostrando todas las intenciones del mundo de contar con ellos como principal socio de gobierno.

- “Con solo un 2% más de voto a ciudadanos, podemos conseguir 20 escaños más que pueden cambiar todo”.

- “Es el momento de votar valiente, de votar liberal. Es el momento de poner en marcha España”.

María Jesús Montero (PSOE) : Estuvo por encima de su número uno, Pedro Sánchez. Defendió con determinación sus propuestas políticas y sacó pecho sobre todo lo conseguido durante el tiempo que lleva el gobierno en funciones al frente del país. Cometió el error de entrar al juego de Inés Arrimadas, hecho que difuminó por momentos su actuación en el debate.

Su minuto de oro giró en torno a la mujer, dedicado a ellas, haciendo un repaso generacional e incidiendo en las barreras que nos quedan por superar.

- “A las profesionales, que llegáis a los sitios donde llegan los hombres, pero más cansadas y con más renuncias. Nuestras hijas tienen que llegar en pie de igualdad”.

- “A las jóvenes, para que podáis volver a casa tranquilas por la noche sin tener que mirar atrás”.

- “A las valientes que estáis luchando contra el cáncer de mama, y a vosotros los hombres que nos acompañáis en esta tarea. Os seguimos necesitando”.

Rocío Monasterio (Vox): *…

*: Ni con mi puño, ni con mis letras : visibilidad cero. #VoxibilidadCero.

A tres días del 10N presenciamos un inédito debate. A pesar de que estamos en aras del feminismo, y tanto en política como en la vida debemos seguir invirtiendo patrones arcaicos del refranero español: “Detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mujer”, tras el debate de ayer podríamos concluir que “detrás de una gran mujer, siempre hay más mujeres”.

Y es que las lideresas, las principales candidatas de cada partido, dejaron el listón del arte de hacer política a metros de distancia con respecto al debate que pudimos ver el lunes pasado y que fue protagonizado por varones, candidatos todos ellos a la presidencia del gobierno. En esta ocasión no había penes que medir, ni testosterona que regular. La sensatez y los programas políticos fueron la tónica de la contienda.