La semana pasada asistí a una de esas charlas imprescindibles, que suelen ser la tónica habitual de 'Una Educación para el siglo XXI' (gracias AFEReM por vuestro trabajo). Resulta que varias universidades habían colaborado investigando sobre la segregación escolar en la Región de Murcia, de ahí el título de este texto.
El caso es que Fina Antón y Fulgencio Sánchez nos contaban, desde un punto de vista antropológico, qué consecuencias tiene la segregación escolar para la sostenibilidad social. Alertaban sobre la ruptura de la cohesión social, en una sociedad como la nuestra, ya sabéis: democrática e igualitaria, terminaría por provocar rechazo, miedo, odio.
Aquí no acaba la cosa, claro. Desde un punto de vista puramente economicista, si un grupo importante de nuestro estudiantado fracasa escolarmente, es bastante probable que tenga una productividad económica menor en el futuro.
¡Vamos al lío! ¿Qué significa segregar? Concentrar en un mismo centro educativo a muchas personas con las mismas características en cuanto a situación socioeconómica de las familias, origen, etnia o cultura, o rendimiento académico. Manos a la cabeza, como el emoji del grito.
Porque claro, en la Región segregamos, con dinero público, a base de bien, incluso segregamos por sexo (Nelva y Monteagudo), por supuesto segregamos por rendimiento académico, ahí están el programa bilingüe o el digital y, ahora veremos los datos, segregamos por situación socioeconómica y por todo lo demás. Sí, sí, sí, sí, hablamos de la privada concertada y del dichoso distrito único. También segregamos a quienes tienen necesidades educativas específicas. Nos lo vamos a tener que mirar todo, ¡chequeo completo!
Definían también lo que se consideraba un gueto, que es cuando más del 50% del alumnado pertenecía a alguno de los grupos mencionados. Se tienen que estar tronchando de risa los centros considerados de atención preferente, y se reirán por no llorar, todos aquellos que deberían serlo pero no cumplen todos los 'requisitos' En la pública, hay clases en todos los centros donde la problemática supera con creces las capacidades del profesorado, que se enfrenta a 30 estudiantes, cada cual con su necesidad educativa específica, sin ningún tipo de apoyo. Vaya si nos reímos.
Ahora vienen los datos. Vamos allá: el 87% de alumnado de procedencia extranjera (no nacido en España) está en la pública. Más del 50% de este alumnado procede del norte de África (desconocimiento del idioma). En las zonas rurales el porcentaje de alumnado de procedencia extranjera sobrepasa el 20%. A mayor número de centros de educación privada y privada concertada, mayor concentración de este alumnado en centros públicos, aparecen los centros gueto.
Copio: “El alumnado de cualquier sitio es un reflejo de la sociedad de una comunidad. La segregación perjudica su sostenibilidad social, impide la relación entre culturas y la cohesión social y económica”.
Por supuesto que traigo más material. ¿Cómo de responsables somos, desde un punto de vista macro (proyecto ideológico, político y económico)? ¿Y desde un punto de vista micro (creencias, valores de la ciudadanía e individuales)? Vamos al tema.
La Administración Regional apuesta por la red privada en detrimento de la pública. Aún no hemos recuperado la inversión en educación pública previa a 2010, el incremento de dinero destinado a la red privada no deja de crecer, se conciertan centros de primaria y secundaria y, ahora también, centros de FP y Bachillerato. Mientras tanto, los centros públicos se caen a trozos y los servicios ofertados pierden recursos humanos y materiales. Porque, que no se nos olvide, si estuviéramos trabajando con el horario de hace 12 años habría más profesorado contratado. Si no se hubiera dinamitado la atención a la diversidad dentro del aula, ahora tendríamos menos estudiantes por aula, más compensatoria, más pedagogía terapéutica (PT) y audición y lenguaje (AL), más personal técnico (ATEs) y unos equipos de orientación capaces de atender el volumen ingente de trabajo que llega a los centros educativos. Salud mental incluida. ¿Dónde están las aulas de 0-3 en la pública? ¿Dónde va el alumnado con necesidades educativas especiales? ¿Quién tiene aulas de acogida? ¿Tú eres católico? Aquí no te podemos atender.
El distrito único permite a un grupo reducido de familias, las que se lo pueden costear, llevar a sus hijas e hijos a los centros de su elección. La educación privada es para las élites, la privada concertada suele incluir costes encubiertos que no todo el mundo se puede permitir, mención aparte la posibilidad del transporte privado, tiempo y dinero. ¿Dónde van, entonces, las familias con menos recursos? Donde la educación es gratuita (libros, material, extraescolares, transporte). ¿Dónde van las familias con unas necesidades educativas específicas? Donde los atienden, a la pública.
Las comisiones de escolarización no están haciendo su trabajo, el transporte escolar no se organiza siguiendo una planificación de la red de centros que obedezca a cohesión social y la heterogeneidad como oportunidad educativa (como dice la LOMLOE). La afinidad cultural, que es algo latente para cualquier persona, adquiere sentido sólo si hay una red segregada. La educación pública, como eje vertebrador, es la única que garantiza a todas las personitas que viven en la Región el derecho a una educación de calidad.
Pues con esto ya estaríamos. Resulta que la Región de Murcia es objeto de estudio, no solo por esto. En la Jornada estatal de 'Salud Mental en contextos educativos', que tuvo lugar en la Complutense el 3 de febrero, el malestar psicológico docente, con la Región de Murcia como ejemplo, fue un tema central.
Dice Pedro Costa que vivimos un nuevo cantón murciano, 'agrocantón' lo llama él, que está en rebeldía y se rige por sus propias normas. Diga lo que diga la ciencia, digan lo que digan las investigaciones sobre medio ambiente, sobre educación, sobre la pobreza. Pues eso, objeto de estudio.