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Región de Murcia yerma
La presentación de un modelo económico alternativo a la caída industrial permitió al Partido Popular convertir a una tierra de dinamita en un contingente de nuevos ricos conservadores
Cuando los trabajadores de Bazán quemaron la Asamblea en 1992 se abrió una doble vía de cambio político: o la radicalización obrera de la izquierda murciana, todavía en el poder, o dejarse llevar por el atractivo efecto 2000 que prometía el Partido Popular ya con Valcárcel a la cabeza.
Un PSOE fratricida, incapaz de materializar la reconversión económica que ansiaban los murcianos, nos dejó en manos del neoliberalismo depredador. Las etapas de cambio en el tejido económico se han saldado en los últimos tiempos, y curiosamente, con resultados proclives al capitalismo económico, a pesar de tener en sus orígenes exitosas revueltas de trabajadores que se ampliaban a toda la sociedad. Posiblemente, el fallo de estas situaciones, entendidas como momentos críticos para el sistema, es que no terminan proponiendo una alternativa consistente. Al cierre de la industria conservera y pesada le sucedió rápidamente una propuesta de agricultura intensiva y recalificación del suelo que permitía en un escenario no inferior a la década dibujar a la Región de Murcia como tierra fértil.
Todo parece estar cambiando. La crisis económica desbarató las ilusiones de muchos pequeños propietarios de hacerse ricos con sus nuevos suelos urbanos y la mayor crisis hídrica de la democracia parece cuestionar la sostenibilidad de la agricultura de insumos intensivos, máxime cuando el Gobierno nacional ha abandonado explícitamente a los agricultores murcianos como nunca antes había sucedido, ni siquiera en tiempos de la controvertida Narbona. Los convenios urbanísticos están siendo progresivamente anulados y, además, las recalificaciones han ido dejando a los “vecinos-emprendedores” diversos problemas tributarios (al menos hasta 2014) porque tenían que hacer frente a contribuciones urbanas para terrenos sin ningún tipo de servicio.
Es difícil determinar la variable explicativa principal del apoyo a un partido, pero la propuesta de modelo económico (y su fortaleza) puede situarse en la hipótesis incluso antes de otras cuestiones como la identificación partidista
Queremos a nuestra tierra, pero eso no nos puede hacer confundirnos con la situación social que atraviesa. No hablamos mal de ella, intentamos recomponerla, volver a juntar los mil trozos en los que se ha desgarrado. La marca Región de Murcia es sinónimo de pobreza y exclusión social, cuestiones que empiezan a ser estructurales. 138.000 personas se encuentran en situación de pobreza extrema en la Región de Murcia. 466.000 personas (22,3% de la población), están en situación de exclusión social. Somos la Comunidad con el indicador de pobreza y exclusión europeo (AROPE) más alto, solo por detrás de Andalucía y Ceuta, llegando al 38,8%. Todos estos datos que periódicamente hace pública la Red de Lucha contra la Pobreza parecen normalizarse en el trajín político. El modelo económico que ha sostenido al PP todos estos años (nos) ha fallado porque la riqueza de los 2000s era un espejismo.
La imposibilidad de asegurar un futuro en condiciones aceptables de desarrollo nos devuelve la oportunidad y la responsabilidad que en su día tuvo el PP de 1995. La Región de Murcia está seca, que no yerma. El modelo económico de Valcárcel ha fracasado, pero esta tierra puede seguir siendo cultivada con empleo de calidad, innovación y un proyecto endógeno que potencie nuestras ventajas competitivas reales. No vale con proponer un cambio de modelo productivo, ahora que el anterior paradigma no nos da para seguir tirando, hay que empezar a diseñarlo, abordando eficazmente las dimensiones de este debate. ¿Qué modelo de agricultura queremos? ¿Cómo compaginamos la subida salarial con el mantenimiento de la productividad? ¿Más turismo o reindustrialización del cinturón de Murcia con industrias de innovación? ¿Pueblos débiles y ciudades con núcleos a dos velocidades? ¿Y si hacemos de la política de cuidados el nuevo yacimiento de empleo compaginando Estado de Bienestar, desarrollo humano y sostenibilidad? ¿Qué papel tiene la transición energética en la Nueva Economía Regional?
La Región, como la Yerma de Lorca, se tiene que liberar de Juan, con el que solo inició una relación para que le diera el modelo económico de prosperidad permanente que tanto ansiaba.
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