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Sin salida

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Antes de que terminaran las vacaciones, un joven, de poco más de dieciocho años, vino a preguntarme qué podía hacer con su vida para mejorarla, cansado como estaba de trabajar en el precariado. El tiempo no siempre nos otorga la suerte o la capacidad de entender las cosas en su debido momento: ¡nadie escarmienta en cabeza ajena! Por eso, la ley contempla la idea de la enseñanza a lo largo de la vida, y los currículos tienden a ajustarse a esta propuesta, permitiendo en determinados momentos saltar de una educación a otra o retomarla. Su idea, dado que no había finalizado el bachillerato, era realizar una FP de grado medio. Había solicitado la plaza a tiempo, esperando ser admitido, pero no lo consiguió.

Su mirada reflejaba tristeza; lo que se le ofrecía no era lo que buscaba, y la lista de espera lo corroía mientras se preguntaba por qué no había sitio para él en esta Región. Volver al instituto en horario diurno era una opción que competía con la necesidad de seguir ahorrando para afrontar los gastos. Hacerlo a distancia parecía una tarea complicada, y el nocturno, en el valle del Guadalentín, era imposible: lo habían literalmente borrado del mapa, a pesar de que los pueblos, con la excepción de Alhama, lo habían solicitado mediante acuerdos en sus ayuntamientos.

Es la administración la que está obligada, por los artículos 14 y 27 de la Constitución, a garantizar el derecho a la igualdad, a la educación y al aprendizaje a lo largo de toda la vida. Esto le obliga a dotar de medios a todos los tipos de enseñanza y a hacerlo en todo el territorio regional, incluido el valle del Guadalentín. La desaparición del nocturno, sustituido por la enseñanza a distancia, dificulta aún más la incorporación al mundo laboral, como me señalaba este caso. Lo mismo ocurre con la falta de plazas en algunos de los ciclos de Formación Profesional de grado medio y superior, obligando a los estudiantes que desean formarse a recurrir a la educación privada, endeudándose, lo que supone un problema para las familias o personas que viven en condiciones precarias, como muchos de nuestros jóvenes.

Tengo la sensación, aunque no cuento con datos completos, de que la situación de la formación profesional es muy problemática. Lo que me cuentan las personas que se dirigen a mí en busca de orientación y los pocos datos disponibles en los medios me sugieren que hay muchas historias detrás de esos números. No olvidemos que, a fecha de hoy, la nota de la ESO es un elemento de concurrencia competitiva para la entrada en algunos de los ciclos más demandados, algo que, centrados en la selectividad, olvidan tanto padres como periódicos.

Algunos me dicen que sobran plazas en ciclos de FP para ser administrativo, mientras que faltan en aquellos que requieren habilidades manuales. Es posible. Si tengo claro que de ser así se quedan fuera muchos que desearían entrar en el mercado laboral en el que desearían estar con una formación. Así, muchos sienten que no tienen salida, no por la falta de FP, sino por la nefasta gestión de las plazas y su desconexión con el mercado laboral al que deberían estar orientadas. Es una lástima que Empleo se haya separado de Educación.

Nos encontramos en un momento crucial de crecimiento en el que necesitamos formar gente para las fábricas, incluida Navantia, que requiere trabajadores especializados. No podemos dejar pasar esta oportunidad. Murcia no ha sido una economía semiperiférica en el sistema económico mundial, como sostenían mis admirados Guy Lemeunier y María Teresa Pérez Picazo, siguiendo a Wallerstein en ese bello libro editado por Ángel Montiel y diseñado por Severo Almansa, sino una región industriosa, como la interpretaba Jan de Vries. Nuestro trabajo campesino estaba complementado por la manufactura de la seda entre otras cosas, un tema al que algún día tendré que dedicar un trabajo para desmontar ciertas ideas preconcebidas. La Región ha sido siempre más que la agricultura, pero ahora falta que nos lo creamos. Si no, algunos jóvenes seguirán sin salida.

Antes de que terminaran las vacaciones, un joven, de poco más de dieciocho años, vino a preguntarme qué podía hacer con su vida para mejorarla, cansado como estaba de trabajar en el precariado. El tiempo no siempre nos otorga la suerte o la capacidad de entender las cosas en su debido momento: ¡nadie escarmienta en cabeza ajena! Por eso, la ley contempla la idea de la enseñanza a lo largo de la vida, y los currículos tienden a ajustarse a esta propuesta, permitiendo en determinados momentos saltar de una educación a otra o retomarla. Su idea, dado que no había finalizado el bachillerato, era realizar una FP de grado medio. Había solicitado la plaza a tiempo, esperando ser admitido, pero no lo consiguió.

Su mirada reflejaba tristeza; lo que se le ofrecía no era lo que buscaba, y la lista de espera lo corroía mientras se preguntaba por qué no había sitio para él en esta Región. Volver al instituto en horario diurno era una opción que competía con la necesidad de seguir ahorrando para afrontar los gastos. Hacerlo a distancia parecía una tarea complicada, y el nocturno, en el valle del Guadalentín, era imposible: lo habían literalmente borrado del mapa, a pesar de que los pueblos, con la excepción de Alhama, lo habían solicitado mediante acuerdos en sus ayuntamientos.