Hoy es martes cuatro de diciembre de 2018. Han pasado dos días desde las elecciones en Andalucía, que se han dejado sentir en toda España. Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, el hombre de Pedro Sánchez en Andalucía, estaba para pocas bromas. Se mantenía apartado de la foto, y mientras las miradas de sus compañeros y compañeras de comparecencia estaban perdidas, sin respuestas, en estado de shock, la suya estaba directamente dirigida a la que, en clave orgánica y sin duda alguna, se considera ya culpable de la debacle electoral: Susana Díaz.
Era una mirada acusadora, plena de conocimiento, que parecía decir: “¿Hasta cuándo, Susana, vas a abusar de nuestra paciencia?”. Y es que, efectivamente, los pecados de Susana Díaz son muy graves. Fundamentalmente tienen que ver con ser una política profesional que no entiende de política. Las lecciones necesarias para ser político son muchas y de distinta naturaleza. Yo abordaré dos de ellas desde el ámbito de la Psicología Social, sin ánimo de aburrir excesivamente a la muchachada. El daño de Susana ya está hecho, pero aún estamos a tiempo de evitar daños en otras partes. Vamos a ello.
La Ley de asimetría hedónica es jodida. Tiene que ver con el hecho de que, para sobrevivir en la selva, donde evolucionamos los seres humanos, era mejor estar triste, taciturno, ensimismado, preocupado, tenso y alerta, que estar alegre, jovial, despreocupado y amigable. Resulta, y está medido, que cuando recibimos un estímulo aversivo, siempre, de manera indefectible, se produce una reacción negativa en el organismo, y por ende, en nuestro estado de ánimo.
Por el contrario, cuando el estímulo es agradable, no siempre se produce una reacción positiva. Esto nos predispone a estar alerta para evitar los estímulos negativos, nos defiende, nos ayuda a sobrevivir, es adaptativo, ya que los estímulos positivos no compensan en términos de felicidad. O dicho de otro modo, si fastidias a la gente te odiará de forma segura, y probablemente con un rencor para toda la vida, mientras que si le haces el bien y la beneficias, no tienen por qué quererte necesariamente.
O dicho de otro modo, no puedes pretender `cargarte´ al Secretario General, promover el gobierno de la derecha, y “llevarte esta noche la cabeza de este…”, y después querer compensarlo con unas sonrisitas, o alertando del miedo a que gobiernen otros. Esto ya no hay quien lo arregle porque en su momento se cabrearon mucho, y ahora se `descabrean´poco. La Ley de asimetría hedónica. Hay que saber psicología para estar en política, Susana.
Pero en el título del artículo hemos aludido también al valor de las ideologías. Nos creemos que la ciudadanía esta desideologizada. Que no tiene un juicio crítico de clase, y que la gente piensa que todos los partidos políticos son iguales, siendo fiables solo algunas personas. Esto es falso. En Murcia, el político más valorado y más conocido es Alberto Garre, y, sin embargo, no tendrá representación en la próxima convocatoria electoral.
Asimismo, Vox, que no tiene aún un líder en la Región de Murcia, obtendrá representación según las encuestas. Esto demuestra que la marca es importante, y que la gente tiene ideología. ¿Qué ha hecho Susana Díaz con la marca PSOE en Andalucía? Destruirla. Recortes como en ningún otro sitio. Corrupción, enchufismo, desidia, deslealtad, indisciplina, personalismo, atraso… ¿de verdad nos sorprenden los resultados? ¿Acaso no estaba Susana perdiendo votos en cada elección a la que se presentaba?
Los militantes lo sabíamos. Eran muchos los compañeros y compañeras andaluces que, en redes sociales, manifestaban que no iban a votar Susana Díaz (y no voy a repetir aquí las cosas que decían de ella…). Estaba cantado. Sin embargo, ella no parece enterarse de nada, como cuando perdió las primarias con Pedro Sánchez. Estaba cantado, al menos para mí ¿Por qué? Porque Pedro Sánchez representaba la ilusión y ella, el hastío. Susana no comprende el valor de las ideologías. Cree que diez mil militantes cabreados representan diez mil votos. Falso. Diez mil militantes cabreados representan trescientos mil votos ¿Cómo nos creemos que los simpatizantes deciden si votar a un partido o no votarle…? Evaluando a la militancia. Si se detecta desunión, cabreo, rencor, cainismo… la gente se queda en casa. No se involucra. Y hacen bien, ¿o acaso se puede confiar en una banda de indisciplinados que avanza sin rumbo fijo?
En estas elecciones andaluzas no se ha hundido el PSOE. Se ha hundido el susanismo. Si tengo razón, el PSOE obtendrá unos resultados más que aceptables en las elecciones generales, siempre y cuando se tenga una hoja de ruta clara y el partido esté unido. A tiempo estamos. No podemos defraudar a la ciudadanía. Tenemos el deber de dar la cara, ahora más que nunca. Y en cuando a Susana, cuanto antes dimita como Secretaria General del PSOE Andalucía, mejor para todos, y todas.
Hoy es martes cuatro de diciembre de 2018. Han pasado dos días desde las elecciones en Andalucía, que se han dejado sentir en toda España. Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, el hombre de Pedro Sánchez en Andalucía, estaba para pocas bromas. Se mantenía apartado de la foto, y mientras las miradas de sus compañeros y compañeras de comparecencia estaban perdidas, sin respuestas, en estado de shock, la suya estaba directamente dirigida a la que, en clave orgánica y sin duda alguna, se considera ya culpable de la debacle electoral: Susana Díaz.
Era una mirada acusadora, plena de conocimiento, que parecía decir: “¿Hasta cuándo, Susana, vas a abusar de nuestra paciencia?”. Y es que, efectivamente, los pecados de Susana Díaz son muy graves. Fundamentalmente tienen que ver con ser una política profesional que no entiende de política. Las lecciones necesarias para ser político son muchas y de distinta naturaleza. Yo abordaré dos de ellas desde el ámbito de la Psicología Social, sin ánimo de aburrir excesivamente a la muchachada. El daño de Susana ya está hecho, pero aún estamos a tiempo de evitar daños en otras partes. Vamos a ello.