“El Ejecutivo del PP en la Región de Murcia ha entrado en tiempo de descuento”. La frase va entrecomillada, no porque sea un titular mío, sino porque pertenece a un dirigente de la oposición en la Asamblea Regional. Para darle fundamento a esta afirmación categórica que supone en último término el final del Gobierno de Pedro Antonio Sánchez, hay que basarse, cree la oposición, en dos variables que ya se dan por hechas.
De una parte el previsible cambio en la Presidencia del Gobierno de España, encabezado por el Partido Socialista y apoyado desde fuera por otros partidos. Ese cambio, se produzca antes o después, le restará al PP Regional una de las pocas bazas firmes que podía jugar, la sintonía política con el Ejecutivo Central, y por tanto, exhibir grandes inversiones vía presupuestos como logros propios.
Este es uno de los cuentos más repetidos y aburridos en política autonómica, vayas por donde vayas, que en cada comunidad te dirán “el Estado invierte más aquí porque son de tal o cual partido”. Como si en Madrid les importara un rábano de que tamaño son los ladrillos que nos tiramos a la cabeza en esta parte del mundo.
De otra parte, y aquí viene la clave final, una hipotética apertura de diligencias judiciales contra el jefe del Ejecutivo regional por su etapa como acalde de Puerto Lumbreras. Ya tenemos encima de la mesa una investigación del mandato de Ramón Luis Valcárcel por doble vía, una Comisión de investigación en el Parlamento autonómico y una denuncia admitida a trámite en sede judicial. La una y la otra podrían recorrido y empezar a saltar datos que todos nosotros, pobres mortales, desconocíamos. Me consta que en González Adalid ya están temblando, entre otras cosas porque la operación “matar al padre” que impulsó PAS no salió del todo “a derechas”.
Pero si hubiera que sumarle otro caso más, el del propio PAS, entonces la situación sería insostenible. No os pongáis nerviosos, que ya está todo hablado. Ante esa situación el 'maléfico tripartito' derribaría al Gobierno, vía moción de censura o convocatoria de nuevas elecciones regionales.
Como siempre en estas historias, hay que retrotraerse en el tiempo, esta vez a los días posteriores a las elecciones autonómicas del año pasado, cuando el PP perdía mayoría absoluta y veíamos una foto, no filtrada, de Pedro Antonio Sánchez conversando con Miguel Sánchez de Ciudadanos en un bar de Murcia. En esa conversación no se trazaron las líneas maestras de un acuerdo de apoyos puntuales para dar estabilidad a un gobierno en minoría. Ni nada que se le acerque.
En esa conversación Miguel Sánchez tuvo que hacer acto de fe y creer a PAS cuando éste le juró que nunca ni su caso ni el de Valcárcel tendrían puesta en escena, porque no se producirían. Como muestra de buena voluntad, el popular descabezó al PP Municipal de la capital, purgó varias sedes locales y se quitó de en medio al delegado del Gobierno -pero esta es otra historia de la que el “popular” tendrá que responder políticamente en el futuro-.
Pero Miguel Sánchez, aun agradecido por la inexistencia de ataques del PP contra su persona en todo su recorrido político (asociacionismo, UPyD y ahora C's) y por la expulsión de varios nombres de las instituciones -el último el de Fina Marín, del PP de Torre Pacheco-, sabe que otro acto de fe no será posible y deberá dejar caer la espada sobre el cuello del Ejecutivo autonómico.
Entrarán entonces en tromba los otros actores PSRM y Podemos, que huelen la sangre desde la tramitación de los presupuestos regionales y no han dejado perder la oportunidad, una vez tras otra, de tumbar las votaciones del Grupo Parlamentario Popular.
Ahí se abriría otro escenario porque Rafael González Tovar se ve de presidente, pero si después de certificar estas hipótesis no lo consigue, estaremos ante la liquidación no sólo del PP por los casos de corrupción, sino del PSRM en otra lucha fratricida, la misma en la que lleva sumido en la Región los últimos 20 años. Los patos y yo, como siempre, encantados de la vida.
Con cariño, la Sardina
“El Ejecutivo del PP en la Región de Murcia ha entrado en tiempo de descuento”. La frase va entrecomillada, no porque sea un titular mío, sino porque pertenece a un dirigente de la oposición en la Asamblea Regional. Para darle fundamento a esta afirmación categórica que supone en último término el final del Gobierno de Pedro Antonio Sánchez, hay que basarse, cree la oposición, en dos variables que ya se dan por hechas.
De una parte el previsible cambio en la Presidencia del Gobierno de España, encabezado por el Partido Socialista y apoyado desde fuera por otros partidos. Ese cambio, se produzca antes o después, le restará al PP Regional una de las pocas bazas firmes que podía jugar, la sintonía política con el Ejecutivo Central, y por tanto, exhibir grandes inversiones vía presupuestos como logros propios.