No salgo de mi asombro de escuchar el desprecio y la atribución de todos los males a los Objetivos de Desarrollo sostenible. Le atribuyen que nacen de los progresistas, de izquierdistas, de flojos, que conducen a la ruina de nuestro país y del mundo y que es una imposición ideológica de contenidos que prescinden de la voluntad y necesidades reales de los españoles. De hecho, hace algún tiempo, dialogando con una persona conocida, despotricaba contra estos objetivos, repitiendo el argumentario de la ultraderecha. Cuando paso unos minutos, le dije si estaba de acuerdo con algunas cuestiones, por ejemplo, el trabajo digno y él me respondió que sí, que cómo no iba a estar de acuerdo con eso. Le dije: “Entonces, estás de acuerdo con lo que se dice en los Objetivos de Desarrollo Sostenible”. Él se quedó serio, mirándome y le pregunté de nuevo: ¿Sabes cuántos objetivos vienen recogidos? Él me contestó que no lo sabía; a continuación le pregunté si se los había leído y reconoció que no se los había leído.
Voy a recoger los 17 objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS):
- Erradicar la pobreza en todas sus formas y para todos y todas.
- Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible.
- Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades.
- Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida.
- Lograr la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas.
- Garantizar la disponibilidad de agua y su regulación y saneamiento sostenible.
- Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos y todas.
- Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos y todas.
- Construir infraestructura resiliente, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación.
- Reducir la desigualdad en y entre los países.
- Lograr que las ciudades y comunidades sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.
- Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.
- Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos.
- Conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible.
- Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, efectuar una ordenación sostenible de los bosques, luchar contra la desertificación, detener y revertir la degradación de las tierras y poner freno a la pérdida de la diversidad biológica.
- Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y todas y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles.
- Fortalecer los medios de ejecución y revitalización la alianza mundial para el desarrollo sostenible.
Posiblemente, la inmensa mayoría que lea esto le parezca bien, que está acertado y hasta alguna persona exclame con cierto enfado: ¿Cómo no voy a estar de acuerdo con acabar con el hambre en el mundo?
Pero, según la ultraderecha estos objetivos son algo terrible, destructivos, me imagino que comunistas, y, por tanto, siguiendo esta lógica no hay que erradicar la pobreza ni acabar con el hambre en el mundo, hay que mantener trabajos que no te permitan vivir y en condiciones inhumanas, seguir destruyendo el planeta, no crear sociedades inclusivas, donde las personas con dificultades de movilidad no tengan acceso en condiciones a edificaciones, a parques, etc., ni fomentar la paz, sino las guerras, no promover la igualdad entre hombres y mujeres. Según la ultraderecha estos objetivos son terribles y por eso no hay que procurar una vida sana ni el bienestar para todas las edades, incluidos nuestros mayores, ni cuidar los mares ni los océanos. Según esta lógica de la ultraderecha hay que seguir destruyendo los ecosistemas, generando crisis económicas y sociales.
¿Qué hay detrás de este posicionamiento? La defensa de una sociedad donde los enriquecidos y los poderosos tengan sometidos a la población; una población que no tenga ningún derecho y esté al dictamen de los intereses de las grandes fortunas y de los grandes capitales. Es la defensa de un modelo donde el medio ambiente sea degradado cada día para aumentar los beneficios de los poderosos económicos. Es la dictadura de los que tienen grandes riquezas e idolatran al dinero, admitiendo solo la obediencia.
Hay mucha gente de buena voluntad, que tiene un buen corazón y que siguen los postulados de la ultraderecha sin darse cuenta de lo que significa negativamente, no solo para la vida, sino para sus propias vidas y la de sus hijas e hijos. Por eso, animo a la gente a leerse estos Objetivos de Desarrollo Sostenible y que saquen sus propias conclusiones, tanto de lo que viene recogido en estos 17 objetivos como el posicionamiento de partidos políticos, organizaciones sociales y movimientos sociales.
No salgo de mi asombro de escuchar el desprecio y la atribución de todos los males a los Objetivos de Desarrollo sostenible. Le atribuyen que nacen de los progresistas, de izquierdistas, de flojos, que conducen a la ruina de nuestro país y del mundo y que es una imposición ideológica de contenidos que prescinden de la voluntad y necesidades reales de los españoles. De hecho, hace algún tiempo, dialogando con una persona conocida, despotricaba contra estos objetivos, repitiendo el argumentario de la ultraderecha. Cuando paso unos minutos, le dije si estaba de acuerdo con algunas cuestiones, por ejemplo, el trabajo digno y él me respondió que sí, que cómo no iba a estar de acuerdo con eso. Le dije: “Entonces, estás de acuerdo con lo que se dice en los Objetivos de Desarrollo Sostenible”. Él se quedó serio, mirándome y le pregunté de nuevo: ¿Sabes cuántos objetivos vienen recogidos? Él me contestó que no lo sabía; a continuación le pregunté si se los había leído y reconoció que no se los había leído.
Voy a recoger los 17 objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS):