Ana Martínez Vidal (Valencia, 1978), coordinadora regional de Ciudadanos en la Región de Murcia, acude a la plaza de Romea un día después de perder la moción de censura que planteó su partido junto con el PSOE en la Asamblea Regional al cambiar de criterio tres diputados tránsfugas ya expulsados de Ciudadanos y que ahora forman parte del Ejecutivo regional. La líder de Ciudadanos era la candidata a la presidencia en la moción.
Vidal fue concejala de Infraestructuras con el PP en el Ayuntamiento de Murcia entre 2011 y 2015, momento en el que se dio de baja del partido. Un año más tarde se afiliaría a Ciudadanos, en 2019 entró en las listas como diputada regional para convertirse en coordinadora regional de Ciudadanos en septiembre de 2020.
La líder regional de Cs confía en la “unidad de los cuatro concejales” de su partido para que el próximo 25 de marzo sí prospere la otra moción de censura que PSOE, Cs y Podemos plantean contra el PP en el Ayuntamiento de Murcia. La coordinadora regional de Cs denuncia en esta entrevista las “amenazas veladas” que han recibido tanto ella como su pareja Jerónimo Moya, vicealcalde del municipio murciano de Cehegín (Cs), para que retirase la moción “a cambio de que pudiéramos recuperar poco a poco nuestra vida”.
¿Teme que se pueda repetir el fracaso de la moción de censura en el Ayuntamiento de Murcia?
Siempre hay riesgos en vista de los acontecimientos que, por desgracia, hemos vivido en la Asamblea, pero confío en la unidad de los cuatro concejales. Ellos han sido los que nos han pedido a la dirección regional y nacional que promoviéramos esta moción de censura porque han tenido una situación totalmente insostenible. No tendría sentido que ahora en el último momento cambiaran de opinión después de tantos meses de transmitirnos los casos de corrupción y la situación de indefensión y obstaculización continua que están sufriendo a la hora de gestionar un Ayuntamiento en un momento tan duro como una pandemia.
¿No desconfía de ninguno?
No. Nos hemos reunido con los cuatro en muchas ocasiones. También estuvieron presentes en esa Ejecutiva nacional en la que transmitieron la situación tan gravísima que estaban pasando en el Ayuntamiento. Confío en los cuatro porque la iniciativa ha partido de ellos.
Dijo el pasado jueves en la Asamblea Regional que estaba sometida a presiones: ¿de qué tipo?
Mi compañero Juan José Molina y yo hemos recibido insultos por parte de miembros destacados del PP por WhatsApp. Nos han llamado ‘hijos de puta’, a mí me han dicho que si mi padre tiene que estar avergonzado. Mi pareja y yo también hemos recibido amenazas veladas pidiéndonos que retiráramos la moción a cambio de que pudiéramos recuperar poco a poco nuestra vida. Mi pareja, Jerónimo Moya, es vicealcalde del Ayuntamiento de Cehegín. Él obtuvo los mejores resultados regionales de Ciudadanos en Cehegín en las elecciones municipales y, por méritos propios, consiguieron cuatro concejales. Llegaron a decirle que si quería ser alcalde, como está reflejado en el acuerdo de gobierno con el PP -dos años PP y dos Cs- la única vía posible era retirando esa moción de censura. Otra persona enviada por el PP vino a mi casa y me pidió que la retiráramos y después añadió que, en unos meses, podrían buscarnos una salida en otra comunidad autónoma como Madrid o Comunidad Valenciana o recuperar mi vida, cuando yo soy diputada de la Asamblea Regional y no tengo que recuperar absolutamente nada. Me insistían en que todo lo que podía salir iba a ser muy negativo para mí.
Murcia es una Región en la que gobierno el PP desde hace casi 30 años y estaba preparada para recibir amenazas. Se ha dicho que esto yo lo he hecho movida por una ambición personal, pero yo ya era miembro del Consejo de Gobierno con una posición privilegiada porque mi partido era clave en la Asamblea. Además, era la portavoz del Gobierno y consejera de Empresa e Industria y mi ego estaba cubierto al máximo en cuanto a mis aspiraciones políticas. No he tenido otra motivación para promover esta moción que verla necesaria.
Pero usted era la candidata a la presidencia en la moción.
Intervinieron ambos partidos y sus direcciones nacionales. Nosotros tenemos coaliciones de gobierno en otras comunidades autónomas y, lógicamente, este tema había que tratarlo y también en el ámbito nacional. Y el acuerdo al que se llegó fue que la alcaldía recayera en el PSOE y la presidencia en Ciudadanos. Fue una decisión de partido.
Si se confirma que la diputada ‘díscola’ de Vox Mabel Campuzano se hace con la consejería de Educación y Cultura en Murcia, sería el primer caso en España en el que un político de ultraderecha ocupara una cartera. ¿Qué le parece este movimiento?
Si un político ostenta una consejería en el caso de ganar las elecciones o tras un acuerdo de gobierno con Vox, siendo una ideología que no comparto en absoluto, tendría mi respeto. En este caso, si han llegado al poder ha sido a raíz de una compra de voluntades y tiene toda mi reprobación. Estoy totalmente en contra de esa operación urdida por el PP y creo, en concreto, que la consejería de Educación debería ser gestionada al margen de las ideologías. Hay muchos problemas en la educación en la Región de Murcia ya que cuenta con uno de los índices más altos de fracaso escolar. Reducir los problemas de la educación al pin parental me parece una frivolidad. Por otro lado, veo igual de importante defender la libertad de los hijos como de los padres.
¿Qué opina de las palabras de Pablo Casado tras el fracaso de la moción de censura el pasado jueves diciendo en Murcia que en ese momento empezaba la reunificación del centro derecha?
Me pareció de una torpeza política enorme que el líder del PP se personara en la Asamblea para dar el visto bueno a una compra de votos y a un transfuguismo que ha hecho que el PP no ganara esta moción de censura, sino que la comprara. Cuando hemos vivido hace pocos meses en el Congreso cómo Pablo Casado se posicionó en contra de la moción de censura que planteó Vox y ahora se erija en el nuevo centro derecha cuando acaban de pactar con la extrema derecha es una más de las incoherencias del PP y muestra de los nerviosos que están por los bandazos que llevan dando desde hace muchos meses.
¿Cree que el papel del exsecretario de Organización de Ciudadanos, Fran Hervías, ahora en el PP, ha sido importante para convencer a los diputados tránsfugas?
Por supuesto que sí. El exsecretario de Organización de Ciudadanos se ha vendido al PP a cambio de liderar esa fusión con algunos cargos de Ciudadanos que se están yendo al PP a cambio de cargos o todo tipo de prebendas. Hay un plan establecido en el que se les da indicaciones a personas afines a este señor de cuándo, cómo y con qué declaraciones tienen que hacer público que dejan el partido o que se marcha al PP.
La intención era hacerlo más adelante y esta moción de censura la ha precipitado al ver algunos miembros de Ciudadanos que no tenían cabida en esta nueva Ejecutiva nacional y han querido hacer daño al partido y dinamitarlo. Son pocos, pero hacen mucho ruido y son caras conocidas porque fueron propuestos en su día por Hervías. La mayoría de los afiliados de Ciudadanos, que nos consideramos de centro, estamos totalmente escandalizados ante esta situación.
Conociendo la tensión que existían entre usted y la vicepresidenta murciana, Isabel Franco, en Ciudadanos, ¿no valoró los riesgos que entrañaba esta acción?
La condición humana es muy compleja y no podemos saber a priori lo que va a hacer cada uno de los diputados. Claro que había riesgos, pero siempre he sido una persona leal y me he mantenido firme a mis valores. Además, Isabel Franco defendía en 2019 ese pacto con PSOE. Ahora ha quedado claro que Franco no tiene ideología y el único interés que ha tenido ha sido el de conservar su silla. Ella sí que tiene una ambición desmedida por conservar una vicepresidencia a toda costa. Firmó la moción de censura junto con el resto de diputados y concejales en la sede del partido. Tuvimos más de dos horas y media para expresar con libertad lo que pensáramos y, de las trece personas que nos encontrábamos allí, nadie dijo nada. El exvicesecretario de Ciudadanos repitió en más de seis ocasiones que si no había unanimidad y si no estábamos convencidos del paso que íbamos a dar que no se llevaba a cabo. Claramente había una estrategia para dinamitar al partido porque hubiera sido algo tan sencillo como decir no estoy de acuerdo, expresar los motivos y no se hubiera llevado a cabo la moción. De hecho, Valle Miguélez había tenido una reunión previa en Madrid y, además, apoyó que Ciudadanos tuviera la presidencia en ese acuerdo con el PSOE.
Hubiera respetado que Isabel Franco hubiera renunciado a su acta: cualquiera puede cambiar de opinión y puedes sentirte más afín a una ideología de derechas o de extrema derecha, pero lo que tiene sentido es utilizar tu acta de diputado para dinamitar un acuerdo entre Ciudadanos y PSOE con el único fin de mantenerte en la vicepresidencia.
¿Expulsarán a Alberto Castillo, presidente de la Asamblea, de Ciudadanos tras su abstención en la moción de censura?
El caso de Alberto Castillo es distinto al de los otros tres diputados que claramente han incumplido la disciplina de partido. Entiendo las presiones que ha sufrido Alberto porque las hemos vivido tanto Juanjo Molina como yo. No todas las personas somos tan fuertes como para soportar lo que se ha vivido. Esto es una cuestión que todavía no hemos tratado y lo haremos en los próximos días. Soy partidaria de esperar y de calmar los ánimos. La decisión que se tome será consensuada con Alberto. En todo caso, el voto de Alberto no era determinante y no se ha opuesto a esta moción de censura.
¿Cree que el nuevo Gobierno, dependiente de los tránsfugas de Ciudadanos y los ‘díscolos’ de Vox, terminará los dos años que le quedan de legislatura?
Después de lo que he visto, me espero cualquier cosa. Estoy segura de que son capaces de pactar con el diablo con tal de mantenerse en el poder, y van a intentar perpetuarse todo lo posible a riesgo de cometer incoherencias. El PP quiere refundar el centro derecha y pacta con la extrema derecha. Nada de lo que hacen tiene sentido y han comprado voluntades por valor de cinco consejerías, alguna de ellas tan importante como Educación para la extrema derecha. Es algo inaudito. Es un gobierno Frankenstein y el PP ha pasado de contar con 16 diputados, que es lo que los ciudadanos votaron en las urnas, a contar ahora mismo con 22, únicamente a base de ofrecer consejerías.
¿Negociaron con los ‘díscolos’ de Vox su apoyo a la moción de censura?
Nosotros hemos pedido a todos los diputados de la Cámara, excepto a los del PP, su apoyo a este proyecto que recoge distintas sensibilidades y que es más necesario que nunca tras 26 años de gobierno de PP con cientos casos de corrupción, el ‘vacunagate’ y ahora la compra de voluntades de los tránsfugas. En ningún caso, nunca, Ciudadanos hubiera ofrecido ningún sillón en el Consejo de Gobierno a ningún diputado de Vox o tránsfugas de Vox. Les hemos pedido que apoyaran nuestra propuesta, pero nunca hemos negociado sillones en el Consejo de Gobierno.
El portavoz del PP en la Asamblea Regional, Joaquín Segado, le acusó el pasado jueves de querer utilizar el presupuesto de medios de comunicación para manipularlos. ¿Qué dice al respecto?
Segado acusó a los medios de dejarse influenciar por la financiación pública que puedan obtener y esto es una acusación muy grave. Nosotros en ese acuerdo de presupuestos lo que hicimos fue asignar a las distintas consejerías, tanto de Ciudadanos como del PP, las partidas que les correspondían porque ya veníamos denunciando desde hace tiempo que están centralizadas en el Palacio de San Esteban y no teníamos la libertad de llevar a cabo una campaña de apoyo al comercio, por ejemplo, si así lo considerábamos. Además de eso, queríamos establecer un criterio objetivo de reparto de los presupuestos de medios en función de la audiencia para que todos los medios de comunicación, independientemente del color político, pudieran contar con esas campañas. A nosotros lo que nos parece fundamental es llegar a esos oyentes y lectores y nada más.