Antonio Urbina, exdiputado de Podemos: “Venezuela es el paradigma de una revolución democrática que resiste”
“Lo que se está ventilando en estos momentos en Venezuela es el intento de liquidar una revolución social y democrática que resiste”. Con estas palabras, seguidas de un recordatorio de algunos de los golpes de Estado que ha sufrido el continente latinoamericano, inició su intervención, el pasado 14 de febrero en Algezares, Antonio Urbina, exdiputado por Podemos a la Asamblea Regional y profesor titular de la UPCT, en una charla organizada por la Asamblea por la Dignidad de la Costera Sur y que fue presentada por Mariano Vera y Paca Labaña.
Urbina, profundo conocedor de varios procesos político-sociales de Latinoamérica en los últimos años, hizo un repaso por la Historia reciente de Venezuela, recordando el descubrimiento del petróleo en 1914 al que, políticamente, siguieron dictaduras y golpes de Estado. El gobierno socialdemócrata de Carlos Andrés Pérez no logró transformar las estructuras socioeconómicas del país, que vio cómo su principal recurso, el petróleo, pasó a ser controlado por las empresas petroleras norteamericanas.
En la década de los 80 del pasado siglo se registró una fuerte caída de los precios del petróleo, y se puso en marcha por Carlos Andrés Pérez un severo Plan de Ajuste estructural. Fue una dura época para la población venezolana, con enormes desigualdades sociales, altas tasas de analfabetismo de la población y de delincuencia común y una fuerte dependencia sanitaria y alimentaria de las subvenciones del petróleo.
La inestable situación social y económica condujo en 1989 al primer 'Caracazo', con la población de los cerros tomando el centro de Caracas y con saqueos de supermercados y toma de empresas. La actuación conjunta de la Guardia Nacional y de la Policía metropolitana produjo de 1.500 a 2.000 víctimas mortales. Hoy se han descubierto fosas comunes, atribuibles al Partido de Acción Democrática de Carlos Andrés Pérez.
Rebelión militar y protagonismo creciente de Hugo Chávez
Carlos Andrés Pérez fue destituido en 1993, tras una rebelión militar e intentona golpista protagonizada por Hugo Chávez en 1992, quien ante la televisión se responsabilizó directamente de dicha intentona y reconoció su fracaso. Su leve condena judicial fue simultánea a una creciente organización de las gentes de los barrios pobres.
Hugo Chávez recuperó su libertad en 1994 y concurrió a las elecciones de 1998 como cabeza de una candidatura, Polo Patriótico (que englobó a otros partidos de izquierda), y se alzó con el 56% de los sufragios, lo que le permitió hacer avances en su programa electoral e impulsar una Asamblea Constituyente. La implantación de la Quinta República, apoyada por el 70% de los sufragios, y la nueva Constitución permiten el ciclo de reformas económicas que llevan, entre otras, a la Ley de Tierras de 2001. Hubo fuertes avances en la Educación y la Sanidad Públicas y se registra un notable proceso de organización social, con la incorporación al censo de personas no registradas, en su mayor parte gente invisible de los ‘cerros’.
Injerencia de EEUU y gobierno de Pedro Carmona
La revolución democrática en marcha no fue ajena a EEUU, que se decide a controlar la situación en abril de 2002. Precedidas por un boicot empresarial y paros patronales, las manifestaciones populares de protesta se saldan con al menos 10.000 muertos, por la dura acción represiva de la Policía metropolitana de Caracas dirigida por el alcalde de la ciudad. Pedro Carmona se autoproclama presidente de Venezuela y EEUU saluda la 'vuelta a la democracia'. El grupo Prisa apoyó la maniobra y un sector del Ejército secuestró a Hugo Chávez. En las horas siguientes al golpe de Estado tuvieron especial protagonismo las redes alternativas de comunicación, entre ellas la radio de los jesuitas, por lo que el golpe de Estado fracasó.
Se produjo un nuevo 'Caracazo': la gente bajó de nuevo de los cerros para pedir la liberación de Chávez, que fue liberado el 14 de abril.
Se profundiza la Revolución Bolivariana
A partir de 2002, Venezuela experimenta profundos cambios sociopolíticos y se ponen en marcha las 'misiones bolivarianas', estructuras políticas subvencionadas destinadas a preservar los logros revolucionarios. En 2005 se declara libre de analfabetismo al país. Pero las debilidades estructurales se mantienen. Junto a una la secular dependencia del petróleo, se detecta una preocupante improvisación y falta de energía y una embrionaria corrupción.
Por ello, en 2004, la oposición intenta un nuevo golpe: se pidió un revocatorio, que logró recabar 2,5 millones de firmas, con intentos de falsificación, pese a lo cual fueron reconocidas por Hugo Chávez. Convocado el plebiscito, Chávez consiguió 5,8 millones de votos favorables, lo que consolidó la Revolución Bolivariana.
El presidente creó el Partido Socialista Unificado de Venezuela, al que no se sumó el Partido Comunista. Y, pese a la propaganda constante de la prensa occidental respecto del carácter dictatorial del régimen, lo cierto es que siguieron funcionando los demás partidos políticos y no se procedió al cierre de ningún medio de comunicación.
La República Bolivariana era ajena incluso al control del poder judicial, dato contrastado por el hecho de que, en 2007, más de 2.000 golpistas de 2002 quedaron en libertad.
Los sucesivos procesos electorales llevan a holgadas mayorías para Chávez: en 2013 obtuvo 8,2 millones de votos (la oposición, Henrique Capriles, 6,9); en abril de ese mismo año, 7,5 millones… Este notable apoyo popular demuestra que el régimen chavista, al contrario de lo que se propala alegremente, no es una dictadura.
La Revolución Bolivariana se mantiene con Maduro, con dificultades
Fallecido Hugo Chávez, un total de 6,2 millones de venezolanas y venezolanos dieron su apoyo a Nicolás Maduro en las elecciones de 2016. Pero a partir de 2015 venía detectándose un deterioro de la situación en el país. La bajada de los precios del crudo coincidió con el inicio de un fuerte proceso inflacionario.
Tras diez años de revolución, se mantienen la secular dependencia del petróleo, el boicot empresarial y a la producción petrolífera, y las huelgas patronales, en general. El país no ha logrado superar la dependencia de EEUU, principal país importador del crudo venezolano, y está notando la falta de refinerías propias (el petróleo se está refinando incluso en la lejana Suiza). Al boicot empresarial interno se suma el comercial de EEUU. Ante esta situación, los aliados externos de Venezuela, Turquía y Rusia, prefieren no arriesgarse con apoyos explícitos.
El panorama actual
Como es sabido, asistimos en estos momentos a un nuevo intento de golpe de Estado. La gravedad de la situación, preocupante sin duda, queda mitigada por el hecho de que, por el momento, el Ejército no se ha dividido. Pero, en previsión de una eventual intervención militar por parte de EEUU, la Revolución Bolivariana dispondría también para su defensa de posibles milicias armadas. EEUU, en tal caso, no contaría con demasiados apoyos externos: Bolsonaro, que anunció la instalación de una base militar yanqui en la Amazonía, no pondría su Ejército a disposición del norteamericano. La única opción para EEUU es la vía colombiana, dificultada por el hecho de que el gobierno de ese país aún ha de hacer frente a la guerrilla del ELN.
Antonio Urbina concluyó su intervención adelantando que, de haber un conflicto armado, quizá eso cambiaría la postura actual de la 'comunidad internacional'. Por lo pronto, los únicos países que han expresado sus deseos de caminar por la senda de la mediación son, recordemos, México y Uruguay.
0