El bastión murciano de Vox: empresarios del campo, 'kikos' y miedo al migrante
“Prepara también los sobres de la mamá y de la abuela con la papeleta de Vox”, le dijo Antonio a su hijo la mañana del pasado domingo en el CEIP Félix Rodríguez de la Fuente situado en el barrio de El Carmen en Murcia, una zona donde viven muchos inmigrantes. La Región de Murcia ha sido la comunidad autónoma con mayor porcentaje de voto a Vox: el 18,64% -140.010 personas- apoyó al partido de Santiago Abascal en las recientes elecciones, una tasa muy por encima de la media española del 10%.
“En Murcia no hay 140.000 'fachas'. El resultado está inflado por la novedad, a lo que se suma el mensaje simplista de la formación, más el voto del castigo al Partido Popular”, dice el politólogo Francisco Javier López Carvajal.
“Si nos atenemos a lo ocurrido en Andalucía, el caldo de cultivo en Murcia parece el idóneo. Los barómetros señalan que Murcia es una de las comunidades con mayor sentimiento de españolidad. Además, el campo tiene una importancia bastante grande, hay mucho nini y tenemos pueblos con tasas de inmigración alta”, añade el analista.
Vox empató prácticamente con Ciudadanos en la Región, quien consiguió un 19%, y no quedó muy lejos del 23,5% obtenido por el PP: en total, un bloque conservador que suma el 60% de los votos desde hace lustros. En esta ocasión el porcentaje se repitió con un voto dividido. Las tres formaciones se hicieron cada una con dos escaños frente a los tres diputados del PSOE, quienes lograron su primera victoria en la Región en casi 30 años. La excepción azul se ha teñido prácticamente de rojo, aunque hay un municipio que se ha pintado de color verde, Torre Pacheco. En otros tantos, como Mazarrón, Fuente Álamo, San Pedro del Pinatar o Lorquí, Vox ha quedado en segunda posición.
Torre Pacheco, El Ejido murciano
Torre Pacheco era un secarral hasta que en 1979 se construyó el trasvase Tajo-Segura y dispuso de unas 18.000 hectáreas de regadío. “Torre Pacheco es uno de los sitios más asimilables que podíamos tener en Murcia a El Ejido”, señaló López Carvajal al describir el municipio murciano de alrededor e 36.000 habitantes que cuenta con un 30% de población de origen inmigrante dedicada principalmente al campo. “El apoyo a Vox se basa en un problema ficticio, a mi juicio, porque España no tiene un problema con la inmigración comparable al de Francia o Bélgica”, asegura el politólogo.
Pero esa opinión no es compartida por Abel Guillén, historiador de 29 años, originario de Roldán, una pedanía de Torre Pacheco. “No me sorprende mucho el resultado porque el municipio se queda muy corto con respecto a las políticas de inmigración. Nunca se ha apostado por políticas de convivencia y bienestar, lo poco que se ha hecho es en los centros escolares”.
“Se criminaliza a los inmigrantes, mientras que son ellos quienes están levantando la economía. A veces están viviendo en condiciones de auténtica miseria”, añadió Guillén. El documentalista señala que programas como el que le dedicó hace un año Ana Rosa a los robos y la inseguridad que se vivía en la pedanía “tampoco ayudan”.
Al concejal de Hacienda del municipio murciano, Carlos Martínez, quien se postula como alcalde del PSOE para los próximos comicios, tampoco se ha quedado muy sorprendido con el resultado. “Torre Pacheco siempre ha sido un pueblo muy de derechas. En 2011 el PP sacó el 71% de los votos. La aparición de nuevos partidos lo que ha hecho es dividir el voto conservador”, apunta.
“Afortunadamente, nosotros nunca hemos tenido los problemas de violencia de El Ejido, pero hay cierto rechazo y problemas de asimilación ante ese cambio demográfico que ha habido durante los últimos 20 años”, dice el concejal, quien también subraya la proliferación de noticias falsas durante la campaña electoral. “Hay bulos como que los inmigrantes se llevan todas las ayudas sociales y es absolutamente falso. Han sabido propagar por las redes sociales y whatsapp esas noticias falsas que han hecho mucho daño”, añade.
“Hay determinadas zonas de España, pasa aquí y pasa en Almería, en las que el Estado tendría que ser consciente de esta escalada de racismo y tendría que poner medios suficientes, y hablo de mejorar las infraestructuras”. De hecho, Torre Pacheco acaba de recibir una subvención europea de dos millones y medio para integrar mejor en el pueblo los barrios que cuentan con población migrante. “Ante estos retos globales, porque la inmigración al final es eso, la gente lo que hace es encerrarse sobre sí misma. El Estado podría decir 'no os dejamos a vuestra suerte' y hacer un esfuerzo para que los servicios y espacios públicos funcionen”.
“No somos maquinarias, somos personas”
Mustafá Sadir, delegado sindical de CC.OO. en Torre Pacheco, asegura conocer mejor la política de España que la de su país de origen, Marruecos, después de llevar viviendo 20 años en España. “Nuestra reivindicación sería que quienes tengan permiso de trabajo permanente pueda votar”, reclama. “La gente se levanta a las cinco de la mañana para ir al campo y contribuye a la riqueza del pueblo y, sin embargo, ves que gana un partido racista. Eso nos duele mucho”, añade.
“Nosotros no somos maquinaria, somos personas. Y no hemos venido a quitar el pan a nadie. Venimos a trabajar en trabajos que no quieren los propios españoles. Cualquiera que vaya por la autovía desde Cartagena a Murcia puede ver todo el camino a mano derecha o izquierda a los inmigrantes trabajando”, denuncia Mustafá, quien asegura sentirse “frustrado”. “Tenemos amigos en Torre Pacheco y nos preguntamos si de verdad son amigos o si han votado a Vox”, añade.
Pedro (nombre cambiado) es un pequeño agricultor de la zona de Mazarrón que explica que muchos empresarios del Campo de Cartagena “no cotizan ni la mitad de los días a los trabajadores del campo y pagan lo que quieren porque no hay convenio. Hacen lo que les da la gana y luego votan a Vox porque no quieren inmigrantes. Eso no es la huerta de Europa, eso se llama esclavitud”.
“Los grandes empresarios hortofrutícolas de la Región que han estado apoyando al PP ahora apoyan a Vox, como 'José Paloma”. Así se le conoce popularmente al impulsor de la industria hortofrutícola en Mazarrón y Águilas José Hernández Zamora, presidente del Grupo Paloma. Se trata de una de las empresas más importantes de la Región, cuyo eje es el tomate que cultivan en invernaderos y exportan principalmente a Reino Unido. Es un grupo familiar que cuenta entre sus consejeros a cinco hermanos, entre ellos María del Carmen Hernández Navarro, madre de Pascual Salvador Hernández, líder de Vox en Murcia.
Hernández Navarro también es presidente de la Comunidad de Regantes de Mazarrón. “Son mil regantes y solo tienen derecho a votar quince personas en la junta directiva y de esos quince quien se pone en contra, va a la calle. Es el sistema del miedo. Mi sensación es que han pasado de pagarles a los políticos para que los representen a representarse ellos mismos y ahorrarse esas perras”, apunta Pedro. “Hernández le dijo a un grupo de empresarios de la zona que iba a conseguir meterse en el SCRATS (Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura) y que con su sobrino en la Comunidad serían invencibles”, añade Pedro.
Durante el mitin multitudinario que ofreció Santiago Abascal en el pabellón Príncipe de Asturias el pasado domingo 21 de abril, el líder de Vox confirmó a Pascual Salvador Hernández como candidato por el partido de extrema derecha a la presidencia de la Región. Salvador, presidente de Vox Murcia desde julio de 2018, trabaja como consultor y formador en prevención de riesgos laborales para empresas hortofrutícolas.
Como hace su partido, Salvador defiende un Plan Hidrológico Nacional, que los españoles tengan “prioridad” y una bajada y supresión de impuestos “ya que el dinero pensamos que debe estar en el bolsillo de los murcianos y no en manos de los políticos. Con esta rebaja fiscal pretendemos beneficiar en especial a las familias y empresas”, declaró al digital murcia.com.
Caladero 'kiko'
Otro caladero de votos que encuentra Vox en la Región se encuentra entre los votantes católicos más integristas. Murcia es la comunidad con mayor porcentaje de católicos del país, un 85%, según datos del CIS de 2018.
La fuerte presencia de los grupos más conservadores de la Iglesia, como el Opus Dei o los 'kikos', aunque no haya datos oficiales, se extiende en Murcia. El presidente de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), el 'kiko' José Luis Mendoza, con mucho poder en la Región e influencia en el Vaticano, también ha criticado abiertamente al PP, a quien apoyaba hasta el momento, a raíz de que la Fiscalía haya abierto una investigación sobre la construcción ilegal de la fundación que preside en el entorno del monasterio de Los Jerónimos para dar a entender su aval a Vox.
“En las catequesis de los 'kikos' se carga mucho las tintas contra el aborto y repiten mucho 'un voto cristiano no puede ir a favor del aborto'. Van fomentando el apoyo a partidos como Vox, pero no te lo dicen directamente”, dice un cura que ha pertenecido a una comunidad del 'Camino', como lo denominan los integrantes de la congregación. “En casi todas las parroquias de la Región hay comunidades de 'kikos”, añade.
La parroquia de San Bartolomé en la ciudad de Murcia es la que cuenta con más comunidades 'kikas' con un total de 24. “Las comunidades que están surgiendo en los últimos años tienen de media entre 80 y 100 personas”, cuenta Luis, un estudiante de Comunicación Audiovisual. Solo en la capital hay diez parroquias con comunidades de 'kikos'.
“Dentro de las comunidades de 'kikos' no te obligan expresamente a nada. Pero si te metes en eso, como mis padres que entraron con 13 años y cuyo círculo de amistades y laboral se limita a ellos, y te enroscas en esa ideología, lo único que puedes votar es a Vox”, dice Olaya, de 23 años, cuyos abuelos, padres y siete hermanos pertenecen a esta congregación. “Además como se tienen tantos hijos y permanecen familias enteras se generan verdaderas estirpes: los López, los Martínez”, añade la joven.
“Tu vida gira en torno a esto porque estás tres días de la semana ahí metido porque tienen varios ritos: 'la palabra' que se prepara y se celebra entre semana, los sábados tiene 'la eucaristía' que se celebra por la noche en la iglesia y luego un domingo de cada mes se hace la convivencia y se pasan todo el día rezando y comiendo juntos y hay un momento donde todo el mundo comparte sus penas”, cuenta Olaya.
Ana, estudiante de Educación Infantil y con 19 años, pertenece al 'Camino', como sus tres hermanas y sus padres, y acaba de votar a Vox. “Mi padre y mi madre consideran que hace falta un cambio brusco en España. A mí Vox me parece demasiado radical en muchos aspectos, pero en otros estoy de acuerdo. Me leí el programa electoral y de los 100 puntos estoy de acuerdo con 80. Lo que sí me ha convencido es que yo estoy a favor de la vida y en contra del aborto”, apunta la estudiante.
Kiko Argüello, quien fundó esta corriente religiosa hace 50 años, visita desde hace varios años a un miembro de la congregación en el municipio murciano de San Pedro del Pinatar en verano y organiza un encuentro al que acuden miles de personas. Luis fue voluntario en el último encuentro celebrado el pasado agosto e hizo de traductor del portugués. “Ver que viene gente de todas partes del mundo, de América Latina y Europa, a San Pedro del Pinatar es impresionante”, relata Luis sobre este encuentro al que asistieron unas 25.000 personas.
Aunque muchos jóvenes que nacen en una familia 'kika'abandonan la congregación en algún momento de la adolescencia, la mayoría vuelve “por esa sensación de comunidad”, dice Olaya. “No sé cómo se ha promovido tan rápido el 'Camino´ en estos 50 años y hay tante gente. Sé que hay comunidades en otros países como por ejemplo en Alemania, Bélgica, China y África”, añade Ana.
[ACTUALIZACIÓN 17:43]
El presidente del Grupo Paloma, José Hernández Navarro, niega que hablara “de Vox” en la Comunidad de Regantes de Mazarrón. “Nunca hablo de política, de ningún partido. No me quiero hacer con el control del SCRATS. Sencillamente solicité en una junta pedir que la Comunidad se asociara al SCRATS para hacer una política común de las aguas desaladas para conseguir un precio del agua un poquito más razonable”.