Tres elecciones en seis meses. Tras las autonómicas del 28M y las generales del 23J, cada vez parece más factible que la fallida investidura de Fernando López Miras pueda terminar en una nueva convocatoria en las urnas. La fecha que corre por los pasillos es la del 25-O (25 de octubre). El motivo, la falta de entendimiento entre PP y Vox para conformar gobierno. El 28M, el PP se quedó a dos diputados de la mayoría absoluta en la Asamblea Regional y necesita para gobernar el apoyo de Vox o la abstención de al menos 3 de sus diputados. En el primer intento de investidura el pasado 10 de julio no consiguieron ni lo uno ni lo otro. El PP ofrece para negociar un acuerdo programático con 88 medidas, la vicepresidencia de la Mesa de la Asamblea –de la que excluyó a Vox en un principio– y uno de los dos senadores a propuesta de la Cámara regional, cualquiera de esos puestos podría recaer en Alberto Garre, expresidente del Gobierno con el PP y ahora en las filas de Vox.
La ultraderecha ha reclamado desde el primer momento su entrada en el Gobierno y en las últimas semanas ha puesto sobre la mesa la exigencia de dos consejerías –como pudieran ser las de Agricultura, Familia, Educación o Economía–, mientras que el pasado miércoles añadió la vicepresidencia del gobierno como moneda de cambio; además de un listado con una decena de medidas, entre ellas la modificación o derogación de la Ley de Protección del Mar Menor aprobada en 2019 y que el PP no quiere tocar, ha dicho por activa y por pasiva. La negativa de Vox a negociar sin la premisa de entrar en el Ejecutivo les empujó este martes a dar plantón al portavoz parlamentario popular, Joaquín Segado, que había convocado a su homólogo en Vox, Rubén Martínez Alpañez, a una reunión en la Asamblea Regional al día siguiente. Los tiempos para lograr una investidura cada vez se acortan más; la fecha límite es el 7 de septiembre.
Fernando López Miras ya tuvo que enfrentarse en 2019 a una doble investidura, al votar Vox también en contra en la primera. Sin embargo, en aquella ocasión el escenario era muy diferente y se resolvió en menos de un mes. La primera fuerza fue el PSOE, pero los populares encontraron abrigo en Ciudadanos. Con seis diputados, consiguieron pactar la presidencia de la Asamblea, la vicepresidencia y portavocía del Gobierno y cuatro consejerías (Igualdad, Empleo, Empresa y Transparencia). El acuerdo tuvo que ser a tres bandas, porque también necesitaron el apoyo de Vox, con quien se comprometieron a poner en marcha una serie de medidas. Una legislatura después –moción de censura incluida– la extrema derecha acusa al PP de incumplir sus promesas y aseguran que solo su entrada en el gobierno puede asegurarles que se dé respuesta a sus exigencias.
Ahora, con nueve diputados en la Asamblea Regional, los de la ultraderecha ven “incomprensible” que el PP bloquee su acceso al gobierno; máxime cuando tras la moción de censura de marzo de 2021 el apoyo de los tránsfugas de Vox se vio recompensado con la Consejería de Educación, que ostentó la diputada díscola de la extrema derecha Mabel Campuzano, cuestión que generó mucha desconfianza a Abascal.
Hasta ahora, los contactos PP-Vox se han limitado a un breve encuentro el pasado 4 de julio. Y por el momento, no han dado ningún resultado positivo. De conformarse gobierno en Aragón, la de Murcia será la única comunidad sin conseguir la confianza suficiente para hacer lo propio tras el 28M. Las “manos tendidas” de ambas formaciones han pasado estos días a convertirse en reproches. Para Santiago Abascal la propuesta del PP es un “insulto”, mientras que para el PP está “claro” que la negativa de Vox obedece a un “interés” en terminar en repetición electoral.
Con respecto a la vicepresidencia, asegura Alpañez que “está justificada para tener un mecanismo de control y desarrollo de todas las políticas que se tienen que implementar para que la Región de Murcia abandone el déficit sistemático en el que estamos y salir de la quiebra económica”.
Repetición electoral
Una repetición electoral, según el último sondeo del Centro de Estudios Murcianos de Opinión Pública (CEMOP), concentraría en el PP un 35% de los votos, y un 17,8% en Vox, lo que se traduciría en 22 escaños para el PP (uno más) y 8 ó 9 para Vox (en la última convocatoria consiguió 9). Juan José Escribano es codirector del CEMOP: “Este sondeo es de julio, previo a las generales, en caso de que haya nueva convocatoria, habría que ver cómo han cambiado las cosas en octubre”. Su tesis es que uno de los partidos enfrascados en las negociaciones “será el que la opinión pública perciba como culpable de la repetición y ese será el que se vea más castigado”, pero también influirá si ya hay –o no– gobierno en la Moncloa. “El ecosistema político murciano está muy influido por el panorama nacional”, analiza Escribano, quien duda que haya repetición electoral.
“No le interesa al menos a uno de los actores, al PP, porque podría perder apoyos”. Sin embargo, continúa Escribano, “tampoco les conviene quedar como perdedores del pulso de las negociaciones, que es más estratégico que ideológico puesto que sus proyectos no son incompatibles y, de hecho, ya gobiernan juntos en otras regiones e incluso en ayuntamientos de grandes ciudades de la Región”. En su opinión, “si ven peligrar votos en unas futuras elecciones, rebajarán expectativas y llegarán a un acuerdo”. Otro argumento para evitar esa repetición, señala Escribano, “es que los resultados podrían ser muy similares a los actuales y el escenario el mismo, tener que pasar por un pacto con Vox”.
Para el politólogo Francisco Javier Carvajal, sin embargo, “a medida que van pasando los días la amenaza de una repetición electoral es cada vez más plausible y aunque es verdad que todavía queda por delante un mes y una semana, las actitudes parecen cada vez más enrocadas”. Desde su punto de vista, “puede que al PP le interese una repetición porque ven a Vox más débil y consideren que una nueva convocatoria les haga rozar la mayoría absoluta aún más”.
Medición de fuerzas en las generales
Los resultados de las generales del 23J han debilitado, en parte, a Vox al pasar de ser en 2019 la primera fuerza en la Región, con un 28,16 de los votos a la tercera (ya que han obtenido un 21,83% en esta convocatoria). El ganador de las generales en la Región fue el PP, que ha sumado 4 diputados, uno más que el 10N, mientras que Vox ha conseguido 2 escaños, uno menos. El varapalo no ha sido solo en su bastión murciano, la ultraderecha ha perdido en el Congreso 19 diputados y 623.000 votos.
Desde Vox han explotado la tesis de que la llamada de Alberto Núñez Feijóo al “voto útil” les ha perjudicado, además de la “demonización” a la que se han visto sometidos –afirman– por parte del PP, de los demás partidos y de una parte de la prensa.
Vox insiste en que los resultados de las generales son una muestra de que mantienen el pulso en la Región. Su argumento es que han mejorado los porcentajes si se compara con las autonómicas (21,83% en las generales frente al 20,7% de las autonómicas).
El suelo de Vox en la Región, apunta el politólogo Juan José Escribano, es de entre un 17 y un 21%, “que es muy alto, y el votante de Vox es fiel y estable”. En cuanto a los mejores resultados obtenidos por la ultraderecha en las generales, analiza Escribano, “se debe a que movilizan a parte del electorado de otros partidos locales, como Movimiento Ciudadano de Cartagena, y esas transferencias le benefician”.
El politólogo Francisco Javier Carvajal coincide con él, “muchos votantes del Campo de Cartagena, de Movimiento Ciudadano, se van a Vox en las generales, aunque tampoco es una cantidad exagerada”. También hubo una mayor participación en las generales en la Región de Murcia frente a las autonómicas, 7 puntos más, “y eso también influye”. La comparación “más realista”, en cualquier caso, es entre 2019 y 2023. “Han pasado de primera a tercera fuerza; y creo que les ha penalizado no haber pactado con el PP en la Asamblea Regional cuando sí que lo han hecho en distintos municipios de la Región; eso ha hecho que el voto útil se haya concentrado en el PP, al que tradicionalmente ha votado el electorado de Vox”.