Concha Cebrián nació en Murcia en el año 1953. Aunque pasó toda su infancia y adolescencia en la comunidad, pronto pondría rumbo a Madrid para comenzar a estudiar Sociología en la universidad.
A su regreso a la Región, Concha percibió que los cambios sociales que estaban aflorando en la capital no se estaban produciendo en ningún rincón de la ciudad murciana, por lo que decidió, junto con otras mujeres, propulsar un encuentro femenino: “Cuando volvimos de Madrid nos encontramos con que aquí no había nada de feminismo así que convocamos una reunión en la Plaza de Camacho a través de los medios impresos del momento”.
A la convocatoria asistieron una veintena de mujeres y fue entonces cuando se decidió crear la que se conocería como Asamblea de Mujeres de Murcia (1978-1982), la primera asociación feminista de la Región de Murcia: “Eran años de muchos cambios en la sociedad española, de recuperación de derechos civiles, pero en Murcia todavía no existía una voz feminista”, afirma.
La asamblea, que comenzó a trabajar en coordinación con el movimiento estatal, realizaba actividades muy variadas entre las que se incluían charlas y conferencias habituales. El recibimiento en la comunidad fue mayormente aceptado, aunque el miedo a los cambios también se dejaba entrever: “Esto siempre va `por barrios´. Hubo gente que nos recibió con mucho entusiasmo y otra gente que nos recibió muy mal. Pero, lo importante fue que conseguimos incluir la agenda de las mujeres murcianas en el debate político”, asegura.
Paralelamente, Concha pasó a trabajar en el Consejo Regional y, aunque su ocupación no estaba reñida por su integración en la asamblea, fue esta institución la que organizó las primeras jornadas de la mujer trabajadora. Estas fueron acogidas con mucho entusiasmo por todas “siendo un amparo enorme para el feminismo”. Las instituciones, que poco a poco fueron incorporando en su agenda las peticiones de las mujeres, también crearon los `Centros Asesores de la Mujer´: “Estos centros fueron una auténtica avalancha. En la asamblea había una parte de mujeres que estaba a favor y otra que pensaba que eran cosas ajenas a la asociación”.
División del movimiento
A pesar de las pequeñas discrepancias surgidas, no fue hasta las jornadas de Granada del 79 cuando se produjo una división en el movimiento: “En estas jornadas se produce una división teórica del feminismo: el dependiente y el independiente, aunque a mí nunca me ha gustado llamarlo así”. La realización de las jornadas se termina traduciendo en la ruptura definitiva de la asociación liderada, entre otras mujeres, por Concha Cebrián.
“Realmente nunca hubo una división como tal del movimiento porque seguía teniendo la misma razón de ser que era la lucha por los derechos de la mujer. Pero, yo opté por defender la consolidación de los avances alcanzados en las instituciones”, afirma. Tres años después del fin de la asamblea, un grupo de mujeres decidió crear otra asociación a propósito de la Conferencia de Nairobi y Concha pasó a formar parte de ella: “Nació `Kalima´ con el objetivo de poner en valor el papel de la mujer en el ámbito cultural. Y así fue, nos centramos en traer referentes culturales a la ciudad, pero no desistimos tampoco en la labor política porque de hecho participamos en el primer plan de igualdad nacional y regional”, asegura.
Concha recuerda con gran entusiasmo las primeras victorias de las mujeres con la incorporación de leyes como la del divorcio o la legalización de los métodos anticonceptivos: “No te puedes imaginar la satisfacción del momento. Leyes perfectas no hay, pero en este país en cuarenta años han pasado muchas cosas importantísimas para las mujeres”.
Actualmente, Concha no forma parte de ninguna asociación “por cuestiones de carácter”, pero colabora en todo lo que se le propone. Ve que el movimiento feminista a pesar de que se ha expandido mucho sigue presentando debilidades organizativas: “El feminismo ha logrado más victorias que nadie, pero sigue teniendo dificultades para estructurar su agenda”, asegura. “El feminismo debe tener en su agenda los problemas que realmente preocupan a las mujeres como que en la Región hay más de seis puntos de diferencia entre la tasa de desempleo en hombres y mujeres”, muestra la feminista.
En relación a la polémica surgida por la habitual manifestación del 8-M, sobre la realización o no realización de las distintas huelgas, Concha se muestra crítica con que desde hace un año se le esté achacando la culpa al movimiento: “No importa que ese día se celebrasen partidos de fútbol o congresos de Vox, lo que importa es que se celebró el 8-M. Tenemos la suficiente responsabilidad para guardar todas las medidas de seguridad, es cierto que con esta situación lo mejor es renunciar a las grandes manifestaciones, pero hay que decir de todas las formas posibles que seguimos estando aquí”.