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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La COVID-19 golpea al pequeño comercio murciano: “La ciudad muere con nosotros”

La COVID-19 se he cobrado más de un millar de bares y restaurantes, al igual que centenares de comercios en toda la Región. La nueva crisis sanitaria y económica, consecuencia de la pandemia, ha provocado que muchos establecimientos del territorio murciano se hayan visto obligados a bajar la persiana. La federación regional de pequeños comerciantes en la Región de Murcia (COREMUR) estima que aproximadamente un 20 por ciento de los 4.000 locales amparados por su organización han cerrado sus puertas, en torno a unas 800 tiendas. Además, se espera que la declaración del toque de queda y el confinamiento de la Comunidad y sus municipios acarree un impacto psicológico en los consumidores que reduzca aun más su actividad de compra. Desde comienzos del estado de alarma de marzo la tasa de paro de Murcia ha subido de un 15,75 por ciento hasta el 17,03 el pasado mes de septiembre.

La presidenta de COREMUR y de la asociación de comerciantes Triángulo de Murcia, Carmen Piñero, denuncia “la situación de emergencia” tan delicada que están sufriendo los minoristas debido al declive del consumo. Después de haber manifestado su preocupación por el futuro del sector, indica que “el problema no es el número de comercios que han cerrado, sino los que lo van a hacer dentro de uno, dos o tres meses.” En las últimas semanas se ha incrementado el número de carteles de ‘liquidación por cierre’ en los escaparates de distintas tiendas del centro de la capital. Algunos negocios referentes por su antigüedad como Titis Clothing o Calzados Rumbo han anunciado su cierre y ya no formarán parte de la oferta comercial de la ciudad.

Piñero expresa que el objetivo ahora es conseguir un consumo responsable por parte de la ciudadanía para que la economía regional se mantenga a flote. En COREMUR lamentan el cambio de tendencia en el consumo de las personas, que acuden en su mayoría a las grandes superficies: “Aguantaremos todo lo que podamos. Mientras el pequeño comercio muere también lo hacen las ciudades”. La presidenta de la federación también ha indicado que los comerciantes entran en la precariedad cuando estos podrían contribuir en la recuperación de la riqueza de la ciudad.

Desde una de las calles más céntricas de Murcia, Titis Clothing, anunció su cese la semana pasada después de 15 años desde su nacimiento como marca. Minuca Carreño, propietaria del establecimiento junto a sus dos hermanas, atribuye la situación tan “deprimente” del centro a la falta de turismo como consecuencia de la crisis. “La COVID-19 nos ha llevado al cierre”. Titis agradece la acogida que está teniendo la liquidación y declara que está siendo “emocionalmente difícil” recibir todos los mensajes de gratitud de sus clientas. Además, han comunicado que si la facturación durante la liquidación se mantiene, el cierre se alargará hasta navidad, un mes después de lo que tenían previsto. De cara al futuro las hermanas Carreño continuarán con sus proyectos de diseño y de formación de mentoría con su escuela creativa “titis”.

El director de la asociación de comerciantes del Barrio del Carmen, José Oñate, asegura que los comercios locales no serán capaces de aguantar un segundo confinamiento como el de marzo. “En los últimos meses los que han sobrevivido ha sido por recursos propios y ya se están agotando”, señala. Muchos de los minoristas confiaban en la campaña de navidad calificándola como “el principio del fin”, pero en esta nueva normalidad desconocen cómo evolucionará la situación hasta el mes de diciembre.

En la otra cara de la moneda, Calzados Perea abrió sus puertas en 1904 y 116 años después logra sobrellevar las consecuencias económicas de la pandemia. La zapatería notó la repercusión de las restricciones en celebraciones como comuniones y bodas durante la primavera, pero la vuelta al cole se convirtió en su “balón de oxígeno”. Marian, dependienta de la tienda y nieta del fundador, señala que el zapato es una prenda que el cliente necesita verse puesta.

“La gente estaba deseando que abriéramos”. Una semana después de la declaración del nuevo estado de alarma ya han percibido un descenso en la afluencia de clientes de la zapatería. En Calzados Perea han expresado su inquietud por la próxima campaña de Navidad aunque hayan podido mantener la venta de la tienda. Con una posible cancelación de la campaña y el aumento de las restricciones, desconocen cómo se desarrollará el porvenir del negocio.

Tanto el comercio minorista como las asociaciones que los representan critican la falta de ayudas por parte del Gobierno durante los últimos meses de lucha contra el virus. Los dueños de los locales aseguran que todos los recursos de los que disponían para sobrellevar la situación eran de los que ellos disponían. A todo esto se suma uno de los principales problemas de la pequeña empresa, el precio tan alto de los alquileres y los impuestos que conllevan. Titis Clothing reconoce que uno de los motivos de su liquidación es el pago del alquiler. Minuca considera que los autónomos son los más olvidados y que se sienten desamparados por el Gobierno. “A los autónomos nadie nos rescata”. Desde COREMUR solicitan la supresión de estas retenciones para poder aguantar los meses venideros y que el pequeño comercio no desaparezca.