Inversión en carreteras: más de lo mismo
Inversión en carreteras: más de lo mismo“2018 va a ser el año de la Región de Murcia en materia de infraestructuras”, auguraba un triunfalista López Miras en la última visita a Murcia del Presidente del Gobierno de España, a cuatro días de acabar 2017. ¿Tendrá razón? ¿En qué se basaba para afirmarlo?
Mariano Rajoy vino a anunciar el inicio del PIC 2017-2021, el Plan Extraordinario de Inversiones en Carreteras, con un proyecto en la Región que pretende configurar un baipás en la A30 desde Alcantarilla hasta Archena, como ruta norte-sur alternativa para aliviar el tráfico de la A7 desde Lorca y la propia A30 desde Cartagena a la altura de la ciudad de Murcia, donde la misma vía actúa como eje interurbano y como ronda occidental de circunvalación de la ciudad, provocando una alta densidad de vehículos y numerosos atascos.
Sin duda, esta inversión estatal es muy bien recibida. ¿Cómo la complementará el gobierno regional? Según los Presupuestos Autonómicos en infraestructuras básicas y transportes de 2018, la mayor parte del gasto irá destinado a la “planificación, conservación y mejoras en la red viaria” y en “transportes”, manteniendo la tendencia de los últimos años [ver Gráfico]. El AVE, el aeropuerto de Corvera, la variante ferroviaria de Camarillas, el Corredor Mediterráneo, las ZAL de Murcia y Cartagena… de nuevo manteniendo la tendencia de los últimos años. ¿Esta vez sí se ejecutará todo? Los precedentes nos aconsejan ser prudentes y no asegurar nada hasta verlo materializado, en contenido y forma.
Sí se ha concretado ya la inversión en las vías rápidas hacia el Mar Menor y La Manga, para mejorar la movilidad y la seguridad (RM1, RM19 y RM12). Por supuesto, toda mejora es bienvenida, pero esto nos hace pensar sobre las prioridades en la vertebración viaria regional: ¿mejoramos las vías rápidas ya construidas porque damos por finalizada la red de vías rápidas de la Región?
Plano de la red viaria: desequilibrado
Plano de la red viaria: desequilibradoHemos realizado un plano de esta red, con un diseño similar al plano de una red de metro, para conocer, de forma cualitativa, cuál es la estructura de la red de autovías y autopistas de la Región de Murcia [ver mapa 1], y las conclusiones son contundentes.
En la Región de Murcia existen tres redes de carreteras según su titularidad: más de 6000 Km forman parte de la red viaria municipal; casi 3000 Km son de titularidad autonómica, ya sean de primer nivel (vías rápidas), segundo (intercomarcales) o tercero (intracomarcales); finalmente, 521 Km corresponden a la Red General de Carreteras del Estado (autovías y autopistas interregionales, vías rápidas de circunvalación urbanas y carreteras nacionales).
Las más importantes son las vías rápidas (autovías y autopistas), que admiten mayor densidad de tráfico, reducen los tiempos de viaje y mejoran la confortabilidad conductiva. Las vías rápidas son las que mejor vertebran un territorio en el mundo desarrollado actual. ¿Pero todos los municipios de la Región están conectados a alguna de estas vías?
La red de vías rápidas se caracteriza por una cruz inclinada con centro en Murcia (eje del Segura extendido hasta Cartagena y eje del Guadalentín). Como si se tratara de una cruz de Caravaca invertida, existe hacia el sur otro brazo de la cruz paralelo al del Guadalentín, la Autopista del Mediterráneo. Ambos brazos quedan conectados entre sí no solo por el eje principal de la cruz Murcia-Cartagena sino también por diversas autovías autonómicas de menor longitud, aunque dos de las mismas, de longitud exigua, parecen acabar en un vacío (es el esperpento de la RM16 y RM17, para conectar la A30 con el aeropuerto cerrado de Corvera en forma de vía rápida). Del eje del Segura, sale un ramal reciente hacia el Altiplano, que hasta hace bien poco solo llegaba hasta Jumilla.
Pues bien, tomando una distancia prudencial de 10 Km hacia una vía rápida, hemos diseñado un mapa ilustrativo de las unidades territoriales que quedan dentro y fuera de esta cobertura viaria [ver mapa 2]. ¡Pero, sorpresa! No todos los municipios, ni toda la superficie de algunos municipios, aparece cubierta por un servicio de vías rápidas; es decir, la Región de Murcia no está bien vertebrada y existe desigualdad territorial.
La mitad sur está muy bien conectada, por coincidir con el doble brazo de la cruz viaria y el ramal vertical norte-sur. Toda la comarca de las Vegas del Segura también lo está (eje del Segura), extendiéndose ligeramente hacia el Altiplano, pero el interior de los municipios de Jumilla y Yecla quedan fuera de la influencia de la red, así como toda la comarca oriental, esto es, Fortuna y Abanilla. La Comarca del Noroeste, por su parte, solo está bien cubierta en torno al eje longitudinal de la RM15, por lo que sus municipios más distantes quedan fuera de la influencia: Caravaca y Moratalla solo entran en torno a sus capitales municipales, y Calasparra queda fuera por completo; del mismo modo, las Tierras Altas de Lorca quedan en un vacío ya tradicional entre el eje del Noroeste y el eje del Guadalentín. Esto supone que en la Región de Murcia está sin servicio de vías rápidas un territorio de aproximadamente 4430 Km2, lo que supone un elevado 35% del suelo regional aunque sea ocupado por solo un 2,5% del total de habitantes. Independientemente de ser datos teóricos, basados en una abstracción de las líneas viarias y en distancias rectas, ¿es justa esta desigualdad territorial?
Cuestión de prioridades
Cuestión de prioridadesSiempre es necesario modernizar la red existente, y más actualmente, cuando la mayoría de las carreteras de la Región, que soportan una gran densidad de vehículos, sufren las devastadoras consecuencias de una década de crisis sin apenas inversión. Por eso es agradable escuchar noticias como la mejora de los accesos al Mar Menor y La Manga o la construcción de circunvalaciones para aliviar tráfico en las grandes ciudades. Pero hagamos un análisis de justicia territorial: si esta inversión ocurre a costa de que el territorio sin servicio de vías rápidas siga marginado, ¿es legítima? ¿O quizá la priorización deba ser cubrir primero todo el territorio y, después, ir acometiendo modernizaciones? Si hay fondos para todo, no son actuaciones excluyentes, por supuesto. Sin embargo, teniendo que priorizar, parece una cuestión de ética territorial centrarse en terminar de extender la red viaria de primer orden a toda la Región.
De este modo, es una satisfacción la reciente finalización de las obras del tramo de autovía Jumilla-Yecla, y lo sería la tramitación de la conexión Caravaca-Lorca, como también podría plantearse un ramal hacia el eje del Segura que conecte Moratalla con Cieza pasando por Calasparra, e incluso transformar en vía rápida la conexión de Abanilla y Fortuna con el eje del Segura [ver mapa 3]. Para finalizar esta extensión utópica o potencial de la red, podría también proyectarse la continuidad de la Autovía del Noroeste hasta la comarca granadina de Huéscar. Por otro lado, es muy importante gestionar todo públicamente, para universalizar el servicio y evitar situaciones de rescate público a actuaciones privadas como podría ocurrir de facto con el tramo Cartagena-Vera de la AP7.
Las prioridades políticas actuales tienden hacia la desigualdad territorial por la vía rápida. Puede que nos estemos equivocando. ¿Merecemos más unos murcianos que otros? La conectividad no solo debe buscar el refuerzo de los focos turísticos y residenciales sino también compensar las debilidades y amenazas de los territorios más alejados, con peor movilidad y más despoblados. 2018 no va a ser el año de la Región de Murcia en materia de infraestructuras, como ingenuamente (o no) cree el Presidente regional; 2018 va a ser el año en que ahondaremos en la desigualdad territorial. Atendamos al rigor de los datos geográficos y, dentro de las limitaciones presupuestarias y topográficas, pidamos al Gobierno un cambio de rumbo en política territorial, viaria en este caso.