Hacinamiento, falta de seguridad y desatención: así es el CIE del motín de Murcia
- La ONG Convivir sin racismo publicó el informe del año 2015 del centro, en el que advertía hechos como el ocurrido si no cambiaba drásticamente la organización y se atendía mejor y con más personal a los internos
La noche del miércoles al jueves, 67 de los 127 internos en el Centro de Internamiento de Extranjeros de Sangonera (Murcia) se fugaron de la instancia tras un motín. La Policía Nacional ha detenido ya a la gran mayoría de los internos fugados, restando 26 inmigrantes que han logrado escapar de los cuerpos de seguridad. Cinco policías resultaron heridos en la intervención. Los internos los “agredieron con extintores y cuchillos que obtuvieron porque consiguieron entrar a la cocina del Centro y destrozaron las instalaciones”, según publican fuentes policiales. No se tienen datos sobre si hay heridos entre los inmigrantes.
El motín se originó en una sala del CIE donde un interno fingió encontrase enfermo, por lo que requirió asistencia del personal, según publica la agencia Europa Press. Cuando los agentes que custodiaban las instalaciones dieron acceso a la ambulancia que iba a atenderlo, aprovecharon otros internos para iniciar la huida. Hasta el lugar se desplazaron efectivos policiales de los municipios de Sangonera, Cartagena y Alcantarilla. A las labores de búsqueda de los fugados también se sumaron agentes de la Policía de proximidad de la capital Murcia.
El Sindicato Unificado de Policía asegura que la falta de seguridad en el centro es total, que “al no tratarse de delincuentes, se permite la entrada de utensilios como cuchillos que pueden resultar peligrosos, ya que no existe el personal suficiente para controlar la situación dentro del centro”. Desde el propio CIE, trabajadores aseguran que al encontrarse la huida de más de 60 personas ante ellos, algunos con este tipo de herramientas, los funcionarios no tuvieron más remedio que dejar salir a los internos.
El Sindicato Unificado de Policía (SUP), a través de su cuenta de la portavocía en Twitter, ha destacado la falta de medios con la que tienen que trabajar los agentes. También exigen el cierre definitivo del centro, prediciendo que antes o después “puede ocurrir una desgracia”.
En la Región de Murcia, el grupo parlamentario de Podemos, a través de su diputado Andrés Pedreño, ha sido el partido más activo contra las condiciones que presenta el CIE. El diputado ha pedido tras el incidente el cierre definitivo del centro: “No respeta los Derechos Humanos y se rige con patrones de una cárcel cuando no lo es, las personas allí encerradas no han cometido ningún delito”, manifiesta.
Pedreño aseguraba en febrero que el gobierno regional “prefiere sumarse a la guerra contra la inmigración que se desarrolla en el seno de la Unión Europea” y que mantener el CIE es perpetuar “un modelo carcelario contra los Derechos Humanos que ha convertido al Mediterráneo en un sarcófago”.
Fugas y amotinamiento
Fugas y amotinamiento
Las condiciones del centro han sido denunciadas en numerosas ocasiones, desde distintas voces, medios y asociaciones. De hecho, según la ONG Convivir sin racismo, el CIE de Sangonera tiene el récord de motines e intentos de fugas.
El pasado 21 de agosto, un grupo de internos protagonizó otro altercado similar fugándose unos 10 internos, a la que la policía respondió con un expediente disciplinario a quienes pudieron haber sido objeto de graves lesiones. El SUP en la Región de Murcia solicitó la creación urgente de un protocolo de actuación, del cual “aún se está a la espera”.
Además, en 2015 se produjeron, según publica el informe completo de la ONG Convivir sin racismo, dos fugas y un amotinamiento en las instalaciones del CIE. A este respecto, Convivir sin racismo denuncia el acceso y la presencia de agentes de unidades de operaciones especiales del Cuerpo Nacional de Policía a las habitaciones y zonas comunes de los internos.
“Actualmente el centro no cuenta con todas sus instalaciones operativas ya que desde el pasado mes de septiembre de 2015, a raíz del último amotinamiento, quedó destrozada una zona común y no ha sido reparada; pese a que desde diciembre del pasado año hasta finales de marzo de 2016 ha estado cerrado para reformar”, denuncian desde la organización. La carencia de instalaciones adecuadas, alertan, no permite acoger a las 127 personas que hasta ayer se encontraban en el centro, el cual se supone está construido para albergar a 148, pero el cual sufre “deficiencias estructurales” en la organización y normas que regulan su funcionamiento, lo que pone en riesgo tanto a las trabajadoras y trabajadores del centro como a las personas internas.
La historia de Youssef
Como refleja el informe de 2015 de Convivir sin racismo, además de la presencia de menores, durante el verano de dicho año se denunciaron algunos casos de violencia sobre los internos. Youssef fue interno del CIE durante el mes de agosto de 2015. Un 17 de agosto, la ONG se entrevistó con el chico, que se encontraba en una situación física y psíquica “lamentable”, con golpes en la cara, un diente roto, rozaduras en hombro y piernas, un pie inflamado y dos fuertes contusiones en la espalda.
“Según relata, el sábado 15 de agosto, cuando estaban en la cola para el desayuno en el comedor del centro, intentó coger un vaso de plástico para el agua cuando una policía le dijo algo que no entendió -no comprendía el español-. La agente le empujó y dos policías más le sacaron del comedor y lo dirigieron hacia una habitación, donde le golpearon”, relata en su informe Convivir sin racismo, que denuncia más historias como la de Youssef.
El informe continúa: “Pusimos en conocimiento del Juez de Control del CIE la situación y este lo elevó al Juzgado de Guardia por si los hechos fueran constitutivos de delito. Youssef fue expulsado y no supimos nada más de la resolución del caso”.
Convivir sin racismo tiene voluntarios en el centro de internamiento, realizando tareas de acompañamiento e integración de los inmigrantes. Desde la asociación aseguran que las personas internas en este centro lo son por no tener papeles de residencia en España, que no han cometido delito alguno y en su mayoría se han jugado la vida intentando llegar a España en patera. “Solo son personas que tienen sus familias y motivaciones para buscar una vida mejor”. Por todo ello demandan el cierre definitivo del Centro de Internamiento de Extranjeros de Murcia ya que “solo provoca sufrimiento, extiende el miedo y la desprotección a las personas que allí se encuentran”.