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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La inacción del Ayuntamiento mantuvo abierta la discoteca de Murcia pese a la orden de cierre

21 meses. Es el tiempo que la discoteca Teatre y su local segregado, La Fonda Milagros (que nunca llegó a existir administrativamente), mantuvieron abiertas sus puertas todos los fines de semana a pesar de no tener licencia de actividad. Una negligencia que este domingo le ha costado la vida a 13 personas en un virulento incendio.

En octubre de 2022 se publicó el decreto de cierre, pero desde enero de ese año mantuvieron su actividad sin permiso. El actual equipo de gobierno del Ayuntamiento de Murcia (PP) lo ha reconocido este lunes en una rueda de prensa conjunta con la anterior corporación (PSOE y Ciudadanos) en la que no han terminado de aclarar cómo pudieron seguir abiertos ambos locales, Teatre y La Fonda, con una orden de cese de actividad o cómo se desarrollaron las inspecciones de los servicios municipales para comprobar que habían clausurado las discotecas, unas de las más conocidas de la zona de ocio de Las Atalayas, en la capital murciana.

La Fonda, de hecho, a pesar de no existir administrativamente, congregaba a cientos de personas. Teatre sí que empezó legalmente su actividad en diciembre de 2008 como discoteca y cocina, pero en junio de 2019 solicitó dividir el local en dos para crear uno nuevo. Después de varios meses de estudio del expediente, en enero de 2022, el anterior equipo de gobierno del PSOE ordena el cese de actividad al entender que la modificación era sustancial y tenía que solicitar una nueva licencia. Tras denegarle también un nuevo proyecto de legalización que presenta la empresa en febrero de 2022, es en octubre de ese año cuando se hace efectiva la orden de cese de actividad. Ninguna de las dos discotecas cumplió el requerimiento. En la rueda de prensa conjunta de PP y PSOE han admitido que hay un expediente de inspección de esa fecha, octubre de 2022, pero no han aclarado nada más. Sí que ha repetido incansable el actual teniente de alcalde y concejal de Urbanismo, Antonio Navarro, que han abierto un procedimiento para depurar responsabilidades y que se personarán como acusación popular en el proceso penal, que van a actuar con “contundencia”, y “caiga quien caiga”.

Quién es el responsable

“Estamos hablando de un local que lleva funcionando 20 años, y que tendría que tener licencia; hay un cese de actividad y está claro que la mayor responsable es la empresa por saltarse la orden pero la administración tiene que verificar que se ha cumplido porque entonces las leyes no sirven para nada”, habla “estupefacto” con elDiario.es Región de Murcia Jesús Jiménez, presidente de Hoytu, la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo, quien ha adelantado que también ellos -al igual que el Ayuntamiento de Murcia- se presentarán contra la empresa como acusación popular.

Jiménez -que aclara que ni Teatre ni La Fonda están entre sus asociados- se pregunta cómo ha podido darse esta situación, “porque el Ayuntamiento lleva 20 años sometiendo al sector de la hostelería a una presión muy estricta”. Jiménez señala que “todo el mundo sabía que existía actividad, y las patrullas de la Policía Local tenían que estar al corriente; algo ha pasado y han terminado 13 familias en una situación en la que no deberían estar y nuestro sector, a los pies de los caballos cuando nos esforzamos por cumplir la ley y mejorar siempre la legislación vigente”.

“Urbanismo es quien dicta la orden y la Policía la ejecuta. Personalmente, he tenido indicios de sospecha con algunos funcionarios y tomé las medidas adecuadas, eso también puede pasar en otra concejalía de Murcia y, más, en esta. Claramente, hay una responsabilidad política de los partidos. Esta concejalía tiene que impulsar el funcionamiento correcto de sus actividades, entre ellas la vigilancia”, cuenta un antiguo concejal de la corporación de la capital del Segura.

No ha quedado tampoco claro si el Servicio de Inspección del Ayuntamiento llegó a transmitir la orden de cese de actividad de las discotecas a la Policía Local de Murcia, que contactada por este medio ha declinado hacer declaraciones y ha derivado las consultas al departamento de comunicación del consistorio capitalino. “Se van a depurar responsabilidades”, insisten desde el gabinete de prensa del Ayuntamiento murciano.

Materiales inflamables y problemas en la salida de emergencia

Por su parte, el abogado de La Fonda, Francisco Adán, ha asegurado en declaraciones a los medios de comunicación que el local sí tenía licencia de actividad. Su cliente le ha trasladado que toda la documentación “se encontraba en el interior del local y se ha quemado”, cuando toda la administración actualmente tiene también un registro digital.

El letrado añade que desde inspección le exigieron a La Fonda dos modificaciones: “Faltaban dos puertas antiincendios y quitar un objeto inflamable; además de una reforma en cuanto a la insonorización”. Finalmente, ha insistido en que “el Ayuntamiento sabe perfectamente que el local estaba abierto y mi cliente no ha recibido ninguna notificación de cese de licencia”.

“Nosotros hemos visto una serie de vídeos donde Teatre utilizó esa noche, en una fiesta 'Remember', cañones de fuego frío que por unas circunstancias que nosotros no sabemos suben demasiado y pueden afectar al cableado eléctrico”, precisó el abogado en declaraciones a Europa Press. “Da la casualidad que esos cañones se producen en una zona donde se producen las primeras llamas”, señaló el letrado, quien pidió “dejar trabajar a los especialistas y la policía, que son quienes nos van a decir dónde se origina el fuego”.

La discoteca Teatre era toda de madera, simulando el aspecto tanto exterior como interior de un teatro, y, por otra parte, el falso techo para insonorizar el espacio “puede ser de buena calidad o costar dos euros el metro y puede ser mucho más ignífugo”, apunta un antiguo trabajador de la zona. “Al igual que la calidad de la madera de los muebles también influye, si es más o menos resistente el espacio puede arder entre 20 o 45 minutos”, añade. En la planta de arriba había 15 reservados que, a veces, eran llamados “palcos” y también eran de madera.

La decoración del club de música latina Fonda Milagros estaba impregnada del origen de quienes regentaban el local, procedentes del departamento colombiano de Antioquía. “Estaba escrito el nombre de los municipios en el mapa y también había un Sagrado Corazón de Jesús, un pedazo de un taxi o un burro. Era estar en casa”, apunta Alejandra, colombiana que acudió al Palacio de los Deportes de Murcia, junto con decenas de personas de la comunidad latina para manifestar su apoyo a los dueños del local. El espacio contaba con paredes forradas con sacos de café de Colombia y cañas de bambú que hacían de vigas.

¿Por qué no se precintaron los recintos?

“Es imposible tener constancia de si un local está abierto o no, aunque exista una orden de cierre”, apuntó el teniente de alcalde y concejal de Urbanismo, Antonio Navarro, durante la rueda de prensa que ofreció este lunes junto con el exconcejal de Urbanismo socialista de la anterior corporación, Andrés Guerrero. Ninguno de los dos ha querido explicar a este periódico por qué desde octubre de 2022 hasta el pasado domingo no se habían clausurado los locales, a pesar de que a través de la cartelería y las redes sociales ambos locales informaban frecuentemente de conciertos y otras actividades.

“La Fonda no existe administrativamente para el consistorio. Además, tampoco ha habido quejas vecinales puesto que se trata de un polígono industrial a las afueras del centro; eso no podría haber pasado en las tascas -zona de bares en el centro de Murcia-, aunque sí que es una zona donde hay peleas frecuentes y acuden tanto la Policía Nacional como la Local”, apuntan desde el consistorio.

“Se procederá por esta administración a la ejecución forzosa del acto administrativo utilizando para ello los medio que sean necesarios, incluidos el precinto del establecimiento y las instalaciones que sean necesarias”, reza, sin embargo, el decreto de suspensión de actividad de enero de 2022.

De los préstamos al ocio nocturno

El propietario de la discoteca Teatre, Juán Inglés Rojo, gestionaba otro local en la localidad murciana de San Pedro del Pinatar que ardió en 2019 y luego siguió operando sin licencia. Según ha adelantado El Confidencial, el fuego tuvo origen en el Club Naútico Villa de San Pedro del Pinatar, ubicado en el puerto de la localidad y las llamas se extendieron en el local de Rojo. Más tarde, en 2020, el consistorio pinatarense detectó en septiembre de 2020 que el establecimiento estaba operando sin licencia musical, según consta en un acta municipal. Casi un año después, en agosto de 2021, el ayuntamiento constató de nuevo que seguía sin esa licencia musical.

Además Rojo estuvo en prisión condicional por estafa y apropiación indebida tras exigir 200.000 euros a una familia murciana por un préstamo por valor de 15.000 euros. En 2004, Francisco García recurrió a la empresa de la que Rojo es socio, Créditos Murcia, para conseguir el dinero que necesitaba para un audífono. Lo que el afectado no sabía es que, en caso de impago de una sola cuota, le solicitarían los avales: las escrituras de su casa. La familia de García sufrió seis intentos de desahucio.

El humo, entre La Fonda y Teatre

“La Fonda Milagros era como como ese lugar que nos hacía sentir que estábamos en nuestro país”, recuerda Vivian Alzate,  miembro de la asociación Colombianos Unidos en Murcia. Su pareja sobrevivió al incendio y entre las víctimas mortales se encuentran algunos de sus amigos.

“Sobre las seis de la mañana empieza a salir humo de la parte de arriba del segundo piso de La Fonda, en la pared que está junto a Teatre”, relata. Por los testimonios que ha recibido, Alzate cree que comenzaron a evacuar a los clientes de Teatre antes de alertar a los de La Fonda: “A esas horas no había mucha gente, lastimosamente algunos no pudieron salir”.

Vivian lamenta la poca información que están recibiendo las familias: “Una de mis amigas me llamó para decirme que hay una madre que está destrozada porque no encuentran a su hijo por ningún lado. Hay mucha gente desaparecida”, denuncia Alzate. “Yo trabajo en una emisora latina y hago el trabajo social en Colombianos Unidos. La gente me llama, me piden que ayuden a buscar a sus familiares, pero ¿yo qué hago? Nadie nos dice nada”, lamenta.

Alzate critica la celeridad con la que se ha achacado el origen del incendio a La Fonda: “La responsabilidad no se la pueden echar solamente porque es una discoteca latina. Hasta que no se investigue lo ocurrido ni colombianos, ni españoles, ni nicaragüenses pueden decir dónde empezó”.