“Es una pena que se abandone nuestro patrimonio histórico y cultural; y más cuando vemos todos los días cómo se gastan cantidades ingentes de dinero en otras cosas”. Habla Pepe, vecino de Torreagüera, una pedanía murciana de 9.000 habitantes situada entre carriles de huerta y a los pies del monte Miravete. Se refiere al antiguo Casino de la Sociedad Agraria de la localidad y a la casa de Antonete Gálvez, hijo predilecto de Murcia, que fue cedida al Ayuntamiento de la capital murciana en 2002 y que, en los últimos años, ha sufrido varios derrumbes de sus muros convirtiéndola en “una ruina”, al igual que le ha pasado al edificio del Casino. “Es una pena porque ambas construcciones son parte de nuestra historia y nuestra memoria colectiva”, insiste Pepe.
La casa del revolucionario murciano se encuentra protegida y es de propiedad municipal, al igual que el huerto que la rodea. Gálvez fue una “figura imprescindible” de la historia del municipio murciano por su contribución en favor de la autonomía regional dentro de un sistema republicano federal a finales del siglo XIX, que desembocó en la Rebelión Cantonal de 1873. Varias asociaciones, entre las que se encuentra Huermur, dedicada a la conservación del patrimonio de la Huerta de Murcia, han denunciado la situación a la Consejería murciana de Cultura y a la Concejalía de Urbanismo del Consistorio capitalino.
Desde Huermur afirman que “a pesar de las denuncias presentadas, tuvo que intervenir el Defensor del Pueblo para obligar al Ayuntamiento murciano a llevar a cabo reparaciones de urgencia, que fueron las últimas que se hicieron y se quedaron a medias, de modo que la casa está a punto de caerse. Desde entonces no ha habido noticia alguna”.
A pesar de ello la asociación conservacionista sigue luchando por encontrar “una solución definitiva”. Para ello, va a presentar una reclamación de los presupuestos anuales y que se dote una partida económica para la rehabilitación de la casa de Antonete que ponga fin a esta situación que “es una absoluta vergüenza”, aseguran.
“Son muchos años ya de idas y vueltas de expedientes y reclamaciones; pedimos medidas urgentes antes de que se cayese la fachada principal, urgía una intervención integral, pero no se hizo”, se quejan desde Huermur al tiempo que recuerdan que se trata de patrimonio municipal, que debe conservarse y servir para los fines para los que se recuperó por parte del Ayuntamiento: “Debería poder ser visitada para difundir la figura de Antonete Gálvez, que fue muy importante en el siglo XIX murciano y también fue una figura relevante a nivel federal en la I República”.
'La Gloriosa', el exilio y las Cortes
Antonete nació en el seno de una familia de labradores en esta pedanía en 1819. Compaginando el trabajo de la huerta con aprender a leer y escribir, se fue impregnando de las ideas liberales que le inculcaban los libros y su propio padre.
En 1843 ya dirigía una columna de las Milicias Nacionales de Torreagüera. Junto a la política y la oratoria, la lucha armada siempre fue uno de los instrumentos que Antonete mejor supo utilizar para defender los ideales en los que creía. En septiembre de 1868, Antonete se dirige a Murcia con 500 jóvenes para secundar la revolución denominada 'La Gloriosa'.
El federalista murciano fue condenado a pena de muerte, tras lo cual se embarcó desde Torrevieja hacia Orán, no volviendo a su tierra hasta la amnistía de marzo de 1870. Tras la aprobación de la I República española en febrero de 1873 Antonete ocupó el cargo de diputado en las Cortes y recibió el título de presidente de honor del Partido Federalista Murciano por su lucha incansable por expandir los ideales republicanos.
“El corazón de la vida social del pueblo”
La pedanía murciana lucha también por preservar su casino, construido a principios de la década de los 50 con una sobria interpretación del art decó. Este edificio, que “alguna vez fue corazón de la vida social del pueblo”, se encuentra ahora en un “estado de abandono absoluto”, asegura por teléfono Pedro J. Fernández, portavoz de la plataforma creada en defensa de este espacio.
Este “sitio de reunión” contaba con una cantina, un salón de baile, una zona recreativa y hasta una terraza en el último piso para que los socios disfrutaran de las tardes de verano. Una de las vecinas de la localidad recuerda que lo primero que hizo su marido, oriundo de la pedanía murciana a diferencia de ella, fue llevarla al casino tras casarse.
“Con 18 años empecé a ir al Casino”, recuerda con nostalgia Pepe, vecino y exsocio de la Sociedad Agrícola. “Iba a leer el periódico La Verdad y Línea, y de Madrid llegaban ABC y Pueblo; yo leía Pueblo porque era vespertino y esas eran las noticias más frescas”. También se reunían jóvenes y mayores “a echar partidas de ajedrez o de ping-pong, y de billar pero español; había una mesa preciosa de marfil y caoba”.
Levantado con las aportaciones de agricultores y ganaderos
El casino alcanzó su esplendor a finales de los 60 y en los años 70, y llegó a tener más de 1.200 socios en una pedanía con una población por aquel entonces de 4.000 personas. “Venía mucha gente de fuera, era un casino muy popular, que levantaron nuestros padres con sus aportaciones, la mayoría agricultores y ganaderos”, cuenta Pepe. Su padre invirtió en total cerca de 800 pesetas, “pero hubo quien donó hasta 20.000, un disparate para la época”.
Pero en la década de los 90, cuenta, empezó a decaer “como otros negocios locales”, por eso se cedió al Ayuntamiento. “Cuando yo tenía seis años, aquí había dos cines, reconvertidos ahora uno en ferretería y el otro en un bloque de edificios; y aquello no se ponía mantener por la proliferación de grandes superficies y otras ofertas de entretenimiento”.
Los socios cedieron una parte del casino en la década de los noventa al Consistorio capitalino que lo convirtió en una consulta médica. En 2009 decidieron transferirle al Ayuntamiento murciano la parte restante del ala oeste a cambio de que permaneciera como un “espacio para todo el pueblo, para hacer actividades”.
Desde entonces, la falta de inversión municipal ha dejado al edificio en un estado de “deterioro generalizado”, denuncian desde la plataforma, al tiempo que reclaman que el espacio requiere una inversión de más del 50% de su valor.
El edificio ha sufrido varios incidentes, el más significativo de ellos ocurrió en agosto de 2023 cuando un falso techo se derrumbó en la sala contigua a la que los integrantes de la Agrupación Musical Cristo del Valle estaban ensayando.
La concejalía murciana de Salud se ha propuesto recientemente construir un nuevo centro de salud en todo el edificio, a pesar de que en los programas de previsión de atención primaria no aparece Torreagüera como destino prioritario. Con esta propuesta el Partido Popular, que gobierna la pedanía, “está renunciando” a una de las promesas de su programa electoral en 2019, como fue “la rehabilitación del casino”, explica Pedro J. Fernández. Este proyecto resultó, además, ganador del proceso de participación ciudadana que convocó la Administración local con un presupuesto participativo de 150.000 euros y que fue aprobado en pleno municipal en mayo de 2023.
La falta de infraestructuras culturales en esta pedanía murciana ha afectado al desempeño de sus actividades sociales: “El concurso anual de relatos lo hemos tenido que celebrar en sitios donde no cabe la gente, además de que la Agrupación Musical Cristo del Valle no tiene ya un lugar de ensayo”, apuntan desde la plataforma.
Protegido por la Ley de Patrimonio Cultural
Las voces en defensa del casino de Torreagüera han encontrado eco en las medidas legales impulsadas por Huermur que presentó en marzo en la Consejería murciana de Cultura una solicitud de declaración de bien inventariado a favor del casino de Torreagüera. Al no haber recibido “una resolución expresa” en el plazo de un mes, el procedimiento, según la asociación, se habría iniciado y dicha edificación estaría a día de hoy protegida por la Ley de Patrimonio Cultural, sin la posibilidad de ser derribado.
La plataforma ciudadana creada para defender el casino de Torreagüera ha recogido alrededor de 400 firmas para que se rehabilite este espacio que pertenecía a la Sociedad Recreativa Circulo Agrícola. Argumentan que allí es donde se han vivido momentos importantes de la vida de generaciones de los habitantes del pueblo, además de resaltar su valor arquitectónico: “Es necesario que se lleven a cabo acciones para recuperar este espacio porque lo que tires ahora ya no podrá ser patrimonio del futuro”, expone Fernández.
A pesar de los esfuerzos de este periódico por contactar con la alcaldesa de Torreagüera, Silvia Almarcha, no ha habido respuesta.