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Murcia, a la cabeza de las ciudades con más viviendas en zona inundable: “No hay que poner ni un ladrillo más ahí”

La Región de Murcia es la comunidad autónoma que presenta mayor riesgo para la población con lámina de inundación de 100 años. En caso de que llegase “la inundación del siglo” casi 320.000 personas podrían verse afectadas, el 21% de la población total de la Región. Y un tercio del total de toda España.

Más de 260.000 de estas 320.000 personas viven en la capital, la ciudad de Murcia. Esta zona con riesgo de inundación encabeza este peligroso récord, por delante de ciudades como Barcelona; mientras que Cartagena, Los Alcázares y Los Nietos se cuelan en el quinto lugar, con cerca de 52.000 habitantes en zonas inundables, según un informe de la ONG Observatorio de la Sostenibilidad.

El biólogo Raúl Estévez, responsable del informe, advierte de que el cambio climático incrementa la potencia de la gota fría: “En Murcia no ha tocado de momento una DANA tan fuerte, pero hay que tomar medidas ya para cuando venga la gran riada, que pasará”.

“Ya tenemos lluvias torrenciales con el doble de frecuencia y un 12% más intensas, y va a ir a peor si no recuperamos los ecosistemas naturales. Pero, además, nos tenemos que adaptar. Y adaptar significa respetar las zonas inundables”, advierte Julia Martínez, bióloga y directora técnica de la Fundación Nueva Cultura del Agua.

Devolverle territorio a los ríos

“No se debería dar ni un solo euro a reconstruir las zonas de alto riesgo. Ese dinero hay que dedicarlo a reubicar en zonas seguras los equipamientos públicos y los servicios básicos. Las familias necesitan ayuda para rehacer su vida en lugares seguros, pero de ninguna manera se debe reconstruir lo dañado en zona de alto riesgo”, sostiene Martínez.

“Además de combatir el cambio climático, tenemos que adaptarnos. Y la única manera de adaptarnos es tomarnos muy en serio la recuperación de las zonas inundables. Tenemos que devolverle parte del territorio que le hemos quitado a los ríos y no poner ni un ladrillo más en zonas inundables”, incide.

En Murcia capital la zona inundable abarca el área central hasta la vecina Alcantarilla, mientras que en Cartagena el riesgo está en el centro urbano. El Mar Menor, el sur de Los Alcázares, Los Nietos y la urbanización Estrella de Mar, junto a las diputaciones de El Algar, El Albujón y La Unión también están pintadas de rojo en el mapa de las zonas con más riesgo de inundación.

Tres inundaciones en cinco meses

“Hay que tomar medidas, lo contrario es un despropósito”, reclama el alcalde de Los Alcázares, Mario Cervera. Conoce muy bien lo que es vivir una inundación. En 2016, las inundaciones dejaron dos muertos. Tres años después, en 2019, el pueblo sufrió una DANA y tuvo que reconstruirse tras sobrevivir a tres inundaciones en cinco meses. En octubre de ese año el temporal estuvo acompañado de un episodio de mortandad de miles de peces, asfixiados sin oxígeno y escupidos a las orillas del Mar Menor.

Año tras año “se han ido ocupando cauces y ramblas y hay puntos críticos donde las lluvias llegan de forma desenfrenada”, advierte el primer edil de Los Alcázares. “Hay que ser conscientes del uso del territorio y tener actualizados los planes de emergencia”, abunda.

Esos capítulos de gota fría fueron el detonante del anuncio a bombo y platillo por parte de la Comunidad autónoma de un Plan de Ordenación Territorial para la Prevención del Riesgo de Inundación en la Región de Murcia (POTPRI). Presentado por primera vez en diciembre de 2020, pretendía, en palabras del entonces director general de Territorio y Arquitectura, Jaime Pérez Zulueta, “dar una solución definitiva a las inundaciones en la Región de Murcia en el ámbito de la ordenación del territorio”.

Pero el Plan acabó guardado en un cajón en 2021, después de que la Comunidad dejase desierta la licitación del contrato de redacción de ese documento. Las inundaciones en Valencia parece que han hecho reaccionar al Gobierno de la Región de Murcia y lo han desempolvado ahora.

“Es importante subrayar que las competencias en cuanto a las limitaciones de usos y actividades en zonas con riesgo de inundación corresponden al Estado y están recogidas en la legislación sectorial estatal. Por tanto, el POTPRI podrá establecer las medidas de carácter complementario a las establecidas por el Ministerio como administración competente en la gestión del Dominio Público Hidráulico”, matizan desde la Consejería de Fomento de Infraestructuras.

“Todas las competencias en gestión del territorio son exclusivas de la Comunidad Autónoma”, desmiente Julia Martínez. “Los datos meteorológicos e hidrológicos son competencias del Estado, pero las acciones tanto en la ordenación territorial como en gestión de la emergencia son exclusivas autonómicas”, detalla.

Luz verde para construir en zona inundable

En la Región de Murcia el urbanismo en zonas inundables es una constante. Mucho ha quedado construido en zona inundable, y mucho queda por construir. Es el caso de, por ejemplo, Costera Sur, un vial de comunicación de la zona sur de la capital murciana en zona inundable de flujo preferente: “Estamos hablando de una zona que se inunda sí o sí, es meter a la gente en una ratonera”, define Pedro Luengo, portavoz de Ecologistas en Acción.

“Una vez que construyes un vial de comunicación de alta capacidad generas un efecto llamada que hace que a la gente no le importe construir ahí, aunque esté más lejos del centro”, abunda.

El resto de la capital tendrá aún más facilidades para construir en zona inundable. El pasado abril a la ciudad de Murcia se le ha concedido el régimen de alta inundabilidad. Se trata de una excepcionalidad a la regla general urbanística que permitirá edificar con una serie de requisitos en las Zonas de Flujo Preferente (ZFP) del término municipal.

La Consejería de Interior, Emergencias y Ordenación del Territorio de la Comunidad Autónoma dio el visto bueno para conceder este régimen, diseñado para municipios con más de un tercio de su superficie incluida en la Zona de Flujo Preferente o, que por la morfología de su territorio, tengan una imposibilidad material para orientar sus futuros desarrollos hacia zonas no inundables.

El consistorio murciano ha querido mandar un mensaje de tranquilidad, y afirma que revisa que los nuevos proyectos de urbanización y las licencias de obras estén cumpliendo el Reglamento del Dominio Público Hidráulico: “A los proyectos de urbanización se les están exigiendo: estudio Hidrológico, del Efecto de las inundaciones y la adopción de medidas de todo tipo para eliminar los efectos de las inundaciones en cumplimiento del Reglamento del Dominio Público Hidráulico”, enumera.

“En la revisión del Plan General de Ordenación Urbana, el Ayuntamiento analizará la repercusión en la planificación territorial de la cartografía de zonas de flujos preferente, que es lo que exige el Reglamento de Dominio Público Hidráulico. Tendrá en cuenta todos los informes sectoriales en función del ámbito de las diferentes competencias”, abunda.

Un mapa “muy extensivo”

En esta Comunidad la lucha por la edificación en zona inundable ha sido a favor de su construcción. En el año 2022 surgió una polémica contra los mapas de zona inundable presentados por la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS). El Gobierno Regional acusó a la CHS de haber elaborado un mapa “muy extensivo” que paralizaba “toda la construcción en la ciudad de Murcia”.

“Lo que están declarando estos mapas en el fondo es que la ciudad de Murcia habría que trasladarla a otro sitio”, cuando el entonces consejero de Fomento, José Ramón Díez de Revenga, dijo estas palabras en 2022, quejándose de los mapas de zonas inundables publicados por la Confederación Hidrográfica del Segura, nunca pensó que sus declaraciones, lejos de ser una mofa, deberían tomarse en serio.

La Confederación Hidrográfica del Segura, encargada de la elaboración de estos mapas, abrió un proceso de alegaciones. El sector de la construcción se sumó a las quejas del Ejecutivo, que alertaba que el freno a las licencias de construcción estaba provocando “gravísimas consecuencias”. El conflicto se saldó cuando la CHS abrió un proceso de alegaciones y, tras revisarlas, eliminó 1.601 hectáreas previamente incluidas en las zonas de flujo preferente. 

Más obras, más riesgos

El biólogo Raúl Estévez apunta como primera solución “la importancia de tener en cuenta el riesgo de inundaciones a la hora de seguir urbanizando”. Y califica como “vital” desarrollar todo lo posible las herramientas ligadas a la naturaleza para mitigar el impacto de las inundaciones. “Reforestar y recuperar la mayor naturalidad posible del cauce del agua frente a la construcción de grandes canalizaciones de hormigón, que solo sirven para acelerar el paso de las riadas por las avenidas”.

Martínez, por su parte, apuesta por ocho medidas de control del agua, entre las que se encuentra “aplicar medidas de drenaje sostenible en las zonas urbanas, como son los pavimentos permeables o las zanjas filtrantes, los jardines de lluvia o los humedales artificiales”, enumera.

También apuesta por “recuperar medidas de conservación de suelos y de retención de escorrentía”: “Tenemos unos regadíos agroindustriales muy intensivos que expulsan el agua que en lugar de retenerla, lo que aumentan la escorrentía”.

“Tenemos más obras e infraestructuras que nunca, pero los daños son cada vez más catastróficos”, expone la bióloga. “Las evidencias muestran que la solución no está en las infraestructuras grises y, de hecho, hay efectos negativos asociados a obras como los encauzamientos, los diques y las escolleras: crean una falsa sensación de seguridad que facilita todavía más y que alienta aún más la ocupación de zonas inundables”, explica.

De acuerdo con la bióloga, estas obras en ocasiones “agravan los daños” que en principio puede provocar una inundación: “Si, por ejemplo, impedimos con un encauzamiento que un río ocupe su cauce y hacemos que se estreche con un muro, el agua no desaparece. Lo que sucede es que aumenta la altura y la velocidad del agua. Esto lo hace más peligroso”.

“También existe el riesgo de que se distribuya el daño: en ocasiones se ha salvado una zona a costa de inundar otras. Esto ocurrió en la DANA de 2019 en Los Alcázares, las obras de defensa contra avenidas impidieron que se inundara la ciudad de Murcia a costa de la Vega Baja”, abunda Martínez.

Ejecutar las infraestructuras pendientes

Por otra parte, la Comunidad Autónoma ha reclamado esta semana -junto al Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos- a la CHS que ejecuten las infraestructuras hidráulicas “pendientes” para reducir el riesgo de inundaciones en la medida de lo posible.

Unas obras  que “ya se encuentran analizadas y propuestas en el vigente Plan de Gestión de Riesgo de Inundaciones (PGRI) elaborado por la CHS en 2015 y actualizado recientemente 2021”, según ha declarado el consejero de Fomento, Jorge García Montoro, quien ha considerado “claves” las actuaciones de contención y defensa como presas o encauzamientos.