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Murcia recupera la cárcel franquista: “La propuesta para la Memoria es endeble”

Tras 40 años cerrados a cal y canto, los intramuros de la parte de la Cárcel Vieja de Murcia -la antigua prisión provincial- quedarán abiertos de nuevo tras la Navidad. El equipo de gobierno actual, compuesto por PSOE y Ciudadanos, ha anunciado la inauguración en las próximas semanas -previsiblemente, el próximo enero- de la zona del edificio que hacía de entrada a la penitenciaria y que albergará una cafetería, una sala polivalente, otra de exposiciones, una tienda de recuerdos y unas oficinas. La segunda fase del proyecto -que afectará a la parte central del edificio y el ala norte- está previsto que comience en la primavera de 2023. Se trata de una obra que comprende 3.700 metros y para el que se ha destinado una inversión de 7,5 millones de euros. Es en la parte central del edificio donde el Consistorio -que heredó el proyecto del anterior equipo de gobierno del PP y Ciudadanos- prevé destinar un espacio a la Memoria Histórica. Una de las propuestas es mantener una de las galerías de celdas para que los visitantes puedan conocer cómo eran las condiciones de vida de los presos y la vida carcelaria del penal que estuvo en funcionamiento 52 años, de 1929 a 1981.

“La propuesta que sale del Ayuntamiento es muy endeble, un edificio como la Cárcel Vieja podría tener muchos más usos memorialistas”, critica Diego Jiménez, presidente de la asociación Memoria Histórica de Murcia. En 2017, el jurado del concurso de anteproyectos para la rehabilitación y puesta en uso del edificio de la antigua prisión provincial de Murcia designó como ganador como ganador, por unanimidad, 'Muros etéreos'. Su autor fue el arquitecto murciano Manuel Hernández Jiménez, socio fundador de IH Arquitectos.

El gobierno de PSOE y Ciudadanos en el Consistorio capitalino, que desbancó al PP con una moción de censura hace nueve meses, heredó el proyecto de la Cárcel Vieja, quedando con poco margen de maniobra. “El PP ya hablaba de destinar un espacio a la memoria histórica, ahora lo que han hecho es concretar cómo será ese espacio, pero nos da la sensación de que se banaliza un poco el pasado del edificio, que fue un centro de torturas”, señala Diego Jiménez, quien pone como ejemplo el antiguo penal de Oviedo, “que se ha destinado en su mayoría a la investigación histórica”. No se puede correr el riesgo, advierte, de olvidar lo que supuso aquel lugar “donde se fusiló a 500 personas, el último en 1948 -un hombre de Yecla- y donde murieron muchos presos de hambre, tuberculosis y suicidios entre 1939 y 1945”. Fuentes municipales, sin embargo, han asegurado a este periódico que la parte referida a la Memoria Histórica “está todavía por definir”.

Las actuaciones de rehabilitación aprobadas bajo el mandato del PP preveían la demolición de los muros y la incorporación de los patios patios carcelarios a la ciudad, así como la apertura de restaurantes, tienda-exposiciones, salón de actos, oficinas, museo, talleres, auditorio, centro cívico y biblioteca. El 20 de julio de 2020 se empezaron a derribar los muros de la Cárcel Vieja para acometer las obras de rehabilitación de la Fase I.

Desde la Asociación de la Memoria Histórica -que se reunió con el actual equipo de gobierno en junio- piden una mayor participación en las propuestas para el espacio de la cárcel, “hemos estado en la brecha desde el principio y creemos que nuestra opinión puede ser útil; lo que reclamamos es que se nos permita como entidad asesora participar con nuestras propuestas y enriquecer sus planteamientos”.

1.300 fusilamientos y 290 fosas en la Región

Por soñar, señala Diego Jiménez, “sería un lujo que toda la prisión se destinase a un espacio reivindicativo de la defensa de los derechos humanos como se ha hecho en la de Santiago de Chile”. Y añade que la Asociación dispone de una propuesta del catedrático Pedro María Egea Bruno, en la que se contempla -por ejemplo- destinar una parte del ex penal al estudio de la memoria democrática dando a conocer las bases documentales referentes a la memoria histórica, “como el catálogo de fosas de la Región durante la represión franquista, en la que se han contabilizado 1.300 fusilamientos y 290 fosas”; además de toda la documentación del 36 al 82, hasta la victoria del PSOE, “recoger todos esos archivos dispersos en el ámbito local, provincial, regional, nacional e incluso internacional”.

Dentro de las propuestas, “otra idea interesante” sería contar con un archivo de la palabra que recoja testimonios de familiares de represaliados en esos años, donación de materiales por parte de particulares y colectivos; propiciar un centro de investigación de la Guerra Civil, la dictadura franquista y la transición; organizar exposiciones, charlas y seminarios o visibilizar la lista de los represaliados murcianos como los 84 deportados a los campos de exterminio nazi. “Un centro de la memoria es algo más de lo que propone el Ayuntamiento”.

Jiménez apunta también que se podría visionar un documento audiovisual -“ya hay un vídeo realizado a estos efectos”- en el que se explicasen las condiciones de vida de los presos: “Sabemos que había espacio para 400, pero que llegó a albergar a 4.000 personas hacinadas en las celdas”.