La segunda manifestación feminista en Murcia por el 8M celebrada a las 18.30, tras haberse convocado otra por la mañana, ha tenido un poder de convocatoria algo superior al de la mañana con la presencia de unas 5.000 personas, según cifras de la Policía Nacional, y unas 12.000, por parte de las organizadoras: el Movimiento Feminista y Murcia Feminista y Combativa.
La convocatoria de la tarde revela una división generacional en el feminismo. Las mujeres, por lo general bastante jóvenes, han centrado sus mensajes en la violencia machista y han realizado una crítica constante al sistema capitalista. Las manifestantes han pedido“empleo” en lugar de “trabajo” y gritaban “¡Queremos vivir, no sobrevivir!” en la Gran Vía, el mismo escenario de la manifestación matutina.
Con la presencia de trabajadoras sexuales, asociaciones de eststudiantes y de mujeres racializadas, las manifestantes han gritado lemas como “Dónde están las trans en el mundo laboral” o “Nosotras producimos, nosotras decidimos”. Carmen, de 28 años, señaló que las responsables de la manifestación de la mañana no había tenido en cuenta los movimientos sociales de la Región para desfilar juntas el 8M.
La Asamblea Feminista se escindió del Movimiento Feminista hace dos años porque éste último rechazaba la participación de representantes de partidos y sindicatos en sus filas, además de diferir en su posicionamiento frente a la prostitución, ya que el Movimiento se declara Pro Derechos, mientras que la Asamblea no se ha manifestado en este punto, aunque la mayor parte de sus miembros son abolicionistas. Últimamente también se ha sumado una nueva división de posturas frente a las mujeres trans. De hecho, una parte de la lectura del manifiesto vespertino estuvo a cargo de una mujer trans.
Las manifestantes han bailado al ritmo de una batucada y han coreado lemas clásicos del feminismo como “La calle, la noche también son nuestras” o el ya mítico “Sola y borracha quiero llegar a casa” con nuevas expresiones como “La profe luchando también está enseñando” o “Mi cuerpo, mi vida, mi forma de follar no se arrodillan ante el sistema patriarcal”.
La presencia de las trabajadoras sexuales no ha sido la causa principal de la convocatoria de la segunda manifestación ya que ha estado dividida en varios bloques, algunos de los cuales, como el de varias asociaciones que defendían el 'feminismo de clase', se han mostrado a favor del abolicionismo.
Mara (53) y su hija Alicia (17) han asistido a las convocatorias de la mañana y de la tarde. “La verdad es que da un poco vergüenza que no se hayan podido poner de acuerdo a la hora de manifestarnos todas juntas. Parece que el feminismo tendría que terminar con esa manera de proceder y no pensar tanto en los puntos de un manifiesto”, apuntó la madre.
“Este año me parece que ha sido mucho más internacional”, dijo África de 22 años. En el manifiesto leído exactamente en el mismo sitio que la convocatoria matutina, frente al Puente Viejo y al lado de la Glorieta, se ha hecho referencia en varias ocasiones a la precariedad que sufren las trabajadoras migrantes, como las jornaleras que recogen fresas en Huelva. “No estamos contentas”, señalaron, “los abusos continúan”.
Durante la lectura del manifiesto las manifestantes se han declarado Pro Derechos con respecto a la prostitución, lo cual supone una tercera postura frente al abolicionismo o regulacionsimo. “El estigma del trabajo sexual nos atraviesa a todas, seamos putas o no”, leyeron frente a la hornacina donde se encuentra situada la Virgen de los Peligros tras cruzar el puente. “Zorroridad significa cuidado mutuo”, añadieron.