Paz Martínez, autora teatral: “En las relaciones de Picasso hay violencia psicológica”

El próximo 27 de noviembre, seis mujeres se congregan en el Centro cultural Infanta Elena de Alcantarilla para honrar a otras seis. La bailarina Eva Gouel, la actriz Elsa Schibler o la artista Dora Maar, sus nombres se entremezclan con las actrices que les dan vida en 'Las mujeres y su Picasso': “Imaginemos una tabla redonda sin caballeros donde seis mujeres nos dicen, a solas, una a una, lo que no dijeron ni a Pablo ni al mundo”, así resume la obra su autora Paz Martinez.

Martínez ha querido dar voz a estas seis mujeres que marcaron la trayectoria de Picasso, mostrarlas como algo más que musas: “Yo hago que esas mujeres hablen. Hago un retrato robot de cada una de ellas. Le dicen, desde el amor y desde el desamor que él es Dios, pero le recuerdan que no se acercaron a él para salvarse”.

“En su entorno se mueven mujeres inteligentes, algunas más cultas que él como Dora Maar, que era muy respetada en ese mundo de intelectuales. Él las volvía locas, se alimentaba de ellas. Hizo miles de retratos de sus mujeres”, describe Martínez.

Durante la obra, la autora desnuda a Picasso, y tras estas capas de genio se encuentra con un maltratador que expone al mundo: “En las relaciones de Picasso hay violencia psicológica. Cuando veía a sus mujeres embarazadas las pintaba deformes. Y ellas iban viendo como poco a poco se iban deformando en la cabeza de Picasso. Las pintaba como langostas, sus vaginas eran cavernas dentadas. Ellas se veían así en sus retratos y él las mostraba en exposiciones”.

“La primera mujer de la que hablamos en la obra, Eva Gouel, se puso enferma -siempre hablan que de tuberculosis- y se va apagando. Picasso siempre va a llorarle a Gertrude Stein que su chica se muere. Pero al mismo tiempo, ya estaba con otra en la Costa azul. Stein escribía que 'él venía más a que lo abrazase en el dolor de él que llorar por ella'”, recuerda.

En su camino para retratar a Picasso, Martínez encuentra a un depredador sexual y recuerda un episodio que no llega a aparecer en el texto final de la obra: “Una de sus primeras mujeres, antes de Eva Gouel, había tenido un aborto, pero quería ser madre. Adoptó a una niña de niña de siete años. Cuando empieza a vivir con Picasso, descubre unos dibujos eróticos que le hace Picasso a la niña. Se escandaliza por lo que Picasso hace, pero como considera que él está por encima de todo, abandona a la niña en el hospicio”.

“Cuando acabé la obra la dejé reposar en mi durante al menos dos años. Después de todo lo que había visto, me entró tal cabreó con él que solo podía escribir sobre Picasso desde la rabia”, reconoce la dramaturga. “Hasta que un día leí algo una cita suya: 'lo que siempre he intentado hacer es vivir dese la sinceridad'. Me reconcilié con él al ver que era un hombre que pese a todo lo que había hecho, había sido fiel a sí mismo, y le puse voz a las mujeres”.

A Martínez no le sorprende que esta cara de Picasso rara vez se haya hecho pública: “Ha sido adorado y protegido, como ha sido el hombre protegido de un modo general. ¿Quién va a osar a hablar mal de él?”.

'Frustadas'

“Desde 2004 empiezo a escribir sin darme cuenta sobre la violencia de género. No era algo que se hablaba tanto como ahora. En 'Mi vida la decido yo' hacía entrevista a mujeres que iban a casas de acogida, cuando habían solo dos en Murcia”, asegura Martínez.

En su trayectoria la dramaturga ha buscado dar voz a la mujer: “Soy una autora bastante feminista, en contra de la violencia que sufre la mujer en todos los ámbitos. Tengo una obra de teatro, 'Frustradas', en la que una actriz de 30 años y yo hablamos de maternidad. La joven me interroga, me acusa de estar obsesionada con la maternidad, que solo represento papeles de madre y que estoy sometida a la maternidad. Hago un debate de las dos mujeres, como estamos sometidas a lo que la hembra parece que está destinada”.