Las pequeñas cosas
El UCAM Murcia ha logrado una victoria más pero no una victoria cualquiera; ha cosechado una victoria muy, muy importante ante un equipo muy, muy combativo y en una cancha muy, muy difícil: la del Río Natura Monbús. Viene pintiparado el uso del verbo ‘cosechar’, de inspiración agrícola, porque en la huerta los frutos no caen del cielo, y en la cancha tampoco. Tanto en la huerta como en la cancha, por mucho talento que tengas, no puedes echarte en la tumbona y poner la mano esperando que te regalen un buen manojo de ajos tiernos o una victoria en la liga ACB. El de Murcia en Santiago ha sido un triunfo que requirió esfuerzo, trabajo, concentración, fe, hacer las cosas bien y plantar, plantar mirando a la tierra sin importar las trabas ni el mal tiempo, para finalmente recoger la cosecha en forma de 12ª victoria y de un momentáneo 10º puesto en la clasificación.
Del símil agrícola paso a otra comparación muy provechosa en esto de analizar un partido de baloncesto: la construcción. Hablamos mucho de la defensa como los cimientos de todo buen equipo, y realmente, es así. Sin defensa, el edificio se cae. Da igual lo sólida o bien pensada que esté la estructura posterior, y por supuesto, importa poco lo bella que sea la fachada y lo maravillosas que nos parezcan las molduras. Por eso, al margen de otras cosas que también son dignas de alabar y de comentar en el cambio que Fotis Katsikaris ha operado en este equipo, el trazo grueso y el subrayado fluorescente debe ir a la defensa.
Ya lo dije hace semanas, cuando el técnico griego llevaba seis partidos desde su regreso a Murcia: si logras que tu equipo baje la media de puntos recibidos en nada menos que 10, es muy difícil que no obtengas mejores resultados. Si luego consigues mantener la cantidad de puntos que anotas, genial, pero lo que ya redondea el círculo es que esos mismos puntos anotados se distribuyan de forma más equitativa; que se suban más jugadores al carro, que todos sean capaces de sumar regularmente.
Así de importante es la defensa como cimiento, porque es el elemento sobre el que elevar un equipo sólido y desde el que recuperar la confianza de cada jugador en sí mismo y en los compañeros. En el CB Murcia de hoy, todos son capaces de sumar. Cada uno con sus características, con su rol, con sus fortalezas y sus debilidades…
Todos se ven capacitados y con confianza para lanzar y anotar sin importar en qué momento se encuentre el partido; incluso aquellos que de natural no brillan en la parcela ofensiva, como por ejemplo Tumba o Delía. Con ello, Murcia se ha convertido en un rival mucho más complicado y menos previsible, también en los partidos en los que hay algún jugador que está especialmente inspirado y se convierte en la referencia anotadora del día, como fue el caso de Baron en Santiago de Compostela.
Por eso, un rápido vistazo a la estadística del Obra-CB Murcia nos dice que Billy Baron destrozó al rival, bien secundado por Campazzo y con Rojas y Antelo como puntales. Si a la estadística le añades un rápido visionado del partido, compruebas que a la puntuación de Campazzo hay que añadir su suficiencia ofensiva -hizo lo que quiso en ataque y se fue de quien se le puso por delante-, además de que la anotación de Sadiel Rojas en el último cuarto resultó decisiva para terminar de decantar el choque.
Pero cuando ves el partido dos veces y con tranquilidad, te das cuenta de la importancia que tuvieron las pequeñas cosas. El mejor ejemplo está entre el minuto 3 y el 7 del tercer cuarto: en ese instante Obradoiro estaba 5 puntos arriba, 51-46, y tuvo hasta cuatro ocasiones para llevar su renta a los 7 u 8 puntos, pero la buena defensa y la buena fortuna -que de eso también hubo- lo impidieron. Murcia falló en sucesivos ataques, pero de pronto, una canasta de Radovic con asistencia del Facu, otra más de Benite en transición y dos tiros libres de Tumba salvaron una situación que, en perspectiva, resultó trascendental.
Después llegaron más triples de Baron, más acciones para enmarcar de Campazzo y, gracias también al base argentino, más puntos en las manos de Rojas. Pero ojo, todavía habrían de llegar ‘dos pequeños puntos’ de nuevo decisivos: los dos tiros libres que anotó Marcos Delía y que borraron las esperanzas de remontada del Obradoiro en los instantes finales. Por eso importa todo y todo fue necesario, sumado en bien del equipo, para la importante victoria murciana en el Fontes do Sar.
Así, el CB Murcia de toda la vida y el Obradoiro de toda la vida han escrito un capítulo más de su historia común con otro partido apasionante, igualado y agónico. A mi modo de ver -y esto no sé si es más un deseo que una realidad-, a ambos clubes y a ambas aficiones les va a pasar como en esa situación típica de los dos críos que se llevan muy mal en el colegio, que siempre quedan en la puerta después de las clases para pelearse, y que al final terminan convirtiéndose en amigos de por vida.
Y siguen haciéndose daño, pero de lo fuertes que se dan los abrazos. Amigos que siguen midiéndose, que a veces ganan y a veces pierden, y que cuando ganan, la victoria les sabe mejor que ninguna, pero que cuando pierden en el fondo se alegran por el otro. Quiero pensar que entre el CB Murcia y el Obradoiro es así y espero que ambos clubes sigan dándose muchos disgustos y muchas alegrías el uno al otro en ACB.
Lo que viene
Al Club Baloncesto Murcia le quedan cuatro partidos de liga, pero el que más importa es el siguiente en el Palacio contra Tecnyconta Zaragoza. Otro enemigo íntimo. Ahora mismo el equipo rojiblanco ocupa la 10ª posición con 12-16, mientras que los maños, dirigidos por nuestro amigo Luis Guil, están en una delicada 14ª plaza con un balance de 9-19 y una sola victoria de ventaja sobre el descenso, que cierra el CB Sevilla. Murcia vuelve a enfrenarse en casa a un equipo que viene de descansar y que antes había ganado en su cancha y por dos puntos al Joventut. Guil llegó al banquillo hace 6 jornadas para sustituir a Casadevall y acumula 2 victorias -la referida ante el Joventut y la del debut contra Obradoiro- y 4 derrotas -un palizón en casa contra Gran Canaria, dos tropiezos más honrosos contra Tenerife y Andorra y una derrota por los pelos en el Palau Blaugrana-.
Los pívots del CB Murcia tendrán una nueva ocasión para demostrar su sacrificio defensivo, ya que los jugadores que más aportan en el próximo rival son interiores: Jelovac y Fotu. Les acompañan Benzing, alero alto y fuerte, y el escolta lituano Gecevicius, pero tampoco hay que olvidar a Norel, al base Tomás Bellas o al recientemente incorporado Marcos Night, además de otro viejo conocido: Miki Servera.
En cuanto a la estadística colectiva, Zaragoza se sitúa de la mitad para abajo en casi todos los apartados, aunque destaca para bien en el porcentaje de libres -maños y murcianos son los mejores de la liga-, y en la cantidad de faltas recibidas, y para mal en porcentaje de tiros de tres y en balones recuperados -en ambas cosas es el peor de la temporada ACB-.
Para el CB Murcia no hay que mirar más allá de Zaragoza, pero eso sí, situados en un objetivo claro: el de tratar de ganar todos los partidos que quedan y terminar lo más arriba posible. El de ser fieles a esa identidad competitiva. Se lo merecen el club, la afición y el deporte en general.