Hace poco más de dos semanas, la policía de Cartagena recibió la voz de alarma de varios ciudadanos que afirmaban que había una persona en el puente amenazando con tirarse al vacío al grito de “no os acerquéis que no quiero seguir viviendo”. Inmediatamente, los cuerpos de seguridad del Estado se desplazaron hasta el lugar para intentar reducirlo. Uno de los policías consiguió acercarse para intentar calmar al individuo y fue entonces cuando afirmó que quería hablar con su progenitora a la que llamaron 'de facto'. Una vez llegó su madre, los agentes, en un momento de despiste, lograron abalanzarse sobre él e incorporarlo a la vía fuera de todo peligro.
Este no es un caso aislado. Las cifras del suicidio en España son demoledoras. Según los datos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), cada día se suicidan en nuestro país diez personas. El suicidio sigue siendo la primera causa de muerte no natural en España, convirtiéndose automáticamente en un grave problema de salud pública. La OMS calcula que alrededor de 800.000 personas se suicidan cada año, lo que supone una muerte cada 40 segundos. Además, aporta un dato muy significativo: el 75 por ciento de estas muertes se producen en países con niveles bajos y medios de ingresos.
La llegada de la COVID-19 lejos de paliar las cifras, está agravando de forma considerable la situación. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ya advirtió que la pandemia podía agudizar todas las causas de riesgo sobre salud mental y recomendaba no distanciarse de forma total durante el confinamiento para prevenir riesgos mayores. Los expertos coinciden; la coordinadora general de la Sociedad Española de Suicidología, psicóloga del Servicio de Salud Mental del Hospital Universitario de Torrevieja y miembro del Grupo de Trabajo sobre Prevención de Suicidio del Colegio Oficial de Psicólogos de la Región de Murcia, Raquel Martínez, afirma que “no existen datos que concluyan que en pandemia se estén dando más suicidios, pero lo que estamos viendo es que se está produciendo un aumento de los factores de riesgo”.
“Esta situación excepcional está afectando considerablemente al aumento de los síntomas que puedan llevar a un aumento de las ideas suicidas como pueden ser los estados depresivos, el aumento de ansiedad, de consumo de sustancias o el aislamiento social. Sin embargo, la relación causa efecto entre pandemia y suicidios no está comprobada”, asegura Martínez.
Para muchos expertos la clave de afrontar este problema pasa por la visibilidad y la concienciación: “Todo el mundo sabe qué es un suicidio, pero nadie conoce los datos y, cuando se muestran el asombro es tremendo”, reconoce la coordinadora de la Sociedad Española de Suicidiología.
Visibilidad que puede llegar también a través de los medios de comunicación. El eterno debate entre informar o no sobre los suicidios continúa vigente y, aunque se mantiene el conflicto sobre cómo los medios deben abordar el suicidio, la especialista da algunos consejos: “Desgraciadamente, la salud mental y los suicidios siguen siendo temas tabús tanto en la sociedad como en los medios. Los medios deben publicarlo, pero sin caer en detalles morbosos. Hablar de ello tiene que suponer un esfuerzo para dar visibilidad y ayudar tanto a esas personas que lo puedan estar pasando mal para que den el paso y lo cuenten como al resto para que dispongan de las herramientas necesarias para ayudar”.
El eterno estigma de la salud mental está tan arraigado en nuestra sociedad que hace unas semanas quedó retratado en el Congreso de los Diputados al grito de “¡Vete al médico!” por parte del diputado popular Carmelo Romero a Íñigo Errejón cuando pedía un plan más ambicioso sobre salud mental. “La normalización del tratamiento de la salud mental frente al resto de especialidades médicas es fundamental y ahí es donde radica el problema”, asegura Raquel Martínez.
En otros países el intento de erradicar este problema ha pasado por la creación de ministerios. El repunte de suicidios en Japón durante la pandemia ha sido clave en la creación de un Ministerio de la Soledad con el que se espera que ayude a las personas que se encuentran en una situación de soledad considerable y se luche contra la conocida como “epidemia social” como ya hizo Inglaterra en el año 2018.
La Coordinadora de la Sociedad Española de Suicidiología insiste en que el primer paso para terminar con el miedo a que la sociedad hable sin tapujos sobre salud mental es la visibilidad: “El reto está en la normalización de la salud mental”.