Ansiedad, insomnio, miedo, abatimiento, inseguridad y tristeza. Más de la mitad del personal sanitario de la Región de Murcia ha reconocido enfrentarse a esos estados de ánimo y emocionales a lo largo de la primera oleada de la pandemia. Así ha quedado reflejado en una encuesta realizada por la Subdirección General de Calidad Asistencial, Seguridad y Evaluación del Gobierno murciano, adelantada por el diario La Verdad. El sondeo, que recoge las sensaciones de 900 médicos, enfermeros, auxiliares de Enfermería, celadores y técnicos de emergencias sanitarias de la Región, se llevó a cabo hasta el mes de julio, por lo que solo tiene en cuenta las respuestas de estos profesionales durante la primera oleada, que fue menos intensa en la Región de lo que lo está siendo esta segunda.
Los datos cifran en un 60 por ciento la ansiedad y el insomnio padecido por los profesionales sanitarios; en un 64,8 por ciento la tristeza y el abatimiento; en un 62 por ciento el insomio; un 61,9 por ciento la ansiedad y un 36,7 por ciento aseguró haberse cuestionado éticamente su práctica profesional.
Un 82 por ciento de los trabajadores encuestados aseguró que una de las peores sensaciones a las que se tuvieron que enfrentar en la primera oleada fue la falta de material sanitario de protección: un 71,2 por ciento dijo no haber podido acceder a mascarillas FFP2, un 67 por ciento a EPI y un 56 por ciento a mascarillas quirúrgicas u otros materiales básicos. Una de las críticas más recurrente entre la comunidad sanitaria, la falta de personal, fue secundada por el 28 por ciento de los encuestados, un porcentaje que sube al 32 por ciento en el caso de los enfermeros y al 35,7 por ciento en Primaria.
Y aunque prácticamente se encontraron con las mismas respuestas en todos los niveles asistenciales y categorías profesionales, los profesionales de las urgencias hospitalarias reconocieron sentir más tristeza y abatimiento, mientras que los de las UCI se identificaron más con la ansiedad.
Del 0 al 10, los profesionales encuestados puntuaron con un 5,6 la seguridad en el entorno laboral; excepto el colectivo de celadores que lo hicieron en un 4,9. Un 53 por ciento del total de personas cuestionadas dijo haber sentido miedo por su salud durante esos meses, un porcentaje que se eleva al 61,7 por ciento en el caso de los técnicos auxiliares de enfermería y a un 68,8 cuando la pregunta se centra en la preocupación por contagiar a la familia.
En general, los profesionales encuestados consideran positiva la gestión de la pandemia y dan un 7,4 de nota a sus superiores directos; y un 7,1 a la coordinación de centros y servicios. A las gerencias de área las puntúan con un 6 y a la dirección del SMS con un 5,9. El 56,3 por ciento de los encuestados cree que faltaron recursos materiales, el 55,7 por ciento reclama más organización en recursos humanos, circuitos asistenciales y protocolos y el 28 por ciento se queja de la carencias de recursos humanos.
“Nos vamos haciendo fuertes y animándonos”
“Estamos pasando ratos muy malos”, lamenta un enfermo del Hospital Reina Sofía, y que se ve reflejado en algunos puntos de la encuesta. “Es una situación muy dura: vemos a gente joven sin patologías previas que va de su cama al baño y vuelve ahogándose”, añade. Una situación de vulnerabilidad que propaga el “miedo” entre sus compañeros sanitarios. ‘Sony’ reconoce que en esta segunda ola se ha abastecido de recursos suficientes a todo el personal. “El Servicio Murciano nos está cuidando, pero la tensión que estamos sufriendo pasa factura”.
“Nos vamos haciendo fuertes y animándonos” cuenta el enfermero, que no sabe de ninguna baja entre sus compañeros que no sea por COVID-19. “Los EPI no son capas de invisibilidad para el coronavirus”. ‘Sony’ reconoce que el “agotamiento emocional” que arrastran desde marzo es “importante”.
Pepe Gálvez es jefe de Reumatología en el Hospital Morales Meseguer y trabaja en zona sin COVID-19. Reconoce que hay cierta “tensión y preocupación” en el día a día del centro sanitario. “La pandemia nos está pillando con pocos medios”, sostiene. El médico achaca la situación a los recortes de los últimos diez años: “Ahora que hacen falta esos recursos, nos encontramos con que no podemos improvisarlos de un día para otro”.
Gálvez critica que, aunque las autoridades médicas reconozcan que hace falta contratar más personal, “no está tan claro que esté disponible”. El facultativo cuenta que en su especialidad tuvieron una plaza vacante sin ocupar durante meses porque no había personal disponible. Uno de sus compañeros sí trabaja en planta COVID y cuenta que sus jornadas son “extenuantes”. “Muchos compañeros se han acercado de forma voluntaria para poder paliar los colapsos en fechas peligrosas, como los festivos”.