El último murciano superviviente de Mauthausen recibe a sus cien años el homenaje que nunca tuvo
El Ayuntamiento de Caravaca de la Cruz rindió homenaje en la tarde del pasado jueves, día 5 de julio, a su vecino Juan Aznar, precisamente en el día en que cumplía cien años. El homenajeado, el único de los más de 420 murcianos deportados a los campos de concentración nazis que aún sobrevive (en días pasados falleció el murciano Paco Griéguez), se desplazó, acompañado de algunos de sus familiares, para recibir el reconocimiento de sus vecinos y de personas llegadas de otros puntos de la Región, entre las que se encontraban representantes políticos e integrantes de la Asociación de Memoria Histórica de Murcia, del Ateneo Republicano de Archena y de la Federación de Asociaciones de Memoria Histórica de la Región de Murcia.
La iniciativa -que ha sido posible por la intensa labor que viene desarrollando en este sentido el historiador ceheginero Víctor Peñalver para que los municipios murcianos no olviden a sus vecinos víctimas de la represión nazi- partió del grupo municipal Ganar Caravaca, fue secundada por el resto de los grupos municipales y vino a ser la continuidad al homenaje y descubrimiento del pasado verano de un monolito en el parque del Doctor Robles, anexo al templete, en recuerdo de los cuatro ciudadanos de Caravaca deportados a esos campos de la muerte.
Inició el acto Juan Antonio Marín, secretario del alcalde y jefe de protocolo, recordando a los cuatro deportados caravaqueños. A continuación, fue presentando a los representantes de los distintos grupos políticos de la Corporación.
Los ediles Juani Marín y Cristian Castillo de Ganar Caravaca (IU) agradecieron la presencia del homenajeado y su familia, su lucha por la libertad y la democracia, “que nos ha de servir para no olvidar el sacrificio de aquellos republicanos”, y pidieron perdón por no haberle hecho ese reconocimiento “al menos cuarenta años antes”, expresaron los concejales.
Jose Carlos Gómez (Ciudadanos), en un tono menos reivindicativo, comparó las peripecias de Juan con el film de ‘El Gran Dicatador’ (Charles Chaplin), pero omitió citar la condición de republicano del homenajeado y de ser unos de los represaliados por el franquismo y el fascismo europeo.
Jose Francisco García (PP), en una línea totalmente distinta a la esperable, vista la trayectoria de su partido en el tema de la Memoria Histórica, recordó la condición de represaliado republicano de su abuelo y agradeció asimismo a Juan el ser uno de los artífices de la libertad y la democracia que disfrutamos.
Enrique Fuentes (PSOE), sí aludió al republicanismo del homenajeado, causa de su represalia y deportación, y, al igual que los intervinientes anteriores, agradeció su presencia en Caravaca.
Pero el momento más emotivo se vivió cuando Juan Aznar inició su intervención con el grito “¡Compatriotas, viva la República!”, expresión que fue secundada y aplaudida por gran parte del público asistente al salón de plenos. Posteriormente, pronunció unas breves palabras recordando su residencia en París y su paso por la factoría Renault durante cuarenta años. Palabras muy emotivas y sentidas, llenas de humanidad y humildad: “No sé si me merezco este homenaje”, concluyó Aznar visiblemente emocionado.
Después intervino en francés, con traducción por parte de una familiar, Carol Lanies, una nieta de Juan Aznar, agradeciendo, en nombre de su hermano y en el suyo propio, los valores humanos que, como legado, les transmite su abuelo.
El acto concluyó con la entrega por parte de José Moreno, alcalde de Caravaca, de un pergamino enmarcado en el que se expresa el reconocimiento de la ciudad de Caravaca hacia tan significado vecino.
Los actos se trasladaron finalmente al parque del Doctor Robles, para, junto al monolito erigido hace un año a los deportados caravaqueños, descubrir una imagen símbolo de la libertad (un pájaro levantando el vuelo desde la tierra). Previamente, un cuarteto de cuerda local interpretó varios temas, entre ellos la sintonía alusiva al cumpleaños de Juan Aznar.
El homenaje concluyó con las intervenciones de María Jesús García y Diego Jiménez, de la Asociación de Memoria Histórica de Murcia-Tenemos Memoria. Ambos incidieron en la importancia de recordar el carácter de represaliados republicanos, causa de la represión y el destierro de estas personas, algo que no siempre se tiene en cuenta, y expresó la importancia del trabajo de las asociaciones memorialistas que trabajan para que estos hechos represivos no caigan en el olvido.
Finalmente, Juan Aznar García agradeció de nuevo a todos los asistentes el cariño mostrado y se realizó varias fotos con las distintas autoridades y con su numerosa familia.
Juan Aznar: “En Mauthausen me dieron setenta y cinco latigazos”
El deportado caravaqueño formó parte del ejército republicano durante la Guerra Civil Española y en 1939 se exilió a Francia donde fue recluido en varios campos de internamiento (Bacarès y Saint-Cyprien). El inicio de la Segunda Guerra Mundial provoca que Juan sea capturado por las fuerzas nazis y enviado a un campo de prisioneros, para finalmente ser deportado al campo de concentración de Mauthausen el 13 de diciembre de 1940 con el número 4.597.
Aznar sobrevivió a casi cinco años de torturas, hambre, frío o trabajos forzados durante su cautiverio en Mauthausen. El 5 de mayo de 1945 fue liberado por las tropas estadounidenses y poco después se instaló en Francia, residiendo en el país vecino hasta la actualidad. El propio deportado caravaqueño contó al periodista Carlos Hernández todos los detalles del horror al que se vio sometido en este campo de concentración nazi. Especialmente dramático resulta el episodio de violencia extrema que sufrió Aznar nada más llegar a Mauthausen cuando un SS le dio setenta y cinco latigazos: “Eso me pasó el primer día que llegamos allí. Estuve sangrando durante seis meses”, relató el deportado murciano.