El hallazgo de las inscripciones más antiguas en lengua vascónica en Navarra revoluciona las investigaciones sobre el euskera
Un hallazgo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi ha revelado en Navarra las inscripciones más antiguas en lengua vascónica. Se trata de una pieza de 2.100 años con una palabra similar a “zorioneko” –afortunado– que revoluciona las investigaciones sobre el euskera y que supone el documento en una lengua de España más antiguo encontrado hasta la fecha. El Gobierno de Navarra ha presentado el hallazgo en el Palacio Zarra de Góngora. Es una pieza en bronce llamada “La mano de Irulegi”, en donde se puede leer la inscripción en lengua vascónica más antigua hasta la fecha. La pieza, que se realizó durante la Edad del Bronce medio, en un poblado que fue atacado por las tropas romanas, es la inscripción más antigua en una lengua de España.
Una de las mayores incógnitas a las que se han enfrentado arqueólogos y estudiosos de la materia ha sido la de si la mano fue realizada e inscrita en el propio lugar del hallazgo o si, por el contrario, fue una pieza importada. Sin embargo, el académico Joaquín Gorrochategui, que ha participado en la investigación y en la presentación del hallazgo, ha destacado que hay características bastante claras que confirman que la mano de Irulegi fue escrita en el mismo lugar en el que se encontró. Además, el hecho de que el material con el que se realizó la mano, el bronce, hace pensar también que la pieza es propia del lugar.
Otra cuestión que otorga todavía mayor importancia a la mano de Irulegi es el propio idioma en el que se realizaron las inscripciones. Un idioma que, según han apuntado los expertos en la presentación de la pieza, no tiene que ver con ninguno de carácter indoeuropeo o celtibérico. De esta manera, se estaría ante una pieza redactada en idioma vascón, aunque escrito con un sistema gráfico particular, con origen en el sistema ibérico nororiental, aunque adaptado a las grafías y fonemas de la zona vascona. Esto se ve, por ejemplo, en la primera palabra inscrita en la mano, que, según la interpretación llevada a cabo por Joaquín Gorrochategui, sería algo parecido a la palabra “zorioneko”. Actualmente, en euskera “zorioneko” significa afortunado.
La inscripción consta de cinco palabras (40 signos) distribuidas en cuatro líneas. El sistema gráfico empleado para escribir el texto pertenece al sistema ibérico, pero presenta algunas características que llevan a catalogarlo como un sistema específico del territorio vascón, según han apuntado los historiadores. Destaca el parecido entre la primera palabra –sorioneku- y el vocablo vasco zorioneko (de buena fortuna, de buen agüero). El resto de la inscripción no ha podido ser descifrado hasta el momento.
En consecuencia, “La mano de Irulegi” introduce novedades significativas en el mundo arqueológico y lingüístico. Por un lado, confirma la existencia de un sistema gráfico específico, derivado del signario Ibérico, llamado “signario vascónico”. Además, certifica el empleo de la lengua vascónica en el área geográfica en el que ha sido descubierta a inicios del siglo I a.C.; es decir, hace más de 2.000 años.
Según los investigadores, la inscripción representa el texto antiguo más extenso en lengua vascónica conocido hasta el momento. Junto con los testimonios de las monedas acuñadas en esta zona y otros epígrafes, cuya atribución es debatida -el mosaico de Andelo, el bronce de Aranguren y una inscripción sobre piedra de Olite-, muestra el uso de la escritura por parte de los antiguos vascones. El testimonio supone también una “singularidad” por lo que respecta a la tipología y morfología del soporte (una mano clavada con los dedos hacia abajo) y a la técnica inscriptórica empleada (punteado después de un esgrafiado).
Yacimiento de Irulegi
La mano ha sido ha sido encontrada en el yacimiento arqueológico del poblado situado en la cima del monte Irulegi, en las cercanías de Pamplona. Se trata de un asentamiento habitado, desde la Edad del Bronce medio tardío (entre los s. XV y XI a.C), hasta el primer tercio del s. I a.C. El lugar fue abandonado tras ser atacado por tropas romanas en el marco de las guerras sertorianas (años 83-73 a.C), un conflicto civil entre los romanos Quinto Sertorio y Lucio Cornelio Sila, en el que los pobladores autóctonos tomaron partido.
En concreto, la mano se ha hallado en la zona más exterior del antiguo poblado. Se trata de una zona abierta con una superficie de 370 m2, en la que han aparecido dos viviendas de unos 70 m2 y parte de la vía principal, de cuatro metros de anchura. Su excavación es de “singular importancia”, resaltan desde la Sociedad de Ciencias Aranzadi, dado que ofrece una imagen “congelada” de la época, ya que el poblado fue incendiado y los muros cayeron sobre las viviendas, sepultando, “pero también protegiendo”, lo que se encontraba en su interior. Ello ha permitido encontrar cerámica y objetos cotidianos en buen estado de conservación.
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